El árbitro Nicolás Lamolina reconoció que se equivocó al sancionar el penal que le dio a Quilmes la victoria por 1-0. "Es Anselmo el que golpea el cuerpo del arquero", admitió. Y, a pesar de las críticas, expuso sus deseos de hablar y "no esconderse".
Los árbitros deben decidir en cuestión de segundos la decisión a tomar, por eso, sin ayuda de la tecnología para corroborar la sanción, este tipo de sentencias pueden terminar en resultados irreversibles. "En la cancha vi una cosa en milésimas de segundo y en mi casa vi otra. Anselmo termina pateando a Miño. No pude dormir", manifestó triste el juez del partido tras haber visto nuevamente la jugada.
Lamolina, una vez finalizado el encuentro, debió ser escoltado por la Policía, mientras era increpado por jugadores y cuerpo técnico del equipo de Caballito. "Le pido disculpas a toda la gente de Ferro, el disgusto no me lo quita nadie", concluyó.
Con Ferro sin chances de ascender, el mano a mano por el último lugar en Primera lo dirimirán Quilmes y Barracas Central.