Oasis: de Manchester al Britpop global

Desde la primera visita de Noel Gallagher a Buenos Aires en 1991 como asistente de Inspiral Carpets hasta los shows multitudinarios que Oasis ofreció en el Luna Park, el Campo de Polo y River, la historia entre la banda y la Argentina está marcada por hitos que explican una devoción única. Con la gira Live ’25, regresa al Monumental para reconectar con un público que fue testigo de su auge, su crisis y su legado.

El primer vínculo entre Noel Gallagher y la Argentina no fue el de una estrella del rock, sino el de un joven detrás del escenario. En diciembre de 1991, con apenas 18 años, Noel llegó a Buenos Aires como roadie de Inspiral Carpets, en plena eclosión de la movida de Manchester. La banda tocó en el estadio de River Plate, en el marco del Derby Rock Festival, mientras Noel vivía una experiencia que más tarde describiría como decisiva para su visión musical. Entre shows, los integrantes compartieron un asado en el conurbano bonaerense y hasta un partido de fútbol en la “tierra de Maradona”.

En ese contexto, nadie podía prever que seis años más tarde, Noel regresaría a ese mismo país liderando Oasis, una de las voces más potentes del britpop. Aquel 7 de diciembre de 1991 marcó el inicio de un vínculo que terminaría siendo mucho más que una gira de conciertos: sería una historia de admiración mutua, fidelidad y memoria colectiva.

Cuando Oasis se formó gran parte del mundo musical estaba dominado por el grunge norteamericano: guitarras pesadas, introspección oscura y un sentimiento de desesperanza. En ese ambiente, la propuesta de los Gallagher sonaba contraintuitiva: en lugar de mirar hacia adentro, planteaban melodías expansivas, coros luminosos y un sentido de pertenencia colectiva.

En 1994 lanzaron su álbum debut, Definitely Maybe, un trabajo que explotó como una declaración de principios: Live Forever, Cigarettes & Alcohol y Rock ’n’ Roll Star no solo sonaban como canciones de rock, sino como himnos generacionales. La actitud desinhibida y las letras que hablaban directa y honestamente sobre la juventud y las aspiraciones de la clase trabajadora convirtieron a Oasis en la voz de una generación. La banda ofrecía algo nuevo: un rock popular, emocional y comunitario que le hablaba tanto a los jóvenes británicos.

Solo un año más tarde, su segundo álbum, (What’s the Story) Morning Glory? (1995), llevaría su música aún más lejos. Con temas como “Wonderwall” y “Don’t Look Back in Anger”, Oasis dio ese salto hacia lo global sin sacrificar su identidad. La rivalidad con Blur, su gran competidor en ese momento, era una disputa simbólica: distintas maneras de entender la Inglaterra de los 90.

El hito más visible de esa era fue Knebworth ’96: dos noches, más de 250 mil personas reunidas exclusivamente por Oasis. Fue un momento fundacional, el punto donde dejaron de ser promesa para convertirse en fenómeno global.

En marzo de 1998, Oasis desembarcó por primera vez en Buenos Aires dentro de la gira de Be Here Now. Para ese entonces, la banda ya estaba en su apogeo artístico y comercial. En el Luna Park, se encontraron con un público argentino vibrante, entregado, capaz de cantar cada estribillo como si fuesen parte de una liturgia. Esa noche quedó grabada en la memoria local.

La visita incluyó una anécdota que se volvió parte del mito argentino: Noel y Liam coincidieron con Diego Maradona, un gesto que reforzó su estatura no solo como músicos sino como fenómenos culturales. Para muchos fans locales, esa imagen simbolizaba la unión entre la cultura del rock británico y la pasión porteña por sus ídolos.

Entre 1998 y 2001, Oasis vivió una etapa de repliegue creativo. Tras el auge de Be Here Now, la banda debió repensar su dirección artística. En 2001 volvieron al país para presentarse en el Hot Festival en el Campo Argentino de Polo: un retorno simbólico que mostraba que, pese a las dudas internas, los lazos con su público sudamericano seguían siendo fuertes. Durante esos años, la dinámica entre Noel y Liam Gallagher alimentó tanto su creatividad como sus crisis.

En marzo de 2006, Oasis regresó una vez más a Argentina, esta vez durante la gira Don’t Believe the Truth, que representó un regreso a un rock más directo, más visceral, casi como un ajuste de cuentas con su pasado épico.

En 2008 lanzaron Dig Out Your Soul, su séptimo álbum. En este trabajo, la banda exploró texturas más densas, influencias psicodélicas y un clima introspectivo que contrastaba fuertemente con la urgencia optimista de sus primeros discos. Musicalmente sofisticado, pero emocionalmente tenso, el disco reflejó una banda que ya no vivía solo para llenar estadios, sino para explorar su propia identidad creativa.

A pesar de mantener relevancia comercial, el desgaste interno era evidente. Las tensiones entre los hermanos Gallagher aumentaban, las cancelaciones se multiplicaban y la presión creativa se convertía en una carga.

El 3 de mayo de 2009, Oasis ofreció en Buenos Aires su último gran concierto antes de su ruptura definitiva, en el Estadio River Plate. Fue una noche emotiva, simbólica: su repertorio, la entrega del público, y el peso histórico del momento quedaron inscritos en la memoria local. Pocos meses después, en agosto, la banda se disolvió oficialmente tras un altercado backstage en París, poniendo fin a una era.

Tras años de proyectos solistas, tanto Noel como Liam anunciaron en 2025 la gira de reunión Live ’25, con dos shows confirmados en el Monumental. Para muchos, no es solo un reencuentro de la banda: es una reafirmación del vínculo profundo entre Oasis y su público argentino.

Ese público que supo cantar sus himnos una y otra vez ahora espera cantar de nuevo. En un mundo donde la música se consume en streaming y los ciclos se suceden vertiginosamente, llenar estadios vuelve a tener significado. Argentina, un país que presenció su auge, su crisis y su caída, se convierte otra vez en escenario de su reconexión.

Oasis ocupa un lugar privilegiado en el canon del rock mundial porque logró reactivar una tradición británica con una energía moderna. Recuperaron la herencia melódica de los Beatles y la fusionaron con el pulso urbano de Manchester para crear un sonido que era tanto nostálgico como urgente. Noel Gallagher, como compositor, puso al servicio de la masa himnos atemporales; Liam, como frontman, se convirtió en símbolo de rebeldía masiva.

Además, Oasis redefinió el concepto de éxito: fueron una banda masiva sin renunciar a su identidad de “chicos de Manchester”. Su legado trasciende sus discos: influyeron en el britpop, en el rock contemporáneo y en la forma en que las bandas pueden conectar con su audiencia globalmente sin perder su ethos.

Desde aquel primer contacto de Noel Gallagher con Buenos Aires como roadie hasta su regreso triunfal en 2025, la historia de Oasis y Argentina no es solo la de una banda y un país: es una narrativa simbólica de poder cultural y emocional. En cada visita, en cada canción, en cada himno, esa relación se reconstruyó, se reafirmó y se convirtió en legado.