Muchos exfutbolistas, después de colgar los botines, han decidido experimentar en nuevas carreras que poco tienen que ver con el deporte que una vez los hizo felices, pero este caso es distinto. Este futbolista salido de las inferiores de Talleres de Córdoba tiene que ganarse el pan de cada día porque su vida dio un giro inesperado. Pese a que durante mucho tiempo no tuvo problemas económicos, hoy trabaja como remisero.
Esta es la historia de Héctor Ártico, quien hoy vive en su pueblo natal y se gana la vida arriba de un auto. El exdefensor jugó en grandes equipos como Talleres, institución en la cual debutó, Estudiantes y Vélez, e hizo una fortuna que le pidió comprar 7 departamentos en uno de los barrios más costosos de la Ciudad de Buenos Aires, pero la enfermedad de su padre y su separación lo dejaron sin nada.
Actualmente vive en Colonia Caroya y allí cumple sus funciones. Cuentan los pasajeros que viajaron con él que siempre sale una charla futbolera, ya sea contando alguna anécdota con las grandes figuras con las que compartió vestuario, como el "Beto" Alonso o el "Pato" Fillol, u opinando de los partidos del fin de semana en el fútbol argentino y en el resto del mundo.
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Héctor Ártico, de campeón con River en dos ocasiones a manejar un remis para ganarse la vida.
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Héctor Ártico, de ser campeón con River a ser remisero
Héctor fue uno de los jugadores preferidos de un emblema de River como lo es Ángel Labruna. El "Feo" lo conoció en Talleres, donde sacó el máximo potencial del defensor, y luego lo llevó al club de Núñez en una transferencia que tuvo números muy altos para la época. Allí, ambos ganarían un título con el "Millonario" cortando una larga sequía, la más larga de su historia, que fue de 18 años.
A Héctor le iba muy bien, y llevaba una vida sin grandes problemas económicos, hasta que de repente la vida lo golpeó de una manera dolorosa. Su padre se enfermó de cáncer y los tratamientos eran muy costosos. Para cubrir los gastos, de un tratamiento de tres años, Ártico tuvo que vender cuatro de los siete departamentos que tenía. Además, como si fuera poco, su expareja lo dejó abruptamente quedándose con los otros inmuebles que poseía en el barrio de Belgrano.
Hoy en día trabaja de lunes a lunes como remisero en su pueblo natal, Colonia Caroya, donde ha recuperado su felicidad con la tranquilidad de su pueblo y la alegría de la gente que charla con él durante los viajes de trabajo sobre su gran carrera, sus hazañas y sus trofeos jugando para uno de los equipos más grandes no solo del país sino del continente.