Desde que apareció en la pantalla chica a comienzos de los 90, Leonardo DiCaprio llamó la atención por su cara angelical y sonrisa magnética. Su primera etapa lo mostró como el clásico “galancito de Hollywood”: rubio, de rasgos delicados y con un look que lo convirtió rápidamente en ídolo adolescente.
No es casual que su papel en Titanic (1997) lo catapultara al estrellato, con una imagen fresca y un aire romántico que marcó a toda una generación.
Con el paso de los años, el actor dejó atrás esa estampa juvenil. En títulos como Gangs of New York (2002) o The Departed (2006), su presencia cambió. Su mandíbula más marcada y su cuerpo con algo más de volumen lo hicieron ver distinto, mucho más cercano a la idea de “hombre adulto” que a la de chico encantador. El flequillo de sus primeros tiempos ya era historia y dio lugar a peinados más sobrios, trajes ajustados y un estilo acorde con su nueva etapa en Hollywood.
En la última década, su transformación fue aún más visible. En The Wolf of Wall Street (2013) se mostró con un físico más relleno, mientras que en The Revenant (2015) sorprendió con barba desprolija y una apariencia desgastada.
Hoy, a sus 50 años, los cambios son evidentes: arrugas más marcadas, cabello con entradas y un cuerpo menos atlético. Lejos de ocultarlo, DiCaprio transita esa madurez con naturalidad. El famoso “dad bod” del que tanto se habló en redes es parte de su presente, aunque su magnetismo frente a cámara sigue intacto.
El único personaje homosexual que interpretó DiCaprio en su carrera
A pesar de su extensa filmografía, solo una vez Leonardo DiCaprio dio vida a un personaje homosexual. Fue en Total Eclipse (Vidas al límite, 1995), dirigida por Agnieszka Holland, donde encarnó al poeta francés Arthur Rimbaud. Allí compartió elenco con David Thewlis, quien interpretó a Paul Verlaine, en una historia que retrata la turbulenta relación entre ambos escritores simbolistas.
El film, basado en cartas y poemas, se centra en la intensidad del vínculo entre los dos artistas: pasión, rebeldía, conflictos y episodios de violencia que marcaron la relación. En una de las escenas más comentadas de la época, DiCaprio protagonizó su primer beso en pantalla con un hombre, lo que generó sorpresa en el público que aún lo asociaba con papeles adolescentes o románticos.
La película no tuvo gran éxito comercial, pero se convirtió en una rareza dentro de la carrera del actor. DiCaprio, con apenas 21 años, mostró una audacia poco común para su edad, aceptando un papel complejo y controvertido. Fue la única vez que se alejó de los personajes heterosexuales que lo consolidaron en Hollywood, un gesto que, mirado en retrospectiva, revela la versatilidad que lo acompañaría en el futuro.
Más allá de ese paréntesis, DiCaprio eligió construir su trayectoria en torno a roles de enorme peso dramático, donde el paso del tiempo y los cambios físicos jugaron un papel tan importante como su talento frente a cámara. Hoy, al mirar hacia atrás, su evolución deja claro que ya no es aquel joven de rostro aniñado, pero sigue siendo uno de los nombres más fuertes de la industria cinematográfica.