El año político no se tomó vacaciones en 2022 y comenzó en pleno febrero con un debate de consecuencias traumáticas en el oficialismo a partir del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. En efecto, a poco de conocerse las condiciones acordadas por el ministro de Economía, Martín Guzmán, el ala kirchnerista del gobierno decidió no acompañar y el propio Máximo Kirchner renunció a la presidencia de la bancada en la Cámara baja.
máximo kirchner - PJ
A inicios de año, Máximo Kirchner renunció a la presidencia de la bancada en Diputados.
Con votos en contra y documentos críticos tanto en Diputados como en el Senado, la crisis por el acuerdo con el FMI y el rumbo de la Economía en general marcó la primera parte del año. De hecho, los cruces entre el presidente y la Vicepresidenta se trasladaron a la faz pública.
Cristina Kirchner y Alberto Fernández YPF
Los cruces entre Alberto y Cristina se trasladaron a la faz pública.
Cristina Kirchner aprovechó cada aparición para fustigar a Guzmán y sus decisiones. El clímax de este enfrentamiento se alcanzó el 2 de julio cuando el ministro más defendido por Alberto Fernández anunció su renuncia por redes sociales en medio de un discurso de la propia vicepresidenta.
La corrida que sobrevino a la impetuosa decisión del discípulo de Stiglitz tensionó al máximo a una economía tremendamente condicionada por los efectos de la política macrista, la pandemia y los efectos de la guerra europea en los precios.
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La renuncia de Guzmán provocó una corrida en los mercados.
El mes en el que Batakis intentó sin éxito tomar las riendas la cartera de Hacienda pareció confirmar lo que los detractores de Guzmán venían sosteniendo: que sus decisiones empeoraron la herencia y potenciaron los efectos de las condiciones externas.
Sólo la llegada de Sergio Massa a un Ministerio expandido y con nuevos poderes calmó las expectativas del establishment. Expectativas que, en el mejor de los casos, tenían intenciones devaluatorias. Pero también estuvieron los que se relamían pensando en la inestabilidad política que los temblores económicos y financieros generaron. Al cerrar el año parece muy lejano y una locura pero en julio en ciertos círculos se llegó a hablar de entrega anticipada.
La propia Patricia Bullrich, presa de una ansiedad poco común en una dirigente avezada, proclamó que estaba lista para “resolver los problemas” de la Argentina. No pocos le cuestionaron la lectura exagerada del escenario, la postura cuasi golpista y la falta de memoria. Al fin y al cabo, la precandidata presidencial de JxC formó parte del gobierno que sembró algunas de las calamidades que hoy cosechamos.
Patricia Bullrich
Patricia Bullrich mostró una ansiedad poco común en una dirigente avezada.
Más allá de ese momento extremo, Sergio Massa acomodó variables macroeconómicas en base a una política decidida y algunas concesiones y promete resolver lo más acuciante: la perspectiva de una inflación por debajo del 3 % en el segundo trimestre de 2023 es la piedra de toque para la política oficialista.
Sergio Massa anuncia Plan Gas ar
Massa acomodó variables macroeconómicas y promete dominar a la inflación.
Este no es un anuario económico pero es cristalino para cualquiera que con una inflación como la de este año no hay reelección posible para el gobierno. La política depende de esa variable como un insumo básico. Una baja marcada en los precios quizás no sea suficiente pero sí es absolutamente necesaria para el futuro político de la coalición de gobierno (en el formato en el que se termine presentando a elecciones).
Otra de las claves del año que termina está relacionada con la relación entre la política y el Poder Judicial. O del poder concentrado dentro del propio Poder. Si durante el gobierno de Mauricio Macri asistimos a una connivencia inédita e inaceptable en democracia entre la derecha política, los jueces y fiscales del establishment, los organismos de inteligencia y las corporaciones mediáticas, el fenómeno no cesó durante la gestión del Frente de Todos.
La difusión casi en cadena nacional del alegato de los fiscales de la causa Vialidad jalonó el capítulo más dramático, intenso y casi trágico del año. Luego de un alegato repleto de adjetivos y valoraciones políticas y con poca carga probatoria por parte del fiscal Luciani y sus colaboradores, la adhesión de los militantes hacia Cristina Fernández se volcó a las calles para denunciar lo que consideraron un nuevo capítulo del lawfare diseñado para perseguirla y disciplinar al sistema político.
Diego Luciani
El alegato del fiscal Luciani fue transmitido casi en cadena nacional.
Lo que luego sucedió, la represión y las vallas de Rodríguez Larreta, la constitución del domicilio de la vicepresidenta como lugar de peregrinación y el intento de asesinato contra ella el 1ro de septiembre forman parte de la historia de nuestro país, una historia plagada de ruido y de furia pero que requiere explicaciones y análisis más reposados y racionales.
Para una generación, la que no vivió la Dictadura ni siquiera los días trágicos del 19 y 20 de diciembre de 2001, significó la concreción de algo que parecía que no volvería. La idea de que los discursos de odio no permean en hechos concretos -se trate de locos sueltos, grupos de marginales u organizaciones bien articuladas y financiadas por el poder- encontró su límite cuando Sergio Sabag Montiel gatilló dos veces a centímetros de la cabeza de Cristina Kirchner.
Los militantes detuvieron y apartaron al agresor de Cristina Kirchner
El momento posterior al intento de asesinato contra Cristina.
C5N
Quienes creímos, probablemente de modo cándido, que un hecho de semejante magnitud cambiaría la lógica del modo de hacer política en nuestro país nos equivocamos. Cuando se escriben estas líneas, a pocos días de terminar el año, la presidenta del principal partido de la oposición sigue sin repudiar el hecho e incluso uno de sus colaboradores es mencionado en la causa de un modo que nadie ha aclarado todavía.
Pero la insólita Causa vialidad deparó más noticias para terminar el año. El 7 de diciembre el Tribunal condenó a Cristina Kirchner a seis a años de prisión e inhabilitación perpetua para ocupar cargos públicos. La propia vicepresidenta venía anticipando desde la etapa de indagatoria que la sentencia ya estaba escrita y era de carácter prescriptivo. Por eso, esa misma tarde fustigó la sentencia y precisó nociones. Si en un principio había caracterizado el proceso como parte del lawfare y luego explicó cómo el nuevo partido judicial reemplaza en esta era al partido militar del siglo pasado, en ese discurso directamente habló de mafia judicial.
Cristina Kirchner
Cristina afirmó que no competirá para ningún cargo en 2023.
Para ahondar en esta definición, se apoyó en la denuncia de un viaje impropio a Lago Escondido entre magistrados, funcionarios de la Ciudad de Buenos Aires y ejecutivos del grupo Clarín. La sospecha por dádivas y otros delitos se intensificó con la difusión de un chat en el que los viajeros habrían, presuntamente, organizado un intento de ocultar el evento a la opinión pública y armar coartadas para negar que la invitación habría sido del grupo mediático.
Esa connivencia fue la que terminó de cimentar la certeza de la expresidenta de que el poder político se encuentra condicionado de modo rayano con la parálisis por un entramado destinado a proteger intereses concentrados y perjudicar a las mayorías.
Por eso, en ese mismo discurso aseguró que no competirá para ningún cargo en 2023, con la intención de no prestarse a un juego así de amañado y condicionar a la fuerza que integra al escarnio de tener que contestar acusaciones que sólo hubieran buscado evitar debates más reales acerca de proyectos de país. Esta decisión que desconcertó y hasta generó cierta sensación de orfandad en buena parte de la militancia oficialista, abre un escenario incierto para el año electoral en la coalición de gobierno.
Tampoco hay certezas concluyentes en Juntos por el cambio de cara a 2023. Varios precandidatos se anotan y la certeza de tener una victoria al alcance de la mano por los problemas de gestión que debió afrontar el oficialismo choca contra condicionamientos propios que menguan las expectativas.
Interna de Juntos por el Cambio
No hay certezas concluyentes en Juntos por el cambio de cara a 2023.
Por un lado la propia memoria del período 2015- 2019, por otro la transparencia de un inocultable proyecto de ajuste y por último las internas a cielo abierto que los propios integrantes de la alianza opositora sostienen.
El primero de estos ítems quizás haya definido el casi seguro retiro de Mauricio Macri de la carrera presidencial, el segundo parece formar parte de una idea de campaña con resultados inciertos y el tercero es un verdadero problema. Operaciones, opiniones intempestivas, alusiones incómodas… mucho de todo esto es lo que vimos en el año que termina y a lo que seguramente seguiremos asistiendo.
Varias incógnitas más se develarán en el año que comienza, incluso si la performance electoral que lograron los autopercibidos libertarios en las elecciones de medio terminó podrá repetirse para cargos ejecutivos o si los movimientos sociales y una parte de la CGT buscará romper con el ala kirchnerista del peronismo tal como amagó durante todo 2022. Estas preguntas y otras serán contestadas en un año apasionante en el que se juegan muchas más cosas que los próximos cuatro años.