Vacaciones en Brasil 2025: el destino de época que quedó en el tiempo y no permite el ingreso de autos

Este destino turístico no sólo cuenta con una arquitectura colonial muy atractiva, sino también con grandes paisajes y excelente gastronomía.

Paraty brilla como una joya colonial brasileña que invita a los visitantes a viajar en el tiempo, con su centro histórico de empedrados irregulares del siglo XVIII que llevan obligatoriamente a transitar a un paso lento y donde no se permite el ingreso de autos. Este encantador pueblo, junto con Olinda y Salvador de Bahía, conforma uno de los conjuntos arquitectónicos coloniales más importantes de Brasil, merecedor del reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad desde 2019.

Con una historia que se remonta a 1667, Paraty vivió épocas de prosperidad gracias a la producción de caña de azúcar y posteriormente como puerto de salida para el oro y piedras preciosas provenientes de Minas Gerais. Tras un período de olvido durante el siglo XIX, este destino fue redescubierto en los años 70, cuando la construcción de la autopista Santos-Río de Janeiro lo puso nuevamente en el mapa turístico, convirtiéndose en el escape favorito para paulistas, cariocas y turistas de diferentes partes del mundo.

El encanto de Paraty no solo se encuentra en su arquitectura colonial de casas blancas con puertas y ventanas coloridas, sino también en fenómenos naturales únicos como la inundación parcial de sus calles durante la luna llena, transformándola en una "Venecia tropical". Los visitantes pueden disfrutar de paseos en lancha hasta más de sesenta islas de la bahía, visitar alambiques tradicionales de cachaça, explorar las ruinas del Fuerte portugués con vistas panorámicas o simplemente pasear por sus calles históricas cargadas de misterio y belleza.

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Qué hay en Paraty

Paraty combina a la perfección historia colonial, naturaleza y una escena gastronómica muy especial que atrae a turistas conocedores. El pueblo conserva un ambiente auténtico donde el pasado se encuentra con experiencias contemporáneas de alta calidad.

  • Centro histórico con empedrado irregular del siglo XVIII donde no circulan autos
  • Conjunto arquitectónico colonial con casas blancas y puertas y ventanas de colores vibrantes
  • Misteriosos símbolos masónicos visibles en las paredes de edificios históricos
  • Iglesia Nuestra Señora De los Remedios, una de las construcciones más antiguas
  • Iglesia de Santa Rita (1772) con sus dos torres simétricas frente al muelle, ícono de la ciudad
  • Talleres de artistas reconocidos como el escultor Carlos Pollock
  • Restaurantes de alta cocina como Banana da Terra y Punto Divino
  • Bares especializados en coctelería de autor como Cana da Praça Cachaça Bar
  • Heladerías artesanales como Pistache
  • Alambiques tradicionales donde se produce cachaça artesanal
  • Más de sesenta islas en la bahía accesibles mediante paseos en lancha, velero y baleeira
  • Fenómeno único durante la luna llena cuando el agua invade el centro histórico
  • Ruinas del antiguo fuerte portugués con vistas panorámicas de toda la bahía
  • Río Perequé-Açú que bordea uno de los costados del casco histórico

Dónde queda Paraty

Paraty se encuentra ubicada a 261 kilómetros de Río de Janeiro, en la costa brasileña. Esta encantadora localidad colonial está estratégicamente situada entre el mar y las montañas, bordeada por el río Perequé-Açú en uno de los costados de su casco histórico.

La bahía de Paraty, con sus más de sesenta islas, algunas habitadas por pescadores y otras privadas con mansiones, forma parte del particular entorno natural de este destino histórico que fue redescubierto turísticamente tras la construcción de la autopista Santos-Río de Janeiro en la década de 1970.

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Cómo llegar a Paraty

Para llegar a Paraty desde Río de Janeiro, el trayecto más común es por ruta, recorriendo los 261 kilómetros que separan ambos destinos. La conexión mejoró significativamente desde la construcción de la autopista Santos-Río de Janeiro en los años 70, facilitando el acceso a este tesoro colonial.

Una vez en Paraty, es importante tener en cuenta que el centro histórico no permite el ingreso de autos, por lo que hay que estacionar en las zonas habilitadas fuera del casco antiguo. Los visitantes pueden atravesar el río Perequé-Açú mediante un puente peatonal para acceder a este punto turístico, donde el desplazamiento es exclusivamente a pie por sus características calles empedradas del siglo XVIII que invitan a un recorrido pausado y pensado para entregarse a la contemplación.

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