Se trata de una santo quien no tuvo una vida agradable, fue rechazado por su propia madre y despreciado por los habitantes del pueblo en donde nació. Sin embargo, su vida cambió y fue protagonista de vario milagros y acontecimientos sobrenaturales nunca entes vistos.
San José de Cubertino, el santo que se celebra este miércoles 18 de septiembre.
El Santoral Católico se compone por fechas de suma importancia para la Iglesia Católica y se trata de un periodo en el que se le rinde un homenaje a diferentes personalidades que fueron beatificadas o santificadas. En total hay unos 7 mil personajes históricos documentados en el Martirologio Romano -un documento que nombra a aquellos que son reconocidos por la iglesia- y en esta ocasión conoceremos a quién se celebra este 18 de septiembre.
Cada uno de los santos que tuvieron a lo largo de su vida una elevada ética y moral, motivos más que suficiente para que muchos de ellos sean canonizados o beatificados y formar parte del santoral. Conocé a quién le corresponde este 18 de septiembre.
Este 17 de septiembre se celebra a San José de Cupertino quien fue considerado un inútil, tuvo que vivir en la miseria pero su vida está llena de curaciones y milagros.
San José nació en 1603 en el pueblo de Cupertino en el seno de una familia totalmente pobre. Él nació en un pobre cobertizo que estaba pegado a la casa la cuál tuvieron que abandonar porque su padre, un humilde carpintero, no pudo pagarla y se la embargaron.
San José de Cupertino perdió a su padre de muy chico y su madre, ante la extrema pobreza en la que se encontraban, trataba muy mal a su hijo generándole ciertas consecuencias como el haber crecido de manera débil y un tanto distraído. Se olvidaba de comer o incluso paseaba por las calles de su barrio con la boca abierta mirando al resto de la gente con la cara triste. Debido a esto, le pusieron de sobrenombre "Boquiabierta" pero además, lo despreciaban.
Con apenas 17 años pidió ser admitido de franciscano pero fue rechazado. También pidió que lo recibieran en los capuchinos y fue aceptado como hermano lego, aunque, luego de 8 meses fue expulsado porque era demasiado distraído: se le caían los platos cuando los llevaba al comedor, se le olvidaban los oficios que tenía que hacer, entre otros.
Como no tenía a donde ir, José se refugió en la casa de un familiar suyo que era rico. Sin embargo, poco tiempo pudo hospedarse allí porque fue echado. A partir de ahí se vio obligado a estar en la miseria y su madre ni siquiera tuvo al menos un poco de empatía para que regrese a su hogar por inútil. Además, ella le pidió a un franciscano pariente que lo recibieran en un convento como mandadero.
Luego de esto, su vida cambió por completo porque allí lo recibieron con los brazos abiertos y lo pusieron a trabajar en el establo. Ese fue un espacio en donde se desempeño con total destreza, además, con su humildad y su amabilidad, con su espíritu de penitencia y su amor por la oración, se fue ganando la estimación y el aprecio de los religiosos hasta lograr, en 1625, por votación unánime ser admitido como religioso franciscano.
Tiempo más tarde lo pusieron a estudiar para prepararse al sacerdocio, sin embargo, cuando se presentaba a los exámenes no era capaz de responder porque se trababa. A pesar de esto, el destino le jugó a favor en una de las últimas evaluaciones porque a pesar de estar muy asustado, el jefe de examinadores dijo que abriría el evangelio y la primera frase que apareciera sería la que él explicaría. La frase que le tocó fue: "Bendito el fruto de tu vientre Jesús", la cuál era la única que podía explicar.
Ya en 1628 fue ordenado sacerdote y se dedicó a tratar de ganar almas por medio de la oración y de la penitencia. Al no contar con cualidades especiales para predicar, las suplía ofreciendo penitencias enormes y muchas oraciones por los pecadores. Tampoco comía carne ni bebía ningún tipo de licor y ayunaba a pan y agua durante muchos días.
Lo más curioso de San José de Cupertino es que desde que fue ordenado sacerdote, su vida estuvo llena de curaciones milagrosas y sucesos sobrenaturales de un grado poca veces vista. Al mismo tiempo, los animales sentían por él un cariño especial ya que cuando pasaba por un campo y rezaba, las ovejas se iban reuniendo alrededor de su cabeza y lo acompañaban por varios metros.
San José de Cupertino vivía en éxtasis muchas veces y vale remarcar que para la Iglesia Católica es un estado de elevación del alma hacia lo sobrenatural. Esta sensación la atravesaba varias ocasiones y el más famoso fue cuando diez obreros deseaban llevar una pesada cruz a una alta montaña y no lo lograban. José se elevó por los aires con cruz y todo y la llevó hasta la cima del monte.
Al ser tan raro estos sucesos, los superiores le prohibieron celebrar misa en público, ir a rezar en comunidad con los demás religiosos y asistir al comedor cuando estaban los otros. Además, no podía concurrir a las procesiones u otras reuniones públicas de devoción.Cuando estaba en éxtasis lo pinchaban con agujas, le daban golpes con palos y hasta le acercaban a sus dedos velas encendidas y no sentía nada. Lo único que lo hacía volver en sí, era oír la voz de su superior que lo llamaba a que fuera a cumplir con sus deberes. Cuando regresaba de sus éxtasis pedía perdón a sus compañeros.
El día de la Asunción de la Virgen en el año 1663, un mes antes de su muerte, celebró su última misa. Y estando celebrando quedó suspendido por los aires como si estuviera con el mismo Dios en el cielo. Muchos testigos presenciaron este suceso.
Además de San José de Cupertino, este 18 de septiembre se celebran los siguientes santos:
Santoral católico:
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