Las consecuencias de las implacables medidas económicas del gobierno de Javier Milei contra el tejido productivo del país son desoladoras: entre diciembre de 2023 y junio de 2025 cerraron 16.322 empresas, a ritmo de 28 por día, y se perdieron 236.139 empleos formales, un promedio de 408 trabajadores diarios.
Las cifras surgen de un nuevo estudio del Grupo Atenas, titulado Glaciación productiva: radiografía federal de la crisis empresarial argentina (2023-2025), que plantea que "nunca antes, ni siquiera durante la pandemia, se había registrado una destrucción tan acelerada del entramado productivo".
Según el texto, "el proceso iniciado en diciembre de 2023 combinó ajuste fiscal, apertura importadora y contracción monetaria, configurando una glaciación productiva: un enfriamiento prolongado de la economía que destruye empresas, empleo y densidad federal". "El golpe se concentra en las pymes, que constituyen el corazón del empleo argentino, pero también alcanza a medianas y grandes firmas que ajustan plantillas para sobrevivir", añade.
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Industrias golpeadas y puestos de trabajo
En cuanto a los sectores más afectados, se cuentan la industria y la construcción. "La paralización de la obra pública y la caída de la inversión explican una contracción del 15% en la construcción, mientras que la utilización de la capacidad instalada cayó al 57%, el nivel más bajo desde la pandemia", expresaron desde Grupo Atenas, y destacaron el que el impacto es mayor en el centro y norte industrial del país.
Además, esta contracción productiva se traduce directamente en el deterioro del empleo formal: la desocupación alcanzó 7,4%, la subocupación 10,5%, y en el Gran Buenos Aires trepó a 9,8%, marcando el epicentro de la crisis laboral.
Los más golpeados son los jóvenes hasta 29 años, a la vez que crece la proporción de técnicos y profesionales entre los desocupados y aumenta el desempleo de larga duración, con dificultades para reinsertarse.
Crisis del federalismo productivo
El Grupo Atenas destacó en su estudio que "la glaciación productiva no solo tiene dimensión económica: es también una crisis política del federalismo productivo". "Las regiones periféricas —donde el Estado cumplía un rol contracíclico a través de la obra pública y el financiamiento— concentran ahora la recesión. Este proceso da lugar a una recentralización regresiva: el país pierde densidad productiva federal y la actividad se concentra en enclaves exportadores de bajo empleo y alto contenido primario", señala.
Esta desarticulación del entramado productivo , tanto horizontal como vertical, "rompe vínculos entre proveedores, productores y distribuidores, reduciendo la capacidad del sistema económico de reaccionar aun cuando la demanda mejore".
"El diagnóstico es inequívoco: la economía argentina se está desindustrializando y concentrando. Revertir esta dinámica exige una estrategia de reconstrucción productiva federal, con crédito accesible, inversión pública, infraestructura, innovación y articulación territorial. El desafío no es solo detener la caída, sino reconstruir un modelo nacional de desarrollo con empleo, industria y equidad", concluye el trabajo.