El papa Francisco comenzó su gira internacional y llegó a Indonesia, donde llamó a luchar contra el "extremismo y la intolerancia" y pidió "fortalecer el diálogo interreligioso". Además, durante su estadía se reunió con jóvenes de Scholas para hablar sobre la importancia de la paz, y calificó a la guerrra como una "derrota para todos".
El viaje del Papa durará 12 días, en los cuales recorrerá Asia y Oceanía. Durante un discurso en el palacio presidencial, Francisco aseguró que es "indispensable para enfrentar desafíos comunes, incluida la lucha contra el extremismo y la intolerancia", por lo que remarcó en sus palabras que la "libertad y tolerancia, esto es lo que Indonesia y el Vaticano desean propagar".
En relación al panorama mundial, el Sumo Pontífice expresó que "hacer prevalecer a toda costa los intereses, incluso cuando esto conlleva un sufrimiento interminable para comunidades enteras y resulta en verdaderas guerras sangrientas". También se reunió con jóvenes de la comunidad de Scholas para dialogar sobre los desafíos actuales y la importancia de la paz.
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Durante el evento, Francisco subrayó que la guerra es una derrota para todos. Explicó que la vida va vivida de las diferencias, que si todas las cosas fueran iguales, la vida sería aburrido. Luego afirmó que en las diferencias se puede dar la guerra o el diálogo, e instó a que todos siempre tenemos que elegir el camino del diálogo.
Durante el cierre, el Papa Francisco plantó un árbol de mangroove que representa no solo un símbolo de la lucha contra el cambio climático, sino también un gesto de paz y unidad, similar al olivo que el Papa ha plantado en otros eventos de Scholas alrededor del mundo. El mangroove es crucial para la protección de las costas indonesias y para la biodiversidad, y su plantación es un mensaje claro sobre la necesidad de cuidar nuestro planeta.
El Santo Padre entró al Poliedro que simboliza el corazón de Indonesia
La escultura del poliedro simboliza el corazón del país, ya que representa la diversidad de Indonesia y está construida con materiales naturales y reciclables, así como con telas que reflejan la riqueza cultural del país. En el interior de la estructura, un santuario guarda objetos personales, fotos, escritos, dibujos y juguetes que dejaron todas las personas que participaron del proyecto.
El poliedro "Hati Indonesia" no solo es una obra de arte, sino también un símbolo de esperanza, unidad y la capacidad de construir un futuro juntos, más allá de las diferencias. Dentro del poliedro el Papa dejó su sueños: un mundo más fraterno.
Previo a entrar al poliedro, el Santo Padre fue recibido por dos internos que participaron en el proyecto desde la cárcel, quienes le entregaron dos esculturas creadas especialmente para él, representando un emotivo gesto de inclusión y esperanza.