¿Un partido de chicos arreglado? El video del nuevo papelón que sacude al básquet argentino

El Tribunal de Disciplina de la CAB abrió una investigación por un final bochornoso que definió un boleto al cuadrangular final de la Liga Federal Formativa. Polémicas, suspicacias y realidades.

Formativas, exitismo, adultos, sospechas de órdenes, investigaciones y polémicas por los clubes y autoridades involucradas. Nada es casualidad. Un nuevo papelón. El resumen del deterioro que sufre el básquet argentino.

En Villa María, Córdoba, se jugaba un partido que definía un boleto para el Cuadrangular Final de la Liga Federal Formativa. El local, Ameghino, debía ganar por 29 puntos para alcanzarlo y el rival, Bochas Sport Club de Colonia Caroya, ya está eliminado. La tenía complicado el primero tras el tercer cuarto, porque apenas ganaba por tres. Pero todo tomó un rumbo polémico a partir de ahí. Ameghino empezó a estirar la diferencia y llegó a los últimos 10 segundos -bochornosos- ganando por 25 (119-90).



Bochas tenía un segundo tiro libre y el jugador no sólo lo falló sino que invadió la zona, generando un saque de banda para el local. Hubo reposición, una penetración rápida sin oposición y el doble. Lo peor llegó en la última acción, porque con un segundo en el reloj, el jugador visitante repuso desde abajo del aro y se le dio directamente en las manos a un rival, que estaba debajo del aro. Claro, ese jugador anotó la canasta y desató el festejo local, que había llegado a los 29 y así se metía en la definición del torneo, como el mejor segundo de los tres cuadrangulares finales. Todos los presentes, incluso el relato de la transmisión, quedaron atónitos con lo que acababan de ver…

Bochas

La actitud de permitir que Ameghino lograra el objetivo fue evidente. Antideportiva. Y muy criticable. Pero acá viene el problema. ¿Fueron los jugadores los que les hicieron el favor a los rivales? ¿Recibieron una orden o lo hicieron por motu propio? El Tribunal de Disciplina de la Confederación Argentino abrió una investigación para determinar responsables y evaluar posibles sanciones, entonces Ameghino replicó con un comunicado en el que renunciaba a jugar la fase final del torneo, aunque sin determinar responsabilidades ni explicar por qué pasó lo que pasó.

“El club Juventud Florentino Ameghino de Villa María hace saber a la comunidad que ha tomado la decisión de no participar en el Cuadrangular Final U17 Federal Formativo que organiza la Confederación Argentina…”, arranca para luego dar su explicación. “Los últimos 10 segundos de dicho partido no corresponden a lo que el cierre del cuadrangular merecía, poniendo en suspicacias las decisiones deportivas de chicos que no hicieron más que jugar y luchar con armas nobles. Tanto para los chicos de Ameghino, como de Bochas Sports, que jugaron todo el partido con sus jugadores más confiables y que dieron el 100% de sus condiciones no merecen que por 10 segundos de partido, la Confederación abra un expediente generando suspicacias hacia ellos. Ameghino inculca y representa valores que se construyen día a día, acompañando a los chicos en su formación y desarrollo de vida, generando buenos hábitos, deportividad y respeto por el juego y los rivales. Es un emprendimiento mucho más grande que un resultado deportivo que nos clasifica a algo. La única recompensa que el club Ameghino busca está en el desarrollo de los valores y esa tarea no termina con una clasificación”, fue la explicación.

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La intervención de la Confederación Argentina generó más suspicacias. ¿Está en su derecho? Sí. ¿Debía hacerlo? Sí. ¿Entonces por qué? Porque todo está sospechado en el básquet argentino. En este caso porque el “beneficiado” de esta renuncia fue Obras Sanitarias, el club de Fabián Borro, todavía presidente de la CAB pese a que en mayo fue elegido como presidente de FIBA Américas. Autoridad que ha acumulado poder y es cuestionado por sus formas y decisiones. No es la primera vez que hay decisiones al menos polémicas que incluyen a Obras, ya sea por ser sede de todo tipo de torneos y clasificar a otros de nivel internacional, entre otras.

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La manera de actuar de su máxima autoridad, vapuleada por su gestión al frente de la CAB y con gran injerencia en la Asociación de Clubes, termina de completar un combo letal para que de un lado digan que “sólo la CAB intervino porque el otro involucrado era Obras” y que comenten que Ameghino se bajó antes de ser castigado, como una especie de arreglo entre las partes. Del otro se defienden, aclarando que es lo que debían hacer. Nadie debería sospechar, por la intervención de un Tribunal, pero por algo pasa… Es triste pero es necesario preguntarse por qué y lo que hizo para llegar a este punto.

Estamos, más allá de culpables y responsables -¿se conocerán?-, ante otro ejemplo que refleja el deterioro del básquet argentino, hoy inmerso en una crisis que es mucho más amplia que no haber clasificado con la Mayor al Mundial y a los Juegos Olímpicos. Que incluye a la dirigencia federativa, de clubes y de la entidad madre, que hace décadas -salvo raras excepciones- no muestran la capacidad de gestión -y a veces tampoco voluntad y transparencia- para desarrollar planes a corto, mediano y largo plazo para potenciar a los talentos que siempre salen de estas provincias.

Con sólo comentar que hubo y hay federaciones intervenidas es suficiente resumen del desastre institucional. Viene pasando con las tres más importantes hace años. Sucedió en la de Córdoba -su presidente, vice segundo de la CAB, fue destituido por irregularidad-, hoy en día con la de Buenos Aires -se nombró interventora hace semanas, mientras hay otra entidad paralela y su ex presidente, vice primero de la CAB, está en la mira de todos- y aún se espera por la resolución de la situación de la de Santa Fe, que fue expulsada por la CAB y luego el caso terminó en la Justicia, con la IGJ determinando que fuera reincorporada por haber sido mal echada.

Las formativas -y todos sus actores, especialmente los dirigentes- están en la mira, desde el nivel más bajo hasta el más alto, la Liga Nacional, con una carencia de talentos nunca vista en 40 años de historia. Cada seleccionado formativo que sale del país refleja las carencias de muchos chicos, con talento sí, en ocasiones, pero mal preparados en lo físico. Las ventajas son cada día más grandes ante potencias -y otras no tanto- que trabajan mucho mejor, con mayor infraestructura, recursos y organización.

Claro, todo tiene que ver con el país, la pauperización de todas -o casi- las actividades, empleos y profesiones, y con la crisis económica, pero en el caso del básquet tampoco es de ahora. Viene desde que la Generación Dorada nos eclipsaba a todos con sus hazañas y no veíamos lo que había detrás. La falta de aprovechamiento del mejor equipo de la historia del deporte nacional, durante casi 15 años, fue el comienzo de un problema que se fue agrandando hasta convertirse en preocupante. Veremos si hay humildad, compromiso y trabajo en equipo para sacar a este deporte ganó dos medallas olímpicas y fue subcampeón mundial dos veces en 20 años.

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