Javier Timerman, economista y analista financiero con cuatro décadas de experiencia en Wall Street, analizó el rumbo económico del Gobierno y cuestionó la contradicción del presidente Javier Milei respecto a los plazos. "Las cosas no se van a solucionar en un año y pico", subrayó, y remarcó que "Argentina no tiene tiempo para esperar las inversiones". Sin embargo, destacó un acuerdo generalizado entre analistas e inversores sobre la necesidad de que Argentina "acumular reservas" y "fortalecer la capacidad que tiene de hacerle frente a los compromisos".
En diálogo con Néstor Dib en C5N, el financista enfatizó este domingo que la inquietud por la escasez de dólares no se mira desde la perspectiva de que "venga alguien a ayudar, sino qué va a hacer la Argentina misma para que eso no ocurra". Para el mercado, la herramienta más clara para acumular reservas es hacer más competitivo el tipo de cambio. No obstante, "la intervención del Tesoro americano vendiendo dólares a ciertos niveles, una acción que seguramente fue coordinada con el el equipo económico, genera incertidumbre", ya que crea "más tensión" al sembrar dudas sobre una devaluación después de las elecciones.
Timerman subrayó la diferencia en cómo abordan los problemas económicos los financistas, como él, y los economistas tradicionales. Según explicó, los economistas a menudo conciben los planes económicos como algo lineal: "Mantengo equilibrio fiscal. Mejora todo, vienen las inversiones, se crea un círculo virtuoso donde a todo el mundo le va bien". Él sostiene que el problema es que esto no es "necesariamente tan lineal, porque todo eso lleva tiempo". Por el contrario, los financistas priorizan el tiempo político: "Nosotros miramos mucho cuánto tiempo tiene el Gobierno, cuánto el tiempo está dispuesto el el país a soportar una política que claramente te lleva a una situación de de recesión".
En este contexto, la política económica actual tiene un objetivo primordial: reducir la inflación. El economista señaló que esta política tan antiinflacionaria implica un trade-off inevitable, ilustrado con la analogía de que "vos no podés correr las dos gallinas al mismo tiempo y agarrarlas". El resultado de este enfoque como "único objetivo es bajar la inflación" es que "claramente vas a entrar en recesión y eso es lo que está pasando". Esta recesión es consecuencia directa de la disminución del gasto, las altas tasas de interés y el deterioro del desempeño empresarial.
Para revertir la situación, la generación de confianza debe ser estructural y no depender de flujos monetarios externos. Timerman afirmó que la única forma de generar esta confianza no son "los dólares de Trump, aunque eso haya ayuda", sino algún tipo de "consenso de políticas de políticas de Estado". Dado que el ciclo político argentino es "muy complicado" con elecciones cada dos años y discusiones constantes, los inversores "le exigen al gobierno" que genere vínculos en el Congreso y logre aprobar un presupuesto como señal de estabilidad futura.
El financista distinguió entre los flujos de dinero que llegan al país, provenientes del blanqueo o del Fondo, y una sensación real de prosperidad a largo plazo. Aunque los flujos existan, esto "no le genera a los inversores la sensación de que estructuralmente, Argentina va a camino a 10 años de prosperidad". La postura de los inversores ante esta situación es clara: "Bueno, hagan que pase lo que tiene que pasar". El programa del gobierno se basa en la expectativa de que si se mantiene la estabilidad y los acuerdos internacionales, "eventualmente las inversiones van a llegar" y la economía crecerá.
Sin embargo, el país carece del margen temporal y social necesario para que las políticas de estabilización funcionen correctamente. Debido a su historia y al hecho de que la gente ya está en "una base muy precaria", Argentina "no tiene el tiempo y no tiene la la contención social que hay en otros países donde este tipo de política funcionan". En la práctica, esto resulta en que "te quedás sin tiempo" antes de que las inversiones productivas (que requieren quedarse mucho tiempo) lleguen y consoliden el crecimiento.
En última instancia, el especialista criticó que el Gobierno yerra al aplicar modelos teóricos sin considerar la realidad sociopolítica. "La gente eventualmente prioriza su bienestar inmediato: todo muy bien con la teoría, pero yo necesito que me vaya bien a mí". Timerman sostuvo que "lo que el gobierno donde el gobierno falla es en creer que haciendo estas cosas de manual las inversiones van a llegar en tiempo y forma para que la Argentina crezca y claramente no está pasando". Esta dificultad se agrava porque el país carece de consensos básicos, lo cual es "tóxico para un país que está en la debilidad", evidenciando que el problema es estructural y no atribuible a un solo gobierno.