El gobierno de Milei, entre la ferocidad, la falta de certezas y las fake news

En menos de una semana, el Presidente debió tirar para atrás dos aumentos salariales por decreto, pero, lejos de reconocer los errores, se mantiene fiel a su doctrina: atacar, aunque sea con información falsa.

Siempre hay un giro inesperado para la política en la era Javier Milei y lo que sucedió durante el viernes y el sábado como final de la discusión por el aumento de la dieta de los legisladores nacionales es una muestra palmaria.

Para hacer un breve resumen, a comienzos de la semana una publicación periodística alertaba acerca de que Victoria Villarruel, presidenta de la Cámara de Senadores, y Martín Menem, su par de Diputados, habían autorizado un incremento salarial del 30% a legisladores, en un contexto de fuerte ajuste de la mayoría de la población. En rigor, lo que no hicieron Menem y Villarruel es firmar una resolución que desenganchara este incremento del de los demás trabajadores del Congreso, como alguna vez hicieron Cristina Kirchner y Sergio Massa cumpliendo el mismo rol. El mecanismo es simple y puede hacerse mediante una resolución, pero, por torpeza o dolo, las dos máximas autoridades del Poder Legislativo tomaron una decisión que generó muchísimo ruido.

Fiel a la operatoria habitual de La Libertad Avanza, el oficialismo, primero, quiso ningunear el tema, pero cuando vio que escalaba, él mismo convirtió la decisión de retrotraer la suba en una épica de la austeridad republicana en tiempos de crisis. Incluso se dijo que se buscaba anular la medida a través de un proyecto y no de una resolución para exponer en el recinto a los que quisieran mantener sus privilegios.

El oficialismo sabe tanto de hacer demagogia con recorte de gastos que terminan siendo inocuos para el erario público como de convertir una derrota o un sinsabor inesperado en algo que en realidad habría sido planeado. El fracaso de la Ley Ómnibus es un buen ejemplo de esto. El Gobierno hizo todo lo posible para aprobarla, pero cuando naufragó por la propia impericia de quienes negociaban y la intransigencia del mandatario, construyeron una narrativa en la que el desenlace estaba planificado “para mostrar a la casta en acción”.

En este episodio, los libertarios quisieron finalizar el conflicto con la exigencia del líder de LLA de que los integrantes del “nido de ratas”, según su terminología, renuncien al aumento. Pero el final, como en las películas de Hollywood que le gustan, parecía estar lejos y hubo un nuevo giro en la trama. A partir de una denuncia de la diputada Victoria Tolosa Paz se supo que el propio Milei firmó un decreto que subió su sueldo y el de los integrantes del Poder Ejecutivo un 48% en febrero.

El Presidente se justificó en la X (ex Twitter) alegando que en realidad él no había decidido nada y que todo se debía a algo que había firmado Cristina Kirchner hace 14 años. El cruce entre ambos fue la comidilla política del sábado y el comienzo de un enfrentamiento que nunca había sido tan directo. En el entorno de la expresidenta valoraban que él nunca fue agresivo directamente con ella y entendían que esto se debía a que él reconoce la autenticidad de su antecesora. “Sabe que yo digo lo que pienso y eso es más de lo que sucede con la mayoría de los dirigentes actuales”, se le escuchó decir a la exmandataria en el Instituto Patria. Esa precaria paz se rompió el viernes 1 de marzo, cuando, en la apertura de sesiones ordinarias del Congreso, el libertario la fustigó como parte de la herencia recibida.

El capítulo tuitero del sábado se inscribe en esa lógica, pero también en otra. Fue la tercera vez en la última semana que difundía, para atacar o justificarse, una fake news. La primera fue el comentario en una entrevista televisiva acerca de que Alberto Fernández cenaba en Olivos con un champagne que cuesta 2 mil dólares por botella. Alertado de que la información era falsa, y de que el expresidente es abstemio, debió pedir disculpas.

La segunda fue la difusión de una fotografía del conocido actor Esteban Lamothe con una leyenda en la palma de su mano que rezaba “basta Milei”. El mandatario, que maneja personalmente casi todas sus redes sociales, utilizó y fustigó por una imagen que estaba visiblemente trucada. Lamothe aún espera que le pida disculpas.

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Pero esta última noticia falsa tiene características más preocupantes porque no solo desconoce que la decisión de Fernández de Kirchner de hace una década y media no tiene nada que ver con el aumento que se otorgó a sí mismo, sino que además podría revelar que no sabe lo que firma. Una posibilidad inquietante. El cruce tuitero escaló y CFK terminó citando el título de otra película norteamericana, esta vez de Woody Allen, para describir lo que le pasó al libertario. "Firmó, cobró y lo pescaron”, sentenció contra los intentos de desviar la polémica hacia el tópico de la herencia recibida.

Hay quienes comienzan a señalar estas situaciones como errores no forzados que comienzan a hacer daño en un contexto de ajuste brutal, caída inédita de la producción y las ventas, destrucción del empleo y pérdida del poder adquisitivo del sector más vulnerable de la población.

En estricto off, uno de los gobernadores patagónicos que estuvieron reunidos el viernes en la Casa Rosada con Nicolás Posse y Guillermo Francos, caracterizó así incluso al llamado al Pacto de Mayo. “No está entre las preocupaciones de ningún argentino que nosotros nos encontremos a sellar acuerdos. Más bien se parece a lo que él describió como casta. Nos están pidiendo que tomemos decisiones concretas para paliar la crisis, no esto”, concluyó.

Otros gobernadores son más optimistas, pero en privado todos expresan su preocupación por la falta de expertise política de un mandatario que no parece distinguir un panel televisivo de una reunión política o un acto escolar.

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