Así fue el gran final de Historia de un clan: cómo explicó Arquímedes Puccio sus asesinatos

El último capítulo mostró a un Arquímedes Puccio (Alejandro Awada) y a una Epifanía (Cecilia Roth) devastados, con una familia totalmente desintegrada, repleta de oscuridad aún en los momentos más luminosos como lo es el cumpleaños de un nieto. 

Epifanía y las hijas abandonan la casa, Alejandro (Chino Darín) se queda en la cárcer, y el muere en soledad en 2013 sin admitir jamás su culpabilidad.

A poco de salir de prisión con arresto domiciliario, Puccio hace un llamado a su mujer para encontrarse con sus hijos. "Los quiero ver, quiero reunir a la familia", pide. Del otro lado, sin embargo, sólo hay silencio. Una vez afuera se encuentra con la soledad que supo cosechar, representada en una impactante escena de un encuentro con una vaca en medio del campo, quizás, viéndose reflejado en su más primitiva animalidad.

"Solo está el que no tiene sueños", agrega en una charla con un periodista, y responde mirando a cámara en silencio, dejando la respuesta allí donde está el otro: el espectador.¿Será que aún le queda alguna pizca de esa inmensa ambición?

"Todos tenemos un enano en la cabeza que nos dice qué tenemos que hacer, nadie es realmente dueño de sus actos. La gente cree que puede elegir pero no es cierto. El enano te dice lo que tenés que hacer. Todo depende de él. Tu destino lo dicta el enano", le comenta al periodista mientras yace en la cama, a punto de morir.

" ¿Entonces no se hace cargo de lo que hizo?", le repregunta el reportero. Pero él se lava de culpa y cargo. "Fue el enano", concluye, para terminar muerto y enterrado sin nada alrededor más que una cruz de madera sin siquiera pintar.