Miami es conocida por sus playas, el glamour de South Beach y la vida nocturna intensa, pero en uno de sus rincones más reservados se encuentra un enclave prácticamente inaccesible: Fisher Island. Esta isla, ubicada al sur de Miami Beach, es un refugio para celebridades y familias con fortunas millonarias que buscan privacidad en un lugar más que exclusivo.
Con un ingreso promedio por hogar de 2,5 millones de dólares, Fisher Island reúne a figuras de renombre internacional como Julia Roberts, Shakira, Tom Cruise y Britney Spears. Aunque se sabe que muchas celebridades viven en este lugar, la lista exacta de residentes es un misterio, lo que lleva a consolidar su fama como el código postal más exclusivo del país.
Más allá de sus mansiones, su puerto privado o sus instalaciones de lujo, lo que convierte a Fisher Island en un lugar único es su acceso restringido y su historia singular: una transformación que la separó físicamente del resto de la ciudad y la convirtió en territorio exclusivo de la élite.
Isla Fisher miami
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Así se creó Isla Fisher en Miami
Originalmente, Fisher Island era parte de Miami Beach, pero a principios del siglo XX todo cambió. En 1903, el gobierno estadounidense excavó un canal artificial entre ambas zonas, separándolas de manera definitiva y dando origen a lo que más tarde se transformaría en uno de los puntos más selectos de Florida. Décadas después, en 1980, comenzó la edificación de residencias de lujo destinadas a un público con alto poder adquisitivo.
Desde ese momento, la isla pasó por manos de distintas familias millonarias, manteniéndose como un entorno cerrado al que solo se accede mediante ferry autorizado o helicóptero. Esta exclusividad no solo se refleja en los accesos, sino también en el estilo de vida que ofrece, el cual incluye spa, campo de golf, canchas de tenis, piletas privadas, restaurantes exclusivos y un servicio de patrullaje permanente las 24 horas.
Isla Fisher miami
Business Insider
No cualquier persona puede convertirse en propietario en Fisher Island, ya que para lograrlo se debe no sólo comprar una vivienda, sino también se exige una membresía al club privado de la isla, con una tarifa inicial de 250.000 dólares y una cuota mensual que ronda los 20.000. Este sistema de acceso restringido, sumado a la oferta de servicios de primer nivel, consolida a la isla como uno de los lugares más inaccesibles y codiciados del país.