La UCR se encamina a un escenario atomizado para las elecciones de medio término

El radicalismo encara el año electoral atravesado por contradicciones, denuncias cruzadas, diferencias parlamentarias y un vínculo con Javier Milei que dividió en dos al partido, con disputas de poder de fondo.

La Unión Cívica Radical (UCR) se dispone a enfrentar el año electoral en un escenario atomizado, que responde tanto a la dinámica de los comicios de medio término como a la fractura que provocó en el partido el gobierno de Javier Milei. Mientras el lado más dialoguista, encabezado por el presidente del bloque de la UCR, Rodrigo de Loredo, y el gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, se muestra más cercano a La Libertad Avanza (LLA); el ala más dura, conducida por el senador Martín Lousteau y el diputado Facundo Manes, plantea un límite hacia los libertarios, con el desafío de revitalizar el radicalismo.

"La UCR está muy desarticulada. Va a primar un enfoque territorial propio de las elecciones de medio término, potenciado por una falta de liderazgo que no le permite al radicalismo estar en ningún lugar”, reflexionan desde el entorno de un mandatario provincial a C5N.

Durante el 2024, el radicalismo estuvo atravesado por contradicciones, denuncias cruzadas, diferencias parlamentarias y un vínculo con el Gobierno nacional que dividió en dos al partido, con disputas de poder de fondo. Esto se vio plasmado en el quiebre en la Cámara de Diputados, donde el bloque más dialoguista quedó a cargo de De Loredo, mientras que el ala más dura formó el bloque “Democracia para Siempre", bajo la presidencia de Pablo Juliano.

El primer bloque renueva 14 de sus 20 bancas, mientras que el segundo pone en juego 9 de las 12, que incluye la de Facundo Manes. “Tiene presión para que se presente. Él lo está observando, pero obviamente quiere llevar una voz diferente, sembrar un camino diferente”, señalan fuentes cercanas.

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Los acuerdos o alianzas que cada sector impulse dependerán de cada distrito, donde algunos están más cercanos a Milei, mientras otros se ven abiertos a la posibilidad de construir un frente con otros espacios políticos, una división que quedará plasmada en términos geográficos y de conveniencia.

Cerca de un mandatario radical provincial remarcan que “el interior está más desarticulado y depende de los dirigentes provinciales, mientras que la construcción de un frente electoral corresponde más al AMBA”. Lo que sí está claro es que no regirá orden ni un parámetro en común para ordenar el escenario electoral.

“La elección de este año es distrital porque cada provincia tiene su propia dinámica, su propia realidad. Es difícil que haya un criterio universal, van a predominar las posturas provinciales y cada uno va a resolver el tema como le parezca”, explica un importante dirigente radical.

Esta discusión ya comenzó a darse de forma pública. En una reciente entrevista al diario La Nación, Cornejo no descartó llegar a una alianza con LLA: “Hoy no lo analizo, pero no lo descarto. Hay coincidencias como para ir juntos y hay algunas diferencias como para no hacerlo. Están abiertas las dos respuestas”.

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En el caso de la provincia de Buenos Aires, escenario de fuga de varios dirigentes del PRO hacia la LLA, el ala dura del radicalismo advierte sobre el acercamiento del presidente de la UCR bonaerense, Maximiliano Abad, hacia los libertarios, después del acto que encabezó hace algunas semanas en el club Quilmes de Mar del Plata, donde habló de “ser parte de una coalición con los sectores más dinámicos y transformadores” para “construir una sociedad con libertad, progreso e igualdad".

La ciudad de Buenos Aires genera interrogantes para todos los espacios, con una interna a cielo abierto entre el PRO y LLA, en donde el radicalismo anti Milei tiene claro que en aquel distrito “no va a estar donde esté La Libertad Avanza”. Allí, Lousteau mantiene un buen vínculo y un diálogo habitual con dirigentes de otros espacios que podrían confluir en un frente de centro.

A su turno, una parte del radicalismo que enfrenta a Milei considera que “los refritos como JxC están acabados”, e incluso detallan que hay radicales que miran con mejores ojos a Santoro que a Jorge Macri. “Tiene que haber dirigentes que construyan un camino diferente al de Milei. Hay que pensar en una renovación política”, subrayan.

La falta de orden y de definiciones responde a múltiples factores que incluye los desafíos y necesidades de los mandatarios provinciales, que influyen en las decisiones parlamentarias, así como las disputas de poder internas por encabezar los procesos de conducción. “El radicalismo hay que organizarlo de nuevo de abajo para arriba. Hay una cultura radical que sigue estando y para eso hay que organizarse políticamente”, sentencian.

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