La ficción que señala una problemática: los femicidios que habitan en la literatura

Mediante la literatura, se puede visibilizar y señalar las violencias diarias que padecen las mujeres por su género. Diferentes autores usan la tinta para romper los mandatos heredados y abrir mentes hacia la realidad que las rodea.

La literatura no solo es una vía de escape, un ocio, no solo es ficción e imaginación, sino que entre sus páginas se cuela la realidad mas cruenta, que disfrazada de novela y narrativa lleva al lector o lectora a recorrer una de las problemáticas que atraviesa la sociedad como es la violencia de género.

A tan solo ocho años de la primera convocatoria bajo el nombre de Ni una Menos, mujeres y disidencias se reúnen en distintos puntos del país para marchar en contra de la creciente ola de femicidios en Argentina. Según los últimos datos del Observatorio Ahora que sí nos ven, desde el 2015 se reportaron 2557 femicidios en el país. Durante los primeros cuatro meses del 2023, se contabilizaron 99 casos.

Ante esta problemática, los femicidios que ocurren en la realidad también habitan en la literatura. Entre las herramientas para poder hacer reflexionar al lector y generar una mirada crítica sobre diferentes reclamos sociales que están detrás.

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Si bien existen ejemplos de libros que abordan la temática en el ámbito de la no-ficción, como Chicas Muertas de la escritora Selva Almada, donde ocurren diferentes asesinatos a adolescentes en los años 80, cuando todavía se desconocía el término “femicidio” en la Argentina.

El poder de la ficción, puede ir más allá para adentrarse en vivencias ajenas que resuenan y se comparten con diferentes mujeres. Entre los variados ejemplos que se pueden encontrar en el país, Cometierra de la autora Dolores Reyes, es un libro que cautiva por lo que dice y por lo que no dice.

El lector se adentra a la tierra y convive con el personaje, una joven que tiene visiones y puede localizar a personas desaparecidas: “Cuando era chica, Cometierra tragó tierra y supo en una visión que su papá había matado a golpes a su mamá”.

Por muy crudo que parezca en un principio, la realidad sacude al lector y se encarga de señalar también aquellos hijos e hijas de los femicidios, quienes quedan detrás y muy pocas veces son visibilizados.

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Mariana Komiseroff - Luz Santomauro

Mariana Komiseroff - Luz Santomauro

Para poder dialogar sobre literatura y femicidios, C5N.com charló con Luz Santomauro, autora de Las Incondicionales, quién aseguró que “la gran herramienta de la literatura justamente es el poder contar y el poder poner en juego situaciones que a veces parecen muy mínimas y que en realidad no lo son, y que están completamente naturalizadas, o muchas situaciones que en verdad son de abuso y que no son percibidas como abuso”.

Lo que genera que las lectoras se cuestionen diferentes situaciones, que no solo ocurren de manera individual sino que también le ocurre a otras personas.

Santomauro remarcó que recibió un montón de mensajes de mujeres, debido a un capítulo de su libro Las Incondicionales: un personaje vive una relación sexual consentida, pero a la que se consiente por temor y que en medio del acto sexual, sin que se de cuenta, el personaje masculino se saca el preservativo.

“Para mí fue muy increíble la cantidad de mensajes que recibí, personas que me contaban que habían vivido esa situación. Entonces, de repente, encontrarlo reflejado en un libro, de alguna manera valida eso que las mujeres vivieron y que les parece que solo ellas los vivieron o que lo vivieron porque algo hicieron mal", describió.

Identificar en el relato diferentes vivencias y cuestionarlas

El lector una vez dentro del agujero de conejo se choca con diferentes realidades. En este sentido, Mariana Komiseroff, autora de Una nena muy blanca, opinó en diálogo con C5N.com que si bien la literatura visibiliza, pero dentro de un círculo.

"Creo que es más aliviador para las escritoras poder escribir sobre esos temas, y creo que sí habilita a muchos lectores a pensar en primera persona, esto me pasó a mí, se llama de este modo", explicó Komiseroff.

En la misma línea, coincidió con Santomauro en cuanto a los ejemplos que se pueden encontrar en la literatura y que las lectoras se pueden ver reflejadas en ella: "Por ejemplo, el abuso sexual, la violación, esto me pasó y fui violada, por ejemplo, que eso es uno de los de los grandes avance del feminismo que nos dio la posibilidad de poner en palabras y en discurso, cuestiones que ya nos venían atravesando a todas, que todavía no las podíamos nombrar".

Sin embargo, Komiseroff añadió: "Creo que sí podemos escribir libros que nos hagan pensar en esas cosas y en la micro violencia que por ahí tenemos internalizadas. Incluso hacia dentro del progresismo, o del feminismo, muchas veces pensamos que ya nos las sabemos todas, que ya aprendimos todo, y me parece que la literatura ahí sí juega un rol fundamental, que es el decirnos: no, no sabemos nada”.

Poner en palabras diferentes vivencias de la realidad: el camino interior de un personaje

Las voces de las víctimas se ven reflejadas nuevamente en esa voz narrativa, que visibiliza la desigualdad y la búsqueda constante de salir de esos mandatos. Donde también refleja a los hijos e hijas de aquellos femicidios, los cuales no siempre son tenidos en cuenta por el Estado.

Pero, ¿qué tiene de especial la literatura como formato para poner en palabras y crear a partir de estas cuestiones?

Para Luz Santomauro "absolutamente creo que se pueden pensar los estereotipos. A través de la literatura. En primer lugar, te pueden mostrar te puede mostrar algo que no habías visto, te puede abrir la la la cabeza a realidades que desconocías”.

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En esa línea, la autora marcó: "Sin embargo, hay otras cuestiones de violencia menos obvias, por decirlo de alguna manera, que no terminan siendo percibidas como tales. Entonces, me parece que ahí está la posibilidad de la literatura de hackear un poco esas instancias, mostrando escenas, por decirlo de alguna manera. Mostrando las consecuencias de ciertas escenas, y el mundo interior de los personajes cuando ocurren esas cosas".

En tanot, Mariana Komiseroff, consideró: Creo que hay un una proliferación importante y bienvenida sea de la incorporación de mujeres autoras a los catálogos de las editoriales grandes y chicas, y eso permite la la la proliferación de de esas historias que tienen que ver con el femicidio de las violencias de género”.

Un nuevo aniversario de "Ni Una Menos", desde un punto de vista diferente

“Estoy en un momento en que no me interpelan demasiado, sino otros movimientos, por ahí los transfeminismos. Y la desigualdad de género en la literatura me interesan las jerarquías que se dan dentro de una misma, de un mismo género, por ejemplo. Ahora estoy pensando en las violencias entre relaciones de lesbianas o de hacia adentro de la comunidad LGBT[", aclaró Mariana Komiseroff.

Durante mayo, la autora publicó su nueva novela policial La Enfermedad de la Noche, donde el personaje trabaja en un ámbito masculino, aborda el padecimiento de la diabetes, como una enfermedad crónica de la que poco se dice y el convivir con sus propias elecciones.

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En esa línea, reflexionó: "Me interesa más esa contra que pensar estrictamente a los varones como malos, más allá de que siempre pienso en el patriarcado como como un fondo de todo, digamos, como como el contexto social en el que que atraviesan todas mis historias".

Y completó: "Me interesa más esa contra que pensar estrictamente a los varones como malos, más allá de que siempre pienso en el patriarcado como como un fondo de todo contexto social en el que que atraviesan todas mis historias. Pero me interesa pensar qué tienen de bueno esos varones que tienen poder, por ejemplo. Porque me parece que es más fácil generar empatía con un personajes que tienen contradicciones y que son fácilmente reconocibles, que inventar asesinos o violadores como monstruos".

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