Tras la aparición de la variante Ómicron, muchas personas atraviesan la enfermedad de manera asintomática. Es por eso que, al haber tantos casos que no presentan síntomas, surge la duda sobre qué pasa si me vacuno sin saber que tengo Covid-19.
Tras la aparición de la variante Ómicron, muchas personas atraviesan la enfermedad de manera asintomática. Es por eso que, al haber tantos casos que no presentan síntomas, surge la duda sobre qué pasa si me vacuno sin saber que tengo Covid-19.
Las autoridades sanitarias explican que quienes reciben la vacuna sin saber que estaban contagiados con la enfermedad no deberían enfrentar consecuencias asociadas a síntomas graves. De por sí, las vacunas pueden traer efectos secundarios que pueden variar de persona a persona, como cefalea, fiebre y dolor en el sitio de la inoculación, sintomatología muy parecida a la del coronavirus.
El problema aparece cuando la persona no sabe si los síntomas son por la vacunación o por el desarrollo de la enfermedad. Confundirlos puede retrasar el diagnóstico y provocar contagios a las personas más cercanas.
El Ministerio de Salud recomienda que, en caso de ser contacto estrecho de un caso confirmado de Covid-19, aplazar la vacunación hasta que finalice el período de aislamiento.
Mientras los números diarios alcanzan sus récords históricos, el plan de vacunación sigue su marcha para completar los esquemas pendientes y ya alcanzó al 73% de la población (con dos dosis).
Las personas que estén cursando la enfermedad con síntomas deben esperar para vacunarse hasta haberse recuperado y poder suspender el aislamiento. No deberían hacerlo, además, para evitar la posible exposición del personal de atención médica y de otras personas.
Los signos claros que indican que una persona infectada porta la nueva variante la variante son similares a los de un resfriado normal: secreción nasal, fatiga, estornudos, dolor de cabeza y garganta. En los nuevos casos no es tan común levantar fiebre o perder el gusto y olfato.
Otro de los síntomas claves es el cansancio y la incapacidad de despertarse o permanecer despierto, dificultad para respirar y presión persistente en el pecho. Además, en algunos casos los labios se ven pálidos, grises o azulados.