La Argentina atraviesa un fenómeno inédito: su parque automotor alcanzó un promedio de 14,3 años de antigüedad, según datos de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC). Nunca antes la edad de los autos había sido tan elevada. Hoy, casi el 60 % de los vehículos que circulan en el país tienen más de 10 años, lo que ubica al país entre los más rezagados de la región en materia de renovación de flota.
El récord histórico del parque automotor argentino refleja más que una estadística: evidencia la falta de crédito accesible, políticas de recambio y planificación industrial. La consecuencia es clara: más inseguridad vial, más contaminación y un mercado automotor que excluye a la mayoría. Revertir este fenómeno requerirá voluntad política y medidas concretas que, hasta ahora, la Argentina no logró sostener en el tiempo.
El envejecimiento del parque impacta de lleno en la seguridad vial, con autos viejos que carecen de elementos básicos de seguridad cómo airbags o el control de estabilidad, son más propensos a fallas mecánicas y en caso de un accidente, la protección estructural de un vehículo de más de 10 años es muy inferior a la de un 0 km. Para estabilizar la edad promedio de la flota, deberían venderse más de un millón de 0 km por año, pero para este año se esperan cómo mucho 700 mil 0 km patentados, un buen número con respecto a los últimos años, pero lejos del número necesario para revertir este asunto.
Posibles soluciones
Expertos de la industria plantean que no hay una única medida capaz de revertir la tendencia, sino un conjunto de políticas que incluyan algunos de estos temas: