El capo narco Miguel Ángel "Mameluco" Villalba y su hijo Iván Gabriel Villalba, apodado "El Salvaje", serán sometidos a juicio oral por liderar desde la cárcel la banda a la que se le adjudica la comercialización de cocaína adulterada en los partidos bonaerenses de San Martín, Tres de Febrero y Hurlingham, en febrero del 2022.
Además, irán a juicio otras 18 personas, que supuestamente integran la organización narco, aunque a ninguna se les imputó las 24 muertes que sucedieron el año pasado, causadas por el consumo de cocaína adulterada con carfentanilo, que es 10 mil veces más potente que el fentanilo y la heroína.
La decisión fue impulsada por el Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional 2 de San Martín, Alicia Vence, luego de que el fiscal Paul Starc dio por culminada la instrucción de la causa, que ya fue sorteada y remitida al Tribunal Oral en lo Criminal Federal 5, pero queda definir la fecha del comienzo del debate.
De acuerdo a la información de Télam, el delito que se les imputa a "Mameluco" y su hijo Iván Gabriel "El Salvaje" Villalba es el de "organización y financiación de una banda de más de tres personas conformada para la comercialización de estupefaciente, en concurso real con el de tenencia ilegítima de armas de guerra".
Los otros restantes fueron señalados por los delitos de "comercialización de estupefacientes, agravado por hacerlo en forma organizada entre todos ellos".
El fiscal federal Starc, sostuvo que los Villalba "dirigían una organización narco criminal" que comercializaba drogas en diferentes búnkers de los barrios "18 de septiembre" de Billinghurst, donde funcionaba el centro logístico de la banda, "Villa Sarmiento, Costa Esperanza, Libertador, Lanzone, El Gaucho y Barrio UTA".
Mameluco y su hijo "El Salvaje", están alojados en la Unidad 6 de Rawson del Servicio Penitenciario Federal (SPF) y en la Unidad 35 de Magdalena del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) respectivamente, donde lograban articular la banda a partir de llamados telefónicos.
Pr otra parte, el fiscal federal explicó que en los mencionados barrios bonaerenses, la organización tenía puestos de venta conformados por "bolseros" (vendedores de droga), "fierreros" (encargados de vigilar con armas los búnkers) y satélites (que tienen como función alertar a quienes venden el estupefaciente en caso del arribo de una fuerza policial)
En ese sentido, los investigadores compararon a la organización con una "empresa" ya que contaba con "cuadros intermedios" encargados de la gestión general, la contabilidad, la recolección de la recaudación mediante "vales", el armado de los envoltorios en los que se comercializaba el estupefaciente, el guardado de las armas de fuego y de los lugares de fraccionamiento de la droga.