El diputado socialista santafesino Esteban Paulón, integrante del bloque Encuentro Federal de la cámara baja, presentó un proyecto para derogar la institución del padrinazgo presidencial, que establece que el séptimo hijo o hija de cada familia será apadrinado por el mandatario, algo que se hacía por tradición desde principios de siglo XX y se reglamentó en 1973.
"Adiós al lobizón y la lobizona. Presentamos en Diputados un proyecto para eliminar el instituto del 'padrinazgo o madrinazgo' presidencial al séptimo hijo o hija de cada familia. Una sociedad plural y moderna no admite distinciones de ningún tipo", escribió el legislador en su cuenta de X (ex-Twitter), junto a una imagen del proyecto.
La iniciativa, que cuenta con el acompañamiento de Mónica Fein, plantea derogar el Decreto 848/1973, la Ley 20.843, el Decreto 143/1974, el Decreto 964/1976 y el Decreto 1416/2009.
La mención del "lobizón" hace referencia a la tradición de que el padrinazgo presidencial actúa como protección mágica, ya que desde tiempos lejanos se considera que estaba "maldito". Además, según mitos guaraníes, podía convertirse en esa figura mitad humana y mitad lobo.
Ya hubo otros intentos de derogación en el pasado que no prosperaron en el Congreso. El último fue presentado en 2021 por la radical Ana Carla Carrizo.
Cómo fue que la tradición de padrinazgo presidencial se volvió ley nacional
Para nuestros antepasados, lo que hoy consideramos como mitos o leyendas eran una realidad fáctica. Así fue que la superstición tenía una enorme importancia e implicancia en la vida de las personas. Una de ellas, el mito del lobizón (la versión local de la originada en Europa del "hombre lobo") la padecía el séptimo hijo varón de una familia, que sufría la estigmatización, ya que, según la leyenda, las noches de luna llena se transformaban en lobizones y mataban a todos aquellos que se les crucen. A tal punto llegaba la creencia que, según cuenta la historia, los más supersticiosos llegaron a sacrificar a sus séptimos hijos varones.
Muchos de los inmigrantes oriundos de la Rusia zarista conocían la fábula y la tradición proveniente de la época de la zarina Catalina la grande, donde el padrinazgo imperial a los séptimos hijos daba “protección mágica” contra estos males y evitaba el abandono de los niños.
En 1907, Enrique Brost y Apolonia Holmann, una pareja rusa instalada en la localidad bonaerense de Coronel Pringles, tras nacer su séptimo hijo varón, le mandaron una carta al entonces presidente, la máxima autoridad del país, José Figueroa Alcorta, pidiéndole que apadrinara a su hijo y “salvarlo” de que se transforme en lobizón. El mandatario aceptó y dio origen a la tradición del "padrinazgo presidencial", que, años más tarde, adquirió un marco legal, además de asignarle a cada ahijado una beca asistencial para auxiliar con su educación y alimentación.
Durante el tercer gobierno de Perón en 1973, mediante el decreto 848/73, el padrinazgo presidencial se amplió a las mujeres. Y a fines de 1974,se convirtió el ley, la Nº 20.843. Con los años, la normativa atravesó diversas ampliaciones La última fue por medio del la Resolución 1416/2009, donde autoriza a aplicar el padrinazgo ejecutivo aunque el bautismo religioso no sea católico, lo que habilitó que Cristina Kirchner pudiera amadrinar al joven Lair Tawil, de religión judía, convirtiéndolo en la primera persona no católica en responder a esta ley.
¿Cómo se produce el padrinazgo? Un edecán se hace presente en el bautismo en nombre de la presidencia y asigna una medalla, el diploma y la constancia de una pensión asistencial hasta los 18 años para el niño o niña. La pensión se efectúa a través del Banco de la Nación y, de forma regular, el menor es visitado por un asistente social del Ministerio de Desarrollo Social para asegurar el seguimiento de la crianza.
Tradición del séptimo hijo como ahijado del presidente en Argentina: cuántos son los apadrinados en el país
Ya suman 11.381 los ahijados presidenciales en Argentina que confirman la tradición. Hasta la pandemia, el gobierno mandaba una comitiva presidencial encabezada por el edecán o la edecana, que formaba parte del bautismo. Como parte de la ceremonia, el representante del Estado entregaba una medalla, que aseguran que supo estar bañada en oro, pero con las sucesivas crisis económicas ya no tiene ese material. Aunque la sigue confeccionando la Casa de la Moneda.
El otro ranking, de ahijados ejecutivos por provincia, lo lidera Buenos Aires con 2530, seguido de Tucumán con 1223, y en el tercer lugar, Córdoba con 1068. Dentro de estos totales, según las cifras de la Secretaría General de la Presidencia, 10.015 son hombres y 1366 mujeres.
A cuántos apadrinados de presidentes argentinos se llegó con la tradición del séptimo hijo
Instituido por decreto presidencial en la última presidencia de Juan Domingo Perón y convertido en ley en 1974, la designación todavía genera anhelos. Hasta ahora el presidente con más ahijados es Juan Domingo Perón, que gobernó el país más de 10 años. Contabiliza 1.628 ahijados. Segundo en el listado aparece Carlos Saúl Menem con 1.166, que también se mantuvo en el poder poco más de una década. Mientras que la tercera en el registro es Cristina Fernández de Kirchner, que gobernó ocho años, y figura con 1.152. Mientras que el último de la lista es Eduardo Duhalde con uno.
Si no se deroga la ley, Javier Milei tendrá su estreno con Noah Portillo, un bebé nacido el 10 de septiembre en el Hospital Regional de Río Gallegos.
Duodécimo en el ranking, Néstor Kirchner tuvo 328 ahijados presidenciales. El primero, al que le pusieron su nombre Néstor Carlos Santibañez, fue cuatro días después de asumir el mandato. En 1974, mediante una resolución, la ex presidenta María Estela Martínez de Perón propuso el madrinazgo sobre los séptimos hijos varones seguidos. En su poco más de año y medio en el poder, se convirtió en madrina de 473 varones.