“Todo pasa para después de las elecciones”. La frase, un lugar común devenido en profecía, le pertenece a un funcionario judicial de alto rango que así resumió la mecánica de los tribunales. Y advirtió que se vienen tiempos de movimientos bruscos en expedientes que duelen en lo más alto del poder. La misma idea, con distintos matices, quedó tatuada en las respuestas –siempre off the record– de abogados, investigadores y otros funcionarios: una letanía que se repite en los pasillos de Comodoro Py como un mantra.
Quien agitó las aguas en la víspera fue el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, que anunció su salida. Una noticia que no sorprendió a nadie, y menos a usted, fiel lector de esta columna. La duda ahora es quién ocupará su silla. El sector que responde a Santiago Caputo empuja al actual viceministro, Sebastián Amerio –a quien también postulan como candidato a procurador–, mientras otros apuestan por el exjuez federal, exministro macrista y actual intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro. Las chances del alcalde balneario crecerían si se fusionan los ministerios de Justicia y Seguridad. “Habrá que esperar, lo decidirá el presidente”, dicen en el gobierno a la vez que aclaran que quien más apuro tiene es quien quiere alejarse de la zona playas.
Uno de los últimos movimientos de Cúneo dejó claro que sus horas en el gobierno estaban contadas: fue la reunión con los fiscales federales de Capital, narrada hace una semana. “Parece que viven en Narnia”, le espetó uno de ellos cuando el ministro enumeraba los supuestos avances para implementar el sistema acusatorio en los tribunales de Comodoro Py, donde la conexión a internet todavía parece depender de la fuerza con la que sopla el viento en la calle, como si la justicia funcionara a puro milagro y voluntad divina.
De estos tribunales encallados en el barrio de Retiro, pronto saldrán novedades que impactarán en el tablero de ajedrez de la política. Casos sensibles, de esos que le quitan el sueño al poder, arrojarán novedades esta semana. A saber: