Miles de hinchas, fanáticos y compañeros despidieron los restos de Juan Izquierdo, el jugador uruguayo que falleció a sus 27 años en Brasil, tras haber sufrido una arritmia cardíaca en pleno partido entre Nacional de Uruguay y San Pablo por Copa Libertadores el jueves pasado y pelear por su vida durante cinco días en la ciudad paulista.
El velatorio, que comenzó por mañana, duró varias horas en el Salón Cristal de la sede del club Nacional. Las filas de fanáticos de Nacional y Peñarol, los dos clubes más grandes del fútbol charrúa, y otros equipos del fútbol uruguayo se acercaron al club para despedir al defensor de 27 años. El ataúd con los restos del jugador salió de la sede en medio de un estruendoso aplauso de parte de todos los presentes.
La familia del central uruguayo estuvo presente junto al féretro, con los compañeros de Nacional, con el capitán Diego Polenta como líder del plantel. Además, la sorpresa la dieron los jugadores de San Pablo, equipo que jugó el partido fatídico en el que se desplomó Izquierdo, que se hicieron presente en Uruguay. Jonathan Calleri, Michel Araújo y Rafinha viajaron en un vuelo privado para presenciar el último adiós.
A ellos se le sumaron otros futbolistas como Wellington Rato y Giulano Galoppo, más Harry Massis, vicepresidente del club paulista. Todos habían jugado anoche frente a Atlético Mineiro por la Copa Brasil, con un sentido homenaje en sus camisetas, previo al duelo por cuartos de final.
“Estoy destruido y estoy dolido pero ni por asomo puedo ponerme en la piel de la familia de Juan. Hoy lo que más me preocupa es la familia Izquierdo. Nosotros vamos a salir a adelante todos, dolidos por esto, pero la familia del jugador es lo que más me importa hoy”, expresó el presidente de Nacional, Alejandro Balbi.
Por el fallecimiento de Izquierdo, Nacional decretó cinco días de duelo con banderas a media asta y solo servicios básicos activos. Desde la FIFA, el presidente Gianni Infantino también mostró su dolor, mientras que la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) declaró tres días de duelo.