El discurso de Cristina Kirchner y su conciencia histórica

El acto en Plaza de Mayo dejó varias preguntas pero también algunas respuestas de cara al futuro inmediato. También ratificó que la vicepresidenta tiene el mayor poder de convocatoria de la clase política argentina.

La masiva movilización convocada alrededor de la figura de Cristina Kirchner, en día patrio y con el recuerdo del gobierno de Néstor Kirchner como bandera, dejó varias preguntas pero también algunas respuestas de cara al futuro más cercano. Por un lado, es cierto qué hubo algunos gestos más bien obvios, también definiciones repetidas y pocas precisiones o nombres propios para los más ansiosos. No fue un acto de grandes novedades en ese sentido, pero el marco resignifica algunas cosas. En principio, el hecho evidente pero casi naturalizado de su poder de convocatoria vuelve a poner todos -y a todos- en su lugar.

Cristina Kirchner es una dirigente que enfrenta victoriosa muchas cosas: el desgaste de varios procesos de gestión con resultados dispares, una campaña mediática en contra pocas veces vista, la persecución del Poder Judicial más desmedida desde la vuelta a la democracia, una oposición política encarnizada afuera y dentro de su propio espacio… y sin embargo, reúne a cientos de miles de personas ante su sola convocatoria.

Cristina Kirchner acto 25 de mayo

A esta altura, es casi obvio señalar que muchos de los que la critican o la quieren jubilar no pueden congregar ni un mínimo porcentaje de la gente que el jueves hubo en la plaza. ¿Alcanza eso para ganar elecciones? ¿La vuelve infalible a la hora de gobernar o de articular espacios de poder? La respuesta es no. Pero una manifestación como la del 25 pone las cosas en perspectiva.

Si en 2017 necesitó presentarse sola para mostrar quién era la dueña de los votos, en 2023 recuerda a todos quién es la dueña de las masas en las calles. Quizás la expresión “dueña” sea arcaica y condescendiente. Más justo es decir que Cristina es quien más voluntades congrega a su alrededor dentro del peronismo. En las plazas y en las urnas, más que en los despachos. Esto quizás no le alcance para ser candidata, como ella misma ha advertido pero sí para no tener que volver a tolerar el ninguneo de sectores que, rápidamente olvidaron, quién y con qué promesas los colocó en el poder.

En 2019, el pueblo, harto del ajuste y la entrega macrista, acompañó la fórmula que Cristina les propuso, consciente de que la proscripción había comenzado hacía bastante tiempo y que, aunque iba de afuera hacia adentro, le imposibilitaba sentarse con otros espacios dentro del panperonismo.

La presencia de Massa en el acto de Plaza de Mayo

En el acto de Plaza de Mayo, Sergio Massa -uno de los que no se hubiese acercado hace cuatro años sino hubiera mediado Alberto Fernández- aplaudió incómodo cuando las vicepresidenta fustigó el acuerdo de la actual administración con el FMI. O cuando recordó por enésima vez que hay un momento en el que a los poderosos no queda otra que enfrentarlos. Massa no estuvo en el acto por casualidad. Sabía lo que sería dicho y evalúa presentarse en las elecciones a presidente por este espacio. Si el ministro de Economía terminara siendo candidato, se impone una duda: ¿toleraría avanzar en la dirección que le marcó Cristina frente a 400 mil personas? Es una pregunta que no puede ser contestada porque ni siquiera sabemos si el tigrense se candidateará y mucho menos si podrá lograr la hoy improbable alquimia para ganar la elección.

Pero el camino está mencionado y ratificado ante cientos de miles de testigos y con él en la foto de familia. En el entorno de Cristina se inclinan por Wado de Pedro como candidato pero no quieren romper con Massa. Buscan convencerlo de que un lugar en el binomio para ser senadores por la Provincia de Buenos Aires es bueno para alguien que está atado a una gestión tan difícil como es la económica. Ese lugar en las listas tiene otro aliciente. Aún en el escenario electoral más aciago, el primer candidato del peronismo entra a la cámara alta.

Cerca de Cristina, mientras hablaba, estuvo su familia -entre ellos Máximo y Alicia Kirchner- y Axel Kicilloff. Pero es más interesante la presencia de personajes como Oscar Parrilli, Nilda Garré, Daniel Filmus, Hugo Yasky y otros. La selección marca la relación de la dos veces presidenta con la historia del kirchnerismo. Selectiva, lleva de blancos, pero una relación al fin.

Antikirchnerismo y nestorismo

La noche anterior, en la misma plaza, Luis D’Elía la fustigaba por redes sociales y recordaba emocionado a Néstor. Además anunciaba una insólita alianza con Guillermo Moreno. Es raro que quien viene criticando a Cristina por compartir fórmula con un “socialdemócrata” se una a otro dirigente que abomina de ella justamente por despegarse de la gestión Fernández. Los dos, como otros, invocan casi de modo elegíaco a Néstor Kirchner. Se ha señalado mucho que el peldaño más elevado del antiperonismo es el evitismo, desapegado de la relación política que los dos líderes del movimiento tenían. La noción de Santa Evita es gorila porque deposita todos los males en quien quedó vivo y estaba allí para ser criticado. Algo parecido sucede con el culto a Néstor descoyuntarado de unidad política con Cristina. La etapa superior del antikirchnerismo es el nestorismo, practicado por ex adeptos pero también por quienes lo combatieron en su momento.

¿Por qué nos detenemos en esto? Porque en la Plaza de Mayo, frente a cientos de miles de personas que la siguen a ella y no a ningún otro, mucho menos a los que la quieren jubilar, Cristina Kirchner le habló al futuro. Se refirió a la necesidad de un recambio urgente de la Corte y de las lógicas del Poder Judicial, habló de economía en los términos que ya referimos, y de soberanía puesta en práctica cuando se refirió al litio y a la necesidad de desprimarizar nuestra matriz productiva.

Pero también se dirigió a los dirigentes que la sucederán, a las masas que deberán militar eso sin claudicar y sin perder la alegría y a los que la odian, que han ido manifestando cada vez con más violencia ese sentimiento tan repetido en la derecha argentina.

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