Durante años, las fundas para celulares se consideraron elementos esenciales. No solo ofrecían protección ante caídas o rayones, sino que también se convirtieron en un complemento estético, con diseños que iban desde lo minimalista hasta lo excéntrico. Fabricadas en silicona, cuero, plástico o incluso materiales reciclados, llegaron a ocupar un lugar clave en el mercado de los accesorios tecnológicos.
Sin embargo, en 2025, una nueva tendencia comenzó a poner en duda su utilidad. Lo que inicialmente parecía un experimento aislado, hoy se expande como una corriente sólida entre usuarios que priorizan la experiencia de uso y el diseño original del dispositivo por sobre la protección adicional. Impulsada por experiencias personales y análisis especializados, esta corriente plantea un cambio radical: dejar atrás la funda y redescubrir la esencia del smartphone.
La prueba realizada por el periodista de la BBC, Thomas Germain, junto a un amigo durante 30 días, arrojó resultados reveladores. Ambos utilizaron sus teléfonos sin ningún tipo de protección externa y, sorprendentemente, no sufrieron daños significativos. Según relataron, lo más destacado fue la sensación de ligereza y el redescubrimiento del diseño original del celular, muchas veces oculto tras fundas gruesas o poco estéticas.
Proyecto nuevo.jpg
Usuarios valoran que el cristal reforzado de última generación permite prescindir de cubiertas externas.
Qué pasa con las fundas para el celular: la nueva tendencia
El eje central de esta nueva moda es claro: prescindir de las fundas por completo. Quienes la defienden aseguran que los avances tecnológicos permiten asumir este riesgo con más confianza. Modelos recientes de smartphones incluyen materiales ultra resistentes, como el Gorilla Glass, que soporta caídas de hasta dos metros y resiste rayones con notable eficacia.
Otro de los argumentos más repetidos es el valor estético. Las marcas invierten millones en el diseño de sus dispositivos, trabajando con materiales como vidrio templado, acero inoxidable y aluminio anodizado, pensados para ser vistos y sentidos. Usar el celular sin funda permite apreciar plenamente estas características.
Además, prescindir de la funda mejora la ergonomía del dispositivo. El celular se vuelve más liviano, delgado y cómodo de manipular. También se reduce la acumulación de polvo y humedad, algo común en los bordes internos de las fundas que, con el tiempo, puede afectar el rendimiento del equipo.
A pesar de la creciente adopción, la tendencia genera aún dudas entre expertos. Rich Fisco, de Consumer Reports, señala que si bien no sería imprescindible usar funda, cada usuario debe evaluar hasta qué punto está dispuesto a asumir el riesgo de un accidente. Además, advierte que, a pesar de los avances en resistencia de los materiales, un golpe desafortunado puede implicar reparaciones costosas.
Celular mojado
Desde Consumer Reports advierten que, pese a la durabilidad mejorada, un golpe puede resultar en reparaciones costosas.
Freepik
Así, entre quienes apuestan por la estética y la experiencia directa, y quienes siguen priorizando la protección, la conversación sobre el futuro de las fundas para celulares apenas comienza.