Mantener una presión arterial saludable es una de las principales preocupaciones de las personas que buscan cuidar su salud. La actividad física regular es una de las herramientas más recomendadas por los especialistas, ya que ayuda a controlar el peso, mejorar la circulación y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Sin embargo, recientes investigaciones demostraron que existe un ejercicio más eficaz que los tradicionales para reducir la presión arterial. Este hallazgo abre nuevas posibilidades para quienes buscan alternativas sencillas y seguras, sin necesidad de realizar rutinas intensas o asistir a un gimnasio.
Se trata de un ejercicio físico simple y accesible que puede practicarse en cualquier lugar y que, según los expertos, mejora la elasticidad de los vasos sanguíneos y favorece una mejor circulación. Su práctica diaria puede generar una diferencia significativa en el control de la hipertensión y en la salud general del corazón.
Cuál es el ejercicio físico que reduce la presión arterial
Un estudio realizado por la Universidad de Saskatchewan, en Canadá, y publicado en el Journal of Physical Activity and Health, demostró que los estiramientos pueden ser más efectivos que caminar para reducir la presión arterial elevada. Los investigadores concluyeron que, aunque caminar sigue siendo beneficioso, los estiramientos ayudan a disminuir la rigidez de las arterias, lo que facilita el flujo sanguíneo y reduce la presión.
Durante el estudio, se dividió a 40 adultos con hipertensión en dos grupos: uno realizó estiramientos durante 30 minutos al día, cinco veces por semana, y el otro caminó el mismo tiempo. Al cabo de dos meses, el grupo que realizó estiramientos mostró mayores reducciones en la presión arterial sistólica y diastólica, en comparación con quienes caminaron.
estiramiento lateral de torso
Según el investigador principal, Phil Chilibeck, muchas personas creen que estirar solo sirve para relajar los músculos, pero en realidad también afecta positivamente los vasos sanguíneos, haciéndolos más flexibles. Esto provoca una disminución de la presión arterial, al mejorar la capacidad del sistema circulatorio para transportar sangre con menor resistencia.
Los expertos aclaran que caminar y estirar no deben verse como prácticas excluyentes, sino complementarias. Caminar ayuda a reducir la grasa corporal y mejorar el metabolismo, mientras que los estiramientos contribuyen a regular la presión y reducir la rigidez arterial. Además, son ejercicios seguros, adaptables y fáciles de realizar, por lo que se pueden incorporar fácilmente a la rutina diaria o combinar con actividades como el yoga o el pilates para potenciar sus beneficios.