En el Valle de Traslasierra existe un destino que muchos viajeros describen como un hallazgo. Pequeño, pintoresco y rodeado de sierras, mantiene un aire tranquilo que lo distingue de otros pueblos turísticos de Córdoba.
Un clásico del Valle de Traslasierra, con ríos cristalinos, un museo único y callecitas que guardan más de dos siglos de historia.
En el Valle de Traslasierra existe un destino que muchos viajeros describen como un hallazgo. Pequeño, pintoresco y rodeado de sierras, mantiene un aire tranquilo que lo distingue de otros pueblos turísticos de Córdoba.
Allí, hay dos ríos que son realmente imperdibles. Uno de ellos, de aguas cálidas y poco profundas, es ideal para familias con niños. El otro, más bravo y rodeado de enormes piedras, forma ollas naturales que se transforman en paradas irresistibles para quienes buscan refrescarse después de una caminata.
Más allá del agua, el lugar invita a caminar, cabalgar o perderse en senderos serranos que van desde paseos cortos hasta desafíos como el ascenso al cerro Champaquí, el más alto de la provincia. También existe la posibilidad de recorrerlo a caballo, acompañado por baqueanos que conocen cada arroyo y cada rincón.
Se encuentra en el Valle de Traslasierra, a unos 160 kilómetros de la ciudad de Córdoba. Fundado hacia fines del siglo XVIII, es uno de los pueblos más antiguos de la región. Alrededor de la plaza principal aparecen construcciones típicas de adobe, viejos almacenes de ramos generales y una capilla que data de 1908. Este recorrido forma parte del circuito “Casas con historia”, una manera de conocer sus raíces.
Los ríos son el gran atractivo, con balnearios como Los Remansos y Las Tropas, perfectos para pasar el día entre cascadas, piletones y sombra de sauces.
En el costado cultural, el Museo Rocsen sorprende con su colección de más de 55.000 piezas que abarcan desde arqueología hasta tecnología moderna. También el Laberinto de Nono es un clásico, con juegos, confitería y una vista panorámica ideal para fotos.
Pero las opciones no terminan ahí. En los alrededores hay senderos como el Camino del Empedrado o el Sendero de la Juntura, muy buscados por quienes prefieren caminatas de baja dificultad. Los más entrenados suelen elegir la travesía al Champaquí, mientras que otros se animan a excursiones en bici de montaña por caminos rurales.
El pueblo también invita a recorrer ferias de artesanos, donde se venden tejidos, cerámicas y productos regionales como quesos de cabra, dulces caseros y licores serranos. Para quienes viajen con chicos, existen propuestas más lúdicas como paseos en sulky y granjas educativas.
La gastronomía local completa el plan: cabrito a la llama, empanadas fritas y trucha de arroyo son los imperdibles. Y como extra, varias casas de té ofrecen repostería serrana para la tarde, mientras que las bodegas artesanales de la zona proponen degustaciones de vinos y cervezas caseras.
El acceso más directo es por el Camino de las Altas Cumbres, que une la capital cordobesa con Traslasierra, hasta empalmar con la Ruta Provincial 14. Quienes prefieran el transporte público, hay colectivos de larga distancia que conectan Córdoba con Mina Clavero y Nono.