En todo el mundo hay muchas historias de futbolistas que pasaron momentos complicados en lo personal o tuvieron problemas judiciales, pero pocos lograron recuperarse. Entre quienes lo consiguieron se destaca un defensor que jugó con Cristiano Ronaldo, estuvo preso y pudo volver a las canchas en un exótico país.
Se trata del portugués Rubén Semedo, quien fue detenido en febrero de 2018, mientras jugaba para el Villarreal, y pasó 142 días en la cárcel. Parecía ser el fin de su carrera, pero tras recuperar la libertad fue cedido al Huesca y pasó por otros clubes de Portugal y Grecia.
Incluso fue convocado a la Selección de Portugal en 2019 y pudo compartir plantel con Cristiano Ronaldo. Desde 2022 juega en la liga de Qatar: vistió las camisetas del Al-Duhail, Al-Khor y Al-Markhiya, donde se encuentra actualmente, y ha ganado tres títulos.
Rubén Semedo
Instagram @r.semedo35__oficial
Rubén Semedo estuvo preso
Rubén Semedo debutó en 2013 en el Sporting de Lisboa y tuvo varias convocatorias a la Selección Sub 21 de Portugal. En 2017 llegó al Villarreal y su carrera parecía ir en ascenso, hasta que el 20 de febrero del año siguiente fue detenido por secuestrar y agredir a un hombre en su casa de Bétera, en Valencia.
La Justicia española lo acusó de tentativa de homicidio, lesiones, detención ilegal, tenencia ilícita de armas, robo con violencia y amenaza. Estuvo en la cárcel por 142 días. Fue liberado en julio de 2018, luego de pagar una fianza de 30.000 euros. "Pasé miedo allí desde el primer día", confesó el año pasado a Marca.
Rubén Semedo
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"Vi muchas cosas, y asustan. Lo que pasa es que no puedes enseñarlas. Ya ni me acuerdo. Lo borré todo", agregó. Según contó, lo que más extrañó mientras estuvo detenido no fue jugar al fútbol, sino actividades cotidianas como "estar en casa, ver Netflix, jugar a cartas, tomarme un vino, compartir con la familia y con la gente que quiero".
"A Villarreal me fui solo y buscaba compañías, escapes, salir de fiesta, a comer y gente que estaba en ese ambiente. Mucha gente en esos ambientes vive de eso. Son parásitos, se aprovechan de los demás. Mi error fue no saber diferenciar entre gente buena y mala", concluyó.