Javier Milei celebra la llegada de los F-16 mientras entrega soberanía y sostiene doctrinas peligrosas

Una vez más, nuestro país cede parte de los intereses nacionales por un alineamiento con Occidente que no parece ser el más productivo.

“No hay soberanía sin prosperidad económica y sin fuerzas capaces de defenderla”. La afirmación de Javier Milei en el acto de bienvenida a los aviones de combate F-16, en Las Higueras, podría ser compartida por buena parte de sus opositores. De hecho, es llamativo que haya sido hecha mientras cientos de personas pierden su trabajo en una inocultable aceleración de los despidos como consecuencia de la crisis desatada por las políticas económicas y financieras de su gobierno.

La prosperidad económica a la que alude el Presidente ha sido sólo experimentada, en los casi dos años de gobierno, por un sector muy minoritario de la población. La defensa de la Patria, algo inalienable y fundamental, se da de bruces con la destrucción de su aparato productivo y el despojo a las mayorías.

De cualquier modo, hay algunas cosas que aclarar. La recuperación de la capacidad aérea supersónica de nuestro país era un objetivo importante, que los distintos gobiernos encararon desde el retiro de los míticos Mirage de la Fuerza Aérea en 2016. La modernización de las fuerzas armadas se hacía necesaria, teniendo en cuenta que tanto el material rodante como el aeronáutico se fue volviendo obsoleto.

De hecho, la compra de aviones caza que superaran la velocidad del sonido se encaró en el gobierno de Alberto Fernández, barajando varias posibilidades. Tanto la Federación Rusa como China ofrecieron sus modelos, aviones de última generación, con el aditamento de que la compra de armamento para los mismos no estaba alcanzado por ninguna de restricción, al no ser socios del Reino Unido. Ya veremos la importancia de esto.

Al desatarse la guerra de Rusia con Ucrania, la administración Fernández desestimó la compra de los modernos Mig-35, con cierta lógica. Por un lado, se buscó evitar conflictos colaterales a la adquisición. Por otro, se temió que, ocupada en el conflicto, Rusia no pudiera brindar el apoyo logístico y el adiestramiento adecuado que implicaba la puesta en funcionamiento de las aeronaves.

La compra de los aviones chinos, los JF-17, avanzó incluso a través de pruebas en ese país pero embargo, durante 2023 no hubo progresos significativos y los F-16 de Dinamarca se convirtieron en una posibilidad real.

La opción china se mantuvo hasta la asunción de Luis Petri en el Ministerio de Defensa pero fue el realineamiento político de Argentina con la llegada del nuevo gobierno el que llevó a abandonar la negociación con los asiáticos y el apoyo de Estados Unidos -político y financiero- facilitó las tratativas con los daneses. El F-16 es un avión más antiguo que el JF-17 pero ha sido modernizado y tiene a su favor una versatilidad que ha sido probada en combate.

No sería necesariamente un mala opción si no tuviéramos en cuenta los problemas geopolíticos que implican su adquisición. En una entrevista realizado por la periodista Natasha Niebieskikwiat en el diario Clarín, la embajadora británica en la Argentina fue bastante clara acerca del monitoreo que el Reino Unido hizo de todo el proceso de adquisición de aeronaves. Transcribimos un par de párrafos:

“¿Qué rol tuvo el Reino Unido en la venta a la Argentina de los F16 de Estados Unidos que están en manos de Dinamarca? Ustedes dieron un aval, ¿verdad?

-Bueno, obviamente ya mencioné la relación muy estrecha que tenemos con los Estados Unidos y hemos hablado de este tema por varios meses. Obviamente, el gobierno anterior estaba considerando varias opciones sobre la compra de jets (no lo dice pero es claro que se refiere a la opción de los aviones chinos). Y al final el gobierno ha decidido comprar los jets de Dinamarca. Hemos tenido varias conversaciones con los Estados Unidos y también con Petri y con otros representantes.

¿Qué es lo que permitió que no se opusieran a esa compra? ¿Hubo un compromiso especial de la Argentina?

-Básicamente, estamos cómodos con la decisión argentina. Creo que es más una señal de la orientación que tiene el Gobierno de Milei con la OTAN, con los Estados Unidos.

Una historia repetida

La historia se repite. Como sucedió de modo aún más flagrante con el vergonzoso pacto Foradori- Duncan durante el gobierno de Mauricio Macri, nuestro país cede parte de sus intereses soberanos por un alineamiento con Occidente que no parece, al menos en esta materia, ser el más productivo. Sobre todo si se tiene en cuenta la alianza inquebrantable de los Estados Unidos (proveeedor inicial de los F-16) y Gran Bretaña.

El evento de arribo de los aviones, de cualquier modo, fue celebrado por todo el gabinete como un hecho histórico. Esto recuerda justamente a otro momento de la historia reciente. En mayo de 2019, un gobierno de Macri muy golpeado por las consecuencias sociales de su plan económico -pero que no adivinaba que pocos meses después perdería las elecciones- anunció con bombos y platillos la llegada de cinco aviones Súper Etendard franceses, destinados a la armada argentina.

macri avion
Como durante el gobierno de Mauricio Macri, nuestro país cede parte de sus intereses soberanos.

Como durante el gobierno de Mauricio Macri, nuestro país cede parte de sus intereses soberanos.

De ilustre participación en la guerra de Malvinas, las aeronaves llegaron sin poder volar pero con las promesa que las actualizaciones que se les harían permitían tenerlos operativos por muchos años. El evento también fue celebrado por los funcionarios de ese momentos. Y hasta Macri, como hoy Milei, posó arriba de una de las unidades en la base aeronaval Espora. En mayo de este año se decidió, después de seis años de intentar restaurarlos, que nunca volarán. Es improbable que esto suceda con los 24 F16 que llegarán de aquí a 2028 pero la prueba de que el alineamiento sin planificación estratégica genera errores en cualquier área es bastante evidente.

Por último, hay que señalar algo verdaderamente preocupante. En su discurso en Las Higueras, Milei volvió a justificar la designación del teniente General Carlos Presti al frente de la cartera de Defensa al asegurar que “su larga trayectoria en el Ejército lo dota de una integridad moral y una serie de valores que la mayoría de los políticos desconocen”.

Un discurso peligroso -el de la “reserva moral de la Nación”- repetido durante todo el siglo XX, que fue la justificación de todos los golpes de Estado. Justamente esta semana, Alberto Baños fue echado de la subsecretaría de Derechos Humanos. Su reemplazante, Alfredo Vitolo, es un abogado asociado al negacionismo y a la búsqueda de impunidad en los crímenes de lesa humanidad. Las señales del propio Presidente y de su gobierno no parecen ser las mejores para un país que ha hecho de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia un modo de fortalecer su democracia.

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