El Frente de Todos y un escenario electoral inédito

El renunciamiento de Alberto Fernández a ir por su reelección es un primer paso para ordenar la interna de la coalición oficialista. Las chances de Cristina y el laberinto en el que está metido Massa.

El anuncio de Alberto Fernández de que no competirá por la reelección produjo, a pesar de ser esperado, la distensión deseada por los demás integrantes de la coalición de gobierno que piensan en cuál será la estrategia más adecuada para presentarse a unos comicios durísimos. Es sabido, en el mundo post pandémico los oficialismos son desalojados con suma facilidad.

La Argentina puede no ser la excepción si miramos las siempre sospechosas encuestas que se difunden. Pero más allá de lo falible o no de los vaticinios, en lo que seguramente no hay variación con otros gobiernos capitalistas del mundo es en que ha defraudado las expectativas de quienes lo votaron.

Casi el 40 % de la población es pobre y ese es un dato que tiene muchas explicaciones pero no deja de horadar. En ese contexto, el o los candidatos del Frente de Todos deberán encontrar una narrativa que cumpla con varios requisitos. Explicar al electorado por qué debería volver a confiar, mostrar una agenda de futuro plausible y a la vez no arrastrar la gobernabilidad de la saliente gestión de Alberto Fernández.

Massa Alberto Fernández Reunión Olivos Dólar Blue Abril 2023

La apelación de dirimir las diferencias en las PASO que hizo el presidente fue saludada por varios dirigentes con el argumento de que sirve para democratizar el espacio. Sin negar el beneficio que la competencia puede otorgar deberíamos señalar un par de cosas: la primera es que hoy parece más signo de disgregación del espacio que de sobreoferta de grandes precandidatos. Se sabe, los dirigentes del Frente de Todos no las tienen todas consigo. Alberto anunció su obvia autoexclusión luego de ver que ni entre el electorado ni entre los dirigentes tenía margen para más dilaciones. Cristina Kirchner continúa en el limbo de la virtual proscripción política que implica la campaña mediático- judicial en su contra. Mientras que las chances de Sergio Massa se extravían en el laberinto de una durísima gestión económica.

Cristina Kirchner en el CCK

Por fuera de ellos, ningún otro dirigente parece reunir las condiciones para erigirse en un candidato de consenso. Lo dicho, las PASO son la única oportunidad de un frente completamente atomizado. Lograr que no sean demasiado feroces y que luego se logre encolumnar a todos detrás del eventual elegido parece un problema demasiado lejano hoy. De hecho, con este aciago panorama por delante, el Frente sigue en competencia por la también compleja realidad de la oposición.

En efecto, en Juntos por el Cambio la fragmentación también parece ser la norma y el esfuerzo parece estar centrado en no desaprovechar la eventualidad del poder, más cercano por errores del Gobierno y las dificultades del mundo post pandémico que por méritos propios.

La insólita consolidación de Javier Milei como un competidor posible les devuelve el peor espejo a las dos coaliciones que han gobernado la Argentina en los últimos años. El gesto cuasi punk de una parte del electorado se extiende conforme crece la sensación de “no hay futuro” y el auto percibido libertario monta su show cada vez más masivo. En todas las encuestas, comienza a verse que Milei no sólo le roba votantes a la derecha tradicional macrista sino que también consigue adeptos entre los electores del Frente de Todos de 2019.

milei diputados

Así las cosas, buena parte de la fuerza de gobierno cree que la única solución para no sufrir una derrota histórica es convencer a la vicepresidenta de que revea su decisión y se presente como candidata. La decisión implica un riesgo elevado por las consecuencias que tendría perder incluso con Cristina Kirchner en la boleta. Pero no son pocos los que creen que sin ella la debacle es inexorable.

El anuncio de Alberto Fernández es un primer paso para ordenar un espacio completamente desacomodado, repleto de temores y de recelos que tiene por delante una tarea cíclopea: volver a enamorar (o al menos convencer) a sus votantes.

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