La intimidad de la previa del reencuentro de los campeones olímpicos

El primer día de los 12 héroes de Atenas tuvo mucha emoción, cargadas, anécdotas y recuerdos. Todos los detalles y los testimonios. Este sábado es el evento en Parque Roca.

“Yo salí hoy de la habitación del hotel y lo primero que pensé fue a qué hora entrenamos mañana…”. Así, con una pequeña perlita, Fabricio Oberto contó cómo en su reencuentro con sus “hermanos de camiseta” sintió lo mismo que cuando se concentraban el primer día para un torneo, aunque 20 años después. “Estamos sintiendo la misma emoción que cuándo nos juntábamos por primera vez después de mucho tiempo. Recuerdo que los entrenadores nos tenían que pedir que dejáramos de hablar y nos pusiéramos a entrenar de una vez”, completó Chapu Nocioni. Claro, en su caso, no pudo continuar porque enseguida llegó un chiste, por lo bajo, de unos de sus compañeros…

-A vos, Chapu, era a quien pedían que dejaras de hablar…

Todos estallaron de la risa porque, se sabe, el santafesino, además de ser un guerrero, era el que más hablaba del grupo. O el que más habla. “Chapu y Puma (por Montecchia) estuvieron infumables en el chat en estas últimas dos semanas”, pegó Rubén Wolkowyski, aquel pivote que hoy, a los 51 años, es uno de los dos que sigue en actividad -y profesional-, en este caso jugando junto a su hijo Tomás en el Salliver de Fuengirola de Málaga.

El aperitivo de lo que será este sábado el gran reencuentro de los campeones olímpicos en el Parque Roca, desde las 20.30 horas y con 15.000 entradas ya agotadas, tuvo de todo, pero especialmente mucho humor y emoción. Los 12 héroes de Atenas, más los integrantes del cuerpo técnico, se mostraron como lo que son, básicamente un grupo de amigos, en este caso muy talentosos que siempre pusieron por delante el éxito colectivo y pusieron sus mejores virtudes para lograr la mayor hazaña de la historia del deporte argentino.

Hoy, 20 años después, se volvieron a juntar todos. Por primera vez. Tuvieron encuentros, en grupos, pero nunca los 12. Y, en este caso, en nuestro país y para celebrar las dos décadas de este hito que marcó a tantos. Y en este regreso los vimos como lo que son, amigotes que juntos la pasan hermoso, como si fuera un viaje de egresados, donde sobran las cargadas, chistes, anécdotas e historias, más allá de ponerse al día sobre sus vidas, nuevos trabajos o deportes.

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Por eso no perdonaron a Carlos Delfino, el otro que sigue en actividad (a los 42 años juega en la segunda división italiana), cuando llegó cinco minutos tarde al encuentro con la prensa. “Tenés multa”, le gritaron, recordaron una de las reglas más duras que tenía Rubén Magnano, el maestro exigente que le sacó el máximo jugo a una camada impresionante de deportistas. Carlitos fue el apuntado cuando la pregunta, para todos, giró en torno a quién venía mejor para el partido de este sábado que incluirá a todo tipo de invitados.

Pero el santafesino también mencionó a su coterráneo, Walter Herrmann, quien vive entrenando y está muy bien físicamente. “Ojo que la Rubia fue MVP hace poco”, dijo Delfino seguramente en referencia a cuando, hace un año, el alero fue el mejor del Mundial de Maxibásquet se jugó en Mar del Plata. “Yo estoy intacto, los voy a cagar a goles”, tiró el Conde entre risas, aunque dejando claro lo bien que ve a todos. “Están así, tan bien todos físicamente, por la disciplina que cada uno mostró en su carrera y ahora en su vida. Están todos muy bien”, dijo, en serio, aunque desde atrás uno metió otro bocadillo de humor. “Salvo Leo”, en alusión a Gutiérrez, tal vez el que más kilos de más tenga de los 12.

Fabricio Oberto le siguió metiendo humor al momento. “Estábamos todos bien hasta que llegó Walter”, agregó, entre risas, hablando de la facha y de lo trabajado del físico de Herrmann. El cordobés, igual, fue uno de los tantos que se estuvo entrenando estos meses, de hecho subió videos a sus redes sociales. “Volvieron todos los dolores que son únicos del básquet, el ‘me duele la espalda’, ‘se me trabó acá’, el ‘donde están las pastillas que tomaba antes’”, precisó sonriente.

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Los 12 tienen hoy entre 42 y 53 años. El más joven es Delfino y el más veterano es Hugo Sconochini, quien volvió a entrenarse hace tres meses luego de casi 12 sin tocar una pelota. Es que, en 2012, Hugo descubrió el padel en Milán y no sólo jugó torneos sino que hizo cursos hasta recibir el título más importante de profesor en Italia, donde está radicado desde 1989. “Ponele subtítulos”, lo cargó el Puma Montecchia cuando el cañadense empezó a hablar con una tonada italiana y algunas palabras en ese idioma…

No fue al único que “castigó” el base, pieza determinante en aquel oro olímpico, sobre todo en la final ante Italia, con triplazos esenciales. “Gordo, te estás quedando pelado”, le dijo a Gaby Fernández cuando el pivote comenzó a hablar. El Leñador, como le decían por lo áspero que era, se defendió de las acusaciones y se puso a hablar de cómo el reencuentro los había motivado nuevamente para volver a tocar una pelota. “Por cómo somos todos disfrutamos de prepararnos para volver a jugar, aunque no seamos los mismos. Yo hace años que no tocaba una pelota, me tuve que comprar hasta zapatillas después de años. Sólo jugaba al tenis”, comentó.

“Por suerte Pepe me facilitó sus instalaciones (en referencia al Dow Center, el centro de alto rendimiento que tiene el otro base) y me entrenó un poco. Eso sí, estoy en una sola marcha”, informó el Puma. Justamente el otro base de aquel equipo, el pensante ex NBA, recibió la pregunta más profunda de todas. Le pidieron una reflexión, casi filosófica, de por qué este equipo era tan querido por la gente, si había sido un ejemplo como equipo, al tener talento, profesionalismo y disciplina, sin excesos, como otros argentinos. “A todos le preguntan boludeces y ahora quieren que yo me haga el inteligente. Qué se yo. Yo siento que estoy en una peli, no entiendo que estoy haciendo acá… Creo que lo más importante es que, 20 años después, el grupo está acá, intacto, cagándose de risa, celebrando una amistad, mucho más que un hito deportivo”, analizó el cerebro de la GD.

Ginóbili y Scola tuvieron un perfil subterráneo, demostrando la famosa humildad de los grandes. Fueron los dos que menos hablaron. “Estamos muy felices, con mucho entusiasmo. Es muy poco que nunca antes hayamos estado juntos, desde aquella noche en Atenas hace 20 años. Veremos qué podemos dar mañana, será una incógnita”, dijo sobre el partido que los tendrá enfrentados (a los 12) durante el primer cuarto y luego se sumarán invitados, otros basquetbolistas, artistas, streamers, hijos y hasta deportistas olímpicos de otras disciplinas.

Todavía ellos no pueden creer lo que generó este evento, que en principio no iba a tener un partido sino que sólo sería un momento para reencontrarse. “Personalmente fue un gran sorpresa que las entradas se agotaran en tan pocas horas. No pensé que habría este interés por vernos hoy. Yo, por ejemplo, no pagaría por verme hoy”, tiró Luifa, el capitán eterno, con una sonrisa. “Muchos se preguntaban o decían en nuestro chat quién quería vernos o comprar una entrada, y yo les decía, al haber pasado casi toda mi carrera en el país, que la gente iba a querer disfrutar con nosotros. Yo pude disfrutar del cariño y del respeto en mis años jugando acá y no tenía dudas de que la gente respondería”, agregó Leo Gutiérrez, el jugador récord de la Liga Nacional en partidos, puntos y títulos (10).

“Estuve en contacto con la gente en estos días en los que llegué antes al país y noté la alegría y la ansiedad por volvernos a ver. Me pasó lo mismo: estuve tachando los días hasta hoy, para volver a estar con ellos, y vivir este momento”, contó el Colorado Wolkowyski. “Estoy muy ansioso y emocionado. No veo la hora de compartir otra vez una cancha con ellos”, reveló Sconochini, visiblemente emocionado.

Algo parecido se le notó a Magnano, el orfebre de este equipo. “Fue fuerte entrar al hotel y verlos otra vez juntos, sentados en una mesa, charlando, 20 años después, como en aquellos tiempos. Fue como volver a ver viejas imágenes. Un momento que me acarició el alma. Ojalá mañana todos podamos disfrutarlo con la gente, va a ser un momento único”, comentó.

También les tocó el turno a los asistentes, esenciales en la planificación de partidos y el estudio de los rivales olímpicos. Y ambos extendieron el agradecimiento a otros miembros del staff que estaban fuera de esencia (el médico Horacio Pila, el PF Mario Mouche y el kinesiólogo Borgatello). Fue los nombres que hizo Fernando Duró justo cuando visualizó a Leandro Palladino entre los presentes. El Torito estuvo en el equipo dos años antes, cuando el seleccionado fue subcampeón mundial, luego perdió su puesto con Herrmann. Enrique Tolcachier sumó a Lucas Victoriano, tercer base en Indianápolis 2002, también a Julio Lamas y Sergio Hernández, los entrenadores que también hicieron grande al seleccionado, y a los jugadores que vinieron después del campeón olímpico y ayudaron a mantener al básquet argentino en la elite por al menos una década más.

En el final todos se prestaron a un juego, qué haría sido cada uno de no haberse dedicado a ser basquetbolista profesional, y así siguieron las cargadas y humoradas que caracterizan a este grupo tan especial de amigos que tocó el cielo con las manos y este sábado tendrá su merecido homenaje delante de los hinchas que tanto los quieren.

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