El Titanic se hundió el 14 de abril de 1912, barco en el que iban más de 2000 personas a bordo y de las cuales solo sobrevivieron poco más de 700. A pesar de que pasaron 110 años, todavía se siguen conociendo historias y, en este caso, hay dos héroes argentinos que son recordados por su accionar en medio de la tragedia.
Se trata de Edgar Andrew, un cordobés de 19 años que murió en el hundimiento y Violeta Jessop, una mujer oriunda de Bahía Blanca que formaba parte de la tripulación, de la cual formaban parte solo 23 mujeres.
Violeta Jessop era moza de la sala VIP del barco, siendo una de las pocas sobrevivientes. En el medio del hundimiento, le dieron un bebé para que lo tuviera en sus brazos y se lo llevara, aunque fue finalmente rescatado por su madre. Años después, el mismo bebé convertido en hombre, la llamó para agradecerle por haberla salvado.
Edgar Andrew llegó de forma circunstancial al barco que solo solo navegó cuatro días antes de chocar con el iceberg. Él vivía en Reino Unido y tenía planeado viajar a Nueva York más adelante, pero por una huelga de carboneros, sus planes se adelantaron. Según trascendió, estaba en una mesa con una docente irlandesa, a quien le dio su chaleco salvavidas en cuanto inició el hundimiento. Luego se arrojó al mar y nunca se encontró su cuerpo.
Sí se encontraron algunas cartas años después que estaban en una valija, una de ellas con un mensaje premonitorio. Como se iba a encontrar con una mujer, escribió desde la bronca: "En estos momentos desearía que el Titanic estuviera sumergido en el fondo del océano".