Es un pueblo cercano a Buenos Aires que nadie conocía y hoy puede ser ideal para una escapada

Casonas antiguas, gastronomía casera, naturaleza y silencio convierten a un destino en un destino perfecto para desconectar del ritmo urbano.

A pocos kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, existe un destino poco explorado que promete sorprender a quienes buscan tranquilidad. Se trata de Zapiola, un pequeño pueblo con calles de tierra, construcciones centenarias y una atmósfera rural que invita al descanso. Sin grandes multitudes ni ofertas turísticas tradicionales, este rincón del partido de Lobos se mantiene fiel a su identidad, conservando la calma de otro tiempo.

Rodeado de campo, Zapiola propone un ritmo diferente: caminatas entre árboles, recorridas en bicicleta o momentos de contemplación en una plaza cercada, donde los árboles brindan sombra y silencio. Todo está pensado, o más bien conservado, para que quien llegue, pueda frenar el tiempo por unas horas o por un día entero.

La historia del lugar se respira en cada esquina, desde la antigua estación de tren, aún activa, hasta su iglesia centenaria. La arquitectura de sus casas, los sabores de sus platos caseros y el contacto directo con la naturaleza hacen de este pueblo una opción sencilla pero muy valiosa para quienes desean salir de la rutina.

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El turismo rural gana terreno con propuestas como Zapiola, donde la calma y la historia son protagonistas.

El turismo rural gana terreno con propuestas como Zapiola, donde la calma y la historia son protagonistas.

Dónde queda Zapiola

Zapiola se encuentra en el partido de Lobos, a unos 100 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires. Fundado a fines del siglo XIX, nació en torno a su estación de tren y fue creciendo con un perfil netamente rural. Su paisaje, dominado por campos abiertos y caminos de tierra, lo convierte en un refugio ideal para quienes valoran la calma y la conexión con lo natural.

A pesar de su tamaño, el pueblo conserva una atmósfera cálida y hospitalaria. No hay estructuras modernas ni ruido urbano: solo árboles, casonas antiguas y la sensación constante de haber retrocedido en el tiempo.

Qué puedo hacer en Zapiola

Zapiola ofrece una variedad de propuestas simples pero gratificantes. El casco urbano puede recorrerse a pie o en bicicleta, y sus calles silenciosas son perfectas para explorar sin apuros. Las casas antiguas, con detalles originales del siglo XIX, atraen a quienes disfrutan de la observación o la fotografía.

Entre los lugares más destacados se encuentran la Capilla Inmaculada Concepción, de 1903, y la estación de tren, construida en 1871 y aún en funcionamiento. También es imperdible la Plaza Democracia Argentina, ideal para descansar a la sombra, compartir un pícnic o simplemente disfrutar del entorno cuidado. En su interior se halla un homenaje al Padre Rimoldi, que agrega un componente histórico al paseo.

La gastronomía local, por su parte, es una de las grandes sorpresas. Hay bodegones como El Rancho de Zapiola, donde se pueden degustar carnes a la parrilla y pastas caseras, y almacenes donde se ofrecen productos regionales como salamines, pan, dulces y quesos artesanales.

Cómo llegar a Zapiola

Llegar a Zapiola en auto es sencillo. Desde la Ciudad de Buenos Aires, se puede tomar la autopista Dellepiane, continuar por la Riccheri y luego seguir por la Ruta Nacional 205 en dirección a Cañuelas. Al alcanzar el kilómetro 34, un camino de tierra lleva directamente al pueblo.

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La antigua estación de tren, aún en funcionamiento, es uno de los íconos del lugar.

La antigua estación de tren, aún en funcionamiento, es uno de los íconos del lugar.

También se puede acceder mediante el Ramal Merlo–Lobos del Ferrocarril Sarmiento, ya que la estación de Zapiola sigue activa, lo que agrega una experiencia pintoresca al viaje.

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