La fe de los campeones mundiales: cómo la religiosidad popular impulsó a la Scaloneta

La Selección evidenció su fe popular en la cancha, en sus declaraciones, sus tatuajes, los cánticos y las visitas a santuarios populares y la Basílica de Luján. Un equipo de impronta humilde, familiera y patriota.

Jugaba así de chiquito. No hice nada. Fue Dios quien me hizo jugar así. Dios me dio ese don, no tengo dudas, que me eligió a mí. Obviamente después hice todo lo posible para superarme y poder triunfar, pero sin la ayuda de él no hubiese llegado a ningún lado”.

Lionel Messi daba una definición clara y que desborda humildad, que no pone el foco en sí mismo, en su yo, habla del Creador, de algo superior, que lo trasciende, ante la pregunta que le realizó en su momento el periodista deportivo "Pollo" Vignolo sobre su habilidad futbolística, la que lo llevó a la capitanía de la selección de fútbol campeona del mundo.

Millones de personas vieron y verán como el rosarino lleva en su hombro derecho el rostro de Jesucristo tatuado. No oculta su fe.

De hecho, en la final contra Francia, en el instante previo a que Gonzalo Montiel (quien lleva tatuado en su hombro izquierdo el rostro de la Virgen María) convirtiera el penal de la victoria, Messi en la mitad de la cancha imploraba al cielo. Otra vez Dios. El rezo. La suplica. Como hicimos millones arrodillados, sentados o parados frente a las pantallas de televisión.

"Sabía que Dios me lo iba a regalar". Otra vez el capitán rosarino predica, sin ser un religioso, a través del periodista "Titi" Fernández, por la TV Pública y frente a millones de argentinos. Los mismos que en su patria juegan con su apellido y el vocabulario de la fe apodándolo “Messias”. El lunes 19 de diciembre de 2022, esa cita directa de Messi a Dios inspiró los títulos de la tapa de los diarios en todo el mundo. Luego circularon imágenes, inclusive difundidas por sacerdotes, con Messi saltando con la Copa en la intimidad del vestuario, mientras a los pies descansaba una imagen de la Virgen de Luján, patrona de la Argentina.

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Acaba de cumplirse un mes de la obtención de la Copa del mundo.

Acaba de cumplirse un mes de la obtención de la Copa del mundo.

El mismo país que hace 10 años lograba que uno de sus religiosos llegara a liderar la Iglesia, la organización más antigua y numerosa de Occidente. La argentinidad al palo a nivel global. Con los valores de la humildad. Con un soporte de profundad espiritualidad popular. Una cultura del pueblo, sobre todo latinoamericano, que inunda el mundo en una unidad única e imparable: fútbol y fe.

Otra de las personas claves de la Selección y con una profundad religiosidad popular es el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Claudio “Chiqui” Tapia. Sanjuanino, de origen trabajador, fue barrendero, y había prometido a la Difunta Correa que si lo ayudaba a lograr la Copa del mundo volvería al santuario... y cumplió a los días de su regreso de Qatar, junto al jugador Exequiel Palacios.

Deolinda Correa, una de las devociones populares argentinas y que puede convocar en un solo día a un millón de personas, se hizo famosa porque la mística del pueblo reconoce que esa mujer murió de sed en el desierto cuando huía de las milicias, en búsqueda de su marido y con su bebé en brazos. Según la leyenda, en 1840 unos arrieros encontraron su cuerpo y descubrieron que el pequeño había sobrevivido amamantándose de la leche de su madre.

La iglesia católica acepta y acompaña esta devoción popular. De hecho, los organizadores del santuario de la localidad de Vallecito, en el municipio de Caucete, a 60 kilómetros de la capital sanjuanina, han presentado al Papa Francisco un documento para que por Correa sea reconocida en el proceso de canonización.

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Claudio “Chiqui” Tapia junto a Lionel Scaloni. El presidente de la AFA es un hombre de profunda fe.

Claudio “Chiqui” Tapia junto a Lionel Scaloni. El presidente de la AFA es un hombre de profunda fe.

Tapia ha sido fotografiado de rodillas subiendo los 72 escalones para llegar a la imagen de la Difunta. Fue en abril de 2017 cuando Tapia cumplió su promesa de regresar al santuario después de alcanzar la presidencia de la AFA. Hizo la misma visita de profunda piedad popular para el ascenso de Barracas Central a la Primera B Nacional y la Copa América 2021.

El obispo de Mercedes-Luján, Jorge Eduardo Scheinig, soñaba con que la Scaloneta visitara la Basílica tras su regreso de Qatar. No fue posible. Sin embargo, el 4 de enero, a la noche, con la basílica cerrada al publico, el presidente de la AFA llegó a los pies de la Virgen para ofrendar la Copa del mundo y realizar un Ave María en acción de gracias por el logro. Una muestra de la fe de millones que confiaron a la Virgen de Luján el campeonato. Otros lo hicieron a la Virgen de Guadalupe, la patrona de toda América Latina. Había que derrotar a la Francia europea y potencia mundial que lidera Kylian Mbappé.

“El Dibu” Martínez fue el arcángel del arco. Sus atajadas fueron milagrosas. Sumado a su gesto misericordioso con Mbappé. Viéndolo en el piso intentó levantarle el ánimo frente al invasivo presidente francés, Emmanuel Macron. La final significaba para él una política de Estado. Pero estos últimos 45 años, quien se llevó tres Copas del mundo fue la selección que transpira la camiseta con un fuerte sentido patriótico y creyente.

Ángel "Fideo" Di María, el habilidoso mediocampista, heredó de su madre la fe católica. "Que Dios y la Virgen te acompañen y que San Expedito te dé toda la fuerza", le dice su madre durante el rito de llamarlo antes de los partidos. Fue uno de los jugadores que más lloró y oró en el partido contra el seleccionado europeo, uno de los más alejados de la fe católica.

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Di María y Messi no ocultan su religiosidad.

Di María y Messi no ocultan su religiosidad.

La iglesia de Balvanera, en el barrio porteño de Once, donde San Expedito es el protagonista, amaneció repleta de banderas argentinas y cientos de personas de rodillas al altar tras el triunfo en la final, agradeciendo que sus suplicas habían sido escuchadas por el santo de las causas urgentes.

El volante Marcos “Huevo” Acuña es neuquino. En la Patagonia, más precisamente en la ciudad de Zapala, se crió y jugó sus primeros partidos en el club Don Bosco, de la congregación fundada por San Juan Bosco, conocidos como "los salesianos", que lo sienten como propio.

La fe se respira y se vive hace muchos años en el predio de la AFA, donde entrena y concentra la Selección, ya que allí existe una capilla. Juan José Medina es el sacerdote a cargo. A Messi lo conoció hace muchos años cuando disputaba la Sub 20 en Holanda. Era el año 2004. Desde entonces el cura también construyó un vínculo con Di María. "Es muy religioso", aseguró Medina a la agencia informativa católica argentina (Aica).

De la nueva camada de jugadores su vínculo más cercano es con Alexis Mac Allister. “También conozco a sus padres. Que se preocuparon por su formación religiosa”, dijo el capellán de la AFA. Por último, el religioso destacó que el director técnico Lionel Scaloni “es una persona increíble, un hombre muy serio, asiste a la parroquia del Seminario, en Buenos Aires. Siente mucho la responsabilidad que tiene, y la ejerce no sólo a través de sus habilidades futbolísticas, sino también en las culturales”.

Los tiempos de Dios

El tiempo maduró a Messi y a la Scaloneta. La frase legendaria “Elijo creer” que impulsó la Selección, sumada a aquella reflexión de varios jugadores sobre que “no existe triunfo sin sufrimiento” los acerca a la espiritualidad católica, donde una enseñanza central es que se debe pasar por la cruz antes de la gloria.

Finalmente fue el fútbol, Messi, los que unieron a la Argentina. Lograron lo imposible. En paz y alegría desbordante. Nos unieron en un rezo por un gol. En la súplica por un penal. Para ganar el campeonato. La final parecía una lucha de Dios y el diablo. Un dos a cero, luego un empate. Un alargue y otro empate. No soltaba. La pelea era hasta el último segundo. La selección parecía Moisés cuando, en plena guerra, los judíos estaban batallando y él orando. Entonces, cuando se cansaba, bajaba los brazos que apuntaban al cielo y la batalla se perdía. En ese momento era el mismo pueblo que le sostenía los brazos a Moisés y le suplicaba que no abandonara la oración porque iban a terminar derrotados.

Los ideologizados, sean de derecha o por izquierda, atacan que uno escriba sobre la religiosidad popular que sostuvo a la Scaloneta. Hasta criticaron el vídeo de la AFA al cumplirse un mes de la obtención de la Copa del mundo.

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La imagen de la Virgen, en los festejos en el Obelisco.

La imagen de la Virgen, en los festejos en el Obelisco.

Frente a un globalismo que resalta lo material y sin trascendencia, sin nada superior al hombre, sin fe, estaban los hombres del pueblo nacidos de los clubes barriales en distintas provincias con sus rezos y sus canciones con referencias al cielo. Una base espiritual con fuerte valores que los conectó con un pueblo que peregrina con fe, que tiene esos mismos tatuajes en los hombros y espaldas, o las remeras de la Virgen de Luján y rosarios y cruces en el pecho, que suplicaron en los partidos y luego desbordaron con su amor a los jugadores de la Selección aunque no pudieran verlos.

Otro de los valores cristianos visibilizados, aunque no explicados por la prensa, fue la presencia de la familia. Corría Scaloni a buscar a sus hijos y a su mujer en la tribuna. Messi hizo lo mismo. Como el arcángel del arco, Damián Emiliano Martínez. La presencia del núcleo familiar los sostuvo en Qatar. La Patria y la familia a la par. Estos valores cristianos aplastaron al racionalismo individualista. Una selección campeona del mundo y su pueblo fueron unidad en la cultura, en el folclore local, en Cristo.

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