Las Salinas de Cáhuil son uno de los tesoros culturales mejor guardados de Chile, sorprendiendo a sus visitantes con sus coloridas piletas rectangulares de tonos rojizos y blancos que se extienden a orillas de la laguna homónima.
Además de ver de cerca el proceso de extracción de sal, los visitantes pueden disfrutar del espectacular entorno natural que rodea a estas piletas.
Las Salinas de Cáhuil son uno de los tesoros culturales mejor guardados de Chile, sorprendiendo a sus visitantes con sus coloridas piletas rectangulares de tonos rojizos y blancos que se extienden a orillas de la laguna homónima.
Este lugar emblemático, ubicado cerca de Pichilemu en la región de O'Higgins, guarda una técnica ancestral de extracción de sal que se remonta a tiempos precolombinos y que fue transmitida de generación en generación, convirtiéndose en patrimonio vivo de la cultura chilena.
La magia de este destino se encuentra en la posibilidad de presenciar un proceso artesanal único que inicia a fines de septiembre con el desbarre y culmina entre febrero y marzo con la salitrada o cosecha, cuando los salineros recogen el fruto de meses de trabajo.
Este conocimiento ancestral les valió a las aproximadamente 80 familias dedicadas a este oficio el reconocimiento como Tesoros Humanos Vivos por parte del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y la UNESCO en 2011, destacando además que la sal que se produce en este lugar cuenta con denominación de origen que la distingue como única en el mundo.
Además de ver de cerca el proceso de extracción de sal, los visitantes pueden disfrutar del espectacular entorno natural que rodea las salinas, incluyendo humedales donde viven diversas especies de aves como el cisne de coscoroba, el cisne de cuello negro, taguas, perritos y rayadores.
Esta parada obligada para quienes visitan Pichilemu ofrece una experiencia integral que mezcla cultura, tradición, naturaleza y gastronomía, permitiendo adquirir productos artesanales como la codiciada flor de sal o merkén condimentado, altamente valorados en el mundo gourmet.
Las Salinas de Cáhuil se encuentran ubicadas en el pintoresco poblado de Cáhuil, a tan solo 15 kilómetros de la famosa ciudad costera de Pichilemu, en la región de O'Higgins, en el centro de Chile.
Específicamente, estas impresionantes piletas salineras están emplazadas en la ribera de la laguna de Cáhuil, justo en el sector de la desembocadura del estero Nilahue, formando parte de lo que se conoce como la Ruta de la Sal que incluye las localidades de Pichilemu, Cáhuil, Barrancas, El Bronce, La Palmilla, La Villa y La Plaza.
Estas salinas, junto con las de Lo Valdivia, son de las pocas que aún subsisten en la costa central chilena, donde antiguamente existían numerosas instalaciones similares distribuidas entre las desembocaduras de los ríos Maipo y Mataquito.
Las opciones de actividades en las Salinas de Cáhuil son variadas y aptas para todos los visitantes:
Llegar a las Salinas de Cáhuil es muy fácil y rápido desde Pichilemu, lo que las convierte en una parada obligada para cualquier visitante de la zona. Desde la Plaza Central de Pichilemu, el trayecto en auto hacia las salinas es de apenas 2,4 kilómetros, un recorrido que toma aproximadamente 8 minutos. Los visitantes pueden seguir las señalizaciones hacia el poblado de Cáhuil o preguntar a los lugareños.
Una vez en el lugar, se recomienda estacionar en las áreas designadas y continuar la exploración a pie por los senderos habilitados para el público, lo que permite una mejor apreciación del paisaje y las instalaciones salineras.
Para quienes no cuentan con auto propio, existen servicios de transporte público desde Pichilemu hasta Cáhuil, así como tours organizados que incluyen guías locales para enriquecer la experiencia con información detallada sobre el proceso de extracción de sal y la historia cultural de la región.