La bailarina Adabel Guerrero comentó los duros comienzos en su carrera de danza clásica, vocación que la acompaña desde los 8 años, pero que tuvo un quiebre cuando pasó de niña a adolescente: "Mi cuerpo a mi me mortificó muchos años".
La bailarina Adabel Guerrero comentó los duros comienzos en su carrera de danza clásica, vocación que la acompaña desde los 8 años, pero que tuvo un quiebre cuando pasó de niña a adolescente: "Mi cuerpo a mi me mortificó muchos años".
En el programa El Diario De Mariana en América, la vedette reveló sus inicios como bailarina: "Mi sueño siempre fue lo clásico, era mi sueño", "Yo soñaba con ser la mejor bailarina del Teatro Colón, bailar el Lago de los Cisnes y La Sílfide" y remarcó: "Cuando me desarrollé y me empezaron a crecer las curvas de mujer a mi me volvían loca con que estaba gorda".
La ahora coach ontológica reveló cuál era la dinámica en el Teatro Colón para tener el "fisic du role" de una bailarina clásica: "Tuve muchas amigas que si entraron al Colón y las pesaban y las medían todas las semanas y cuando no tenés ese cuerpo delgado empezás a tener trastornos de la alimentación".
Entre los padecimientos que contó la artista de la obra de teatro Sex, de Jiosé María Muscari, confesó que sufrió bulimia y anorexia porque "trataba de no comer en todo el día". En este sentido, resaltó que "hasta los 8 años estaba todo perfecto, pero a los 12 o 13 empecé a tener más forma, y mis piernas más redondas"
La actriz describió que a los 15 años tenía 15 kilos menos de los que tiene ahora y con la misma altura y aseguró: "Estaba obsesionada con ser bailarina clásica y si no adelgazaba no me daban los roles".
El punto de inflexión en sus sacrificios contra las exigencias del ballet llegó cuando un bailarín la tuvo que levantar y le puso "mala cara" por tener que hacer fuerza para elevarla en un paso de baile. En ese momento se fue a buscar su bolso y "nunca más volvió".
Así, estuvo alejada del baile por un año pero finalmente volvió a intentarlo ya en el rubro de la comedia, con el que debutó en el año 2009 protagonizando la comedia Doña Flor y sus Dos Maridos en Buenos Aires junto a Norma Pons.
A pesar de esto, entendió que "es una cuestión visual para que a la bailarina se la debe ser liviana, etérea, estilizada", y es por eso que está planificando una escuela para guiar a los futuros artistas para que no padezcan lo que ella vivió.
La bailarina reveló que a partir de las dificultades que tuvo en sus comienzos con la danza, y la poca aceptación que tuvo su cuerpo en el baile clásico, y los trastornos alimentarios, encaró un proyecto llamado ALAS (Academia Latinoamericana de Artistas Singulares".
La apertura de la escuela busca acompañar a los futuros artistas para que no les pase lo mismo que a ella, y porque muchos le dicen que llegó "por el cuerpo que tiene".
En este sentido, la mediática publicó un posteo en sus redes sociales, donde destacó: “Hace exactamente 30 años comencé con mi carrera artística, sin imaginar jamás que llegaría hasta donde estoy hoy" y agregó: “Voy a resumirte 30 años en 3 minutos para que no cometas los mismos errores y logres crecer en tu carrera artística”.