Para quienes hacen running, planificar la alimentación es tan importante como diseñar la rutina de entrenamiento. En particular, el almuerzo es una comida clave ya que se realiza a la mitad del día, por lo que afecta la recuperación tras la carrera de la mañana o la preparación para la de la tarde.
Los nutricionistas desaconsejan saltarse el almuerzo o reemplazarlo por un snack, como un yogur o una barra de cereal, porque no compensa el alto desgaste calórico de un runner, que puede consumir de 500 a 1.000 calorías en una sesión de una hora. Lo mejor es una comida a base de hidratos de carbono.
Si el entrenamiento es a la mañana, almorzar carbohidratos ayuda a recuperar el glucógeno post-entrenamiento; si la carrera es a la tarde, permite llegar con energía almacenada. Para complementar, la cena debería consistir principalmente en proteínas, que contribuyen a la recuperación muscular durante el sueño.
Comer después de entrenar, comida saludable
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Además, los expertos recomiendan comer algo al menos 30 minutos antes de salir a correr y nuevamente dentro de las dos horas posteriores al entrenamiento. Esto permitirá tener la energía suficiente, evitar los bajones de glucosa durante la carrera y prevenir las lesiones musculares.
Ensalada con hidratos de carbono
Podés armarla con los vegetales que prefieras, pero la clave es que tenga una base de carbohidratos: puede ser arroz, choclo, papa, batata, lentejas, o fideos fríos. También podés sumar atún o huevo duro. Como se digiere rápido y fácil, es ideal para los días en los que tenés entrenamientos de mediana a alta intensidad, ya sean series de velocidad, cambios de ritmo o cuestas.
Sándwich nutritivo
Esta opción está pensada para los días de entrenamiento suave, como regenerativos, rodajes cortos a medios o descansos activos. Elegí pan lactal blanco o integral, y armá el relleno con tomate, lechuga y una mezcla de zanahoria rallada, choclo, atún y queso blanco.