La Nena de Argentina nació en Quilmes, en una casa donde la música sonaba más como una forma de juego que como un plan a futuro. Esa familiaridad con el escenario explica su soltura temprana frente a cámara: antes de ser cantante fue parte del ecosistema YouTube, donde entrenó algo que después sería clave en su proyecto artístico: ritmo narrativo, timing y una relación descontracturada con la audiencia. Su video viral con una afeitadora, un blooper convertido en marca registrada, funcionó como introducción involuntaria a un público masivo. Lo que vino después sí fue una decisión: abrir un canal, sostenerlo y usarlo como plataforma creativa.
Ese entrenamiento desembocó en un movimiento que cambió su eje: el Roast Yourself, un formato nacido para el humor que ella convirtió en disparo inicial de su carrera musical. Ahí aparece 222, su primer EP, donde deja ver influencias de trap, R&B y un modo de escribir confesional que después definiría gran parte de su obra. La alianza con Big One y FMK empieza acá y se consolida con High, la canción que la terminó proyectando en plena pandemia. El remix con Lola Índigo y Tini no solo la instaló como figura pop; la ubicó en el radar latino, donde los feats todavía eran el motor de expansión del género.
A partir de ese punto, Becerra entra en la dinámica que moldeó a toda una generación de artistas argentinos: colaborar, cruzar escenas y solidificar una identidad que no se basaba en pertenecer a un solo género. Con Rusher, Khea, Duki y Cazzu arma la etapa más urbana de su discografía: Animal, el single con Cazzu, se convierte en carta de presentación de su primer álbum. Animal (2021) trabaja sobre el pulso del pop urbano pero con una producción pensada para escenarios más grandes: melodías más abiertas, feats estratégicos y un imaginario visual que ya insinuaba que su proyecto era escalable.
La internacionalización llega de la mano de J Balvin. Qué Más Pues? redefine sus números y su alcance: es una canción construida para el mercado global, pero con giros melódicos que siguen siendo marca argentina. Ese combo la lleva después a grabar con Becky G, Camila Cabello, Mau y Ricky y más tarde a una franquicia que no suele convocar artistas jóvenes del Cono Sur: el soundtrack de Rápidos y Furiosos 10 con Te Cura. Para muchos fue su carta de presentación global; para ella, un síntoma de que su voz ya sonaba más allá del circuito latino.
La Nena de Argentina consolida lo que ya venía insinuando: un pop urbano con identidad local. Automático confirma su capacidad de hacer hits que funcionan en clubes, radios y charts. Y cuando el camino podría haber seguido por lo seguro, Becerra gira hacia otro territorio: la cumbia. En Adiós con Ráfaga y El amor de tu vida con Los Ángeles Azules incursiona en la cumbia mostrando su versatilidad en un género que más adelante explotaría al máximo.
El verdadero punto de inflexión llega con Corazón Vacío, donde aparece otra dupla clave: Xross, productor y amigo. La canción abre un clima distinto, una energía menos inmediata pero más intensa. Es el preludio de una etapa conceptual. Y ese clima se solidifica cuando anuncia River: un estadio asociado históricamente a figuras globales. La propuesta no fue solo llenar un lugar icónico; fue inscribirse en un linaje que excede la música urbana y conversa con el pop como fenómeno masivo.
Mientras su exposición crece, también crecen las tensiones alrededor de su figura. En 2024, Primer Aviso e marca una discusión pública sobre el rol de la industria y la presión sobre las mujeres artistas. La colaboración con Ivy Queen es una lectura histórica, un puente hacia el origen del reggaetón que al mismo tiempo señala quiénes fueron las que abrieron la puerta. Imán, en contraste, mira al exterior: es un track pensado para rotar globalmente, con una producción más limpia, menos áspera, que anticipa el clima de Quimera.
En paralelo, vive uno de los momentos más complejos de su vida personal: la pérdida de dos embarazos junto a Rei. Becerra decidió contarlo cuando estuvo lista, marcando un límite sano entre su vida privada y el consumo público de sus emociones. Ese duelo no define su música, pero sí enmarca una transformación evidente.
Quimera es el resultado de ese proceso. Es su trabajo más ambicioso, el primero que plantea una narrativa múltiple y un universo conceptual propio. Los cuatro alter egos , Maite, Jojo, Shanina y Gladys, son dispositivos estilísticos que abren géneros, climas y modos de escritura. En el centro, la compositora que diseña un álbum donde conviven pop, R&B, urbano, salsa, dembow y texturas experimentales de la mano de su amigo y productor XROSS.
La siguiente jugada vuelve a correr los límites: Dos Rivers 360 para presentar Quimera en vivo. No replica el modelo anterior, sino reformular la experiencia. La puesta en 360° inaugura un formato histórico para el Monumental: un concierto inmersivo que piensa el show como espectáculo total.
María Becerra llega a esa instancia con una carrera breve en años pero intensa en metamorfosis y será el inicio de una nueva etapa a sus cortos 25 años-