Más allá de que faltan varios meses para que comience formalmente la campaña electoral nacional, esta semana comenzó a sentirse el calor de la cercanía de la contienda. El inconveniente es que cuando el proselitismo no es explícito, termina aprovechándose de modo larvado de hechos inconexos o que, por su trascendencia, deberían estar sustraídos de las urgencias de las urnas.
En efecto, el atentado a tiros en Rosario contra un supermercado de la familia de Antonela Roccuzzo motivó un caranchismo inusitado de las fuerzas de la derecha. En redes sociales se hizo campaña y hasta se utilizó el hecho para dirimir internas.
Antonela Roccuzzo Supermercado
C5N
La primera en reaccionar, como viene sucediendo desde hace un tiempo, fue Patricia Bullrich. El hecho le sirvió a la exministra de Seguridad para reiterar su inquietante idea de que son las Fuerzas Armadas las que deben controlar la situación.
Más allá de lo ilegal de la propuesta (está prohibido expresamente que las FFAA participen de la seguridad interior) la precandidata conservadora de Juntos por el Cambio sabe que en momentos de conmoción pública o mediática este tipo de iniciativas pueden conseguir más adherentes para su causa. Lo aprendió de su jefe político, Mauricio Macri, que a lo largo de todo el gobierno de Alberto Fernández presionó para endurecer a la alianza conservadora y, sobre todo, apoyar cualquier iniciativa obstruccionista o que propiciara escenarios de caos. Sucedió en lo económico, pero también en lo político -la paralización del Congreso es una buena muestra- y en lo social.
El ala más dura del PRO sabe que el programa de mega ajuste que tiene pensando en caso de retornar al poder sólo podría ser aceptado por la sociedad en medio de una situación de caos. Enfrente, Horacio Rodríguez Larreta también utilizó el atentado y la situación de violencia en Rosario pero marcando diferencias. Propuso que 3.000 gendarmes persigan a los narcos "mientras las FFAA blindan nuestras fronteras”.
El comentario es proselitista y a la vez un dardo contra Bullrich a quien le había reclamado seriedad cuando se le preguntó por la idea de que el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea se ocupen de la persecución del delito. Sólo fuerzas políticas plagadas de negacionistas como las de la derecha argentina pueden contener ideas como ésta, de tan triste memoria para nuestro país.
Es llamativo que el intendente de Rosario, Pablo Javkin, sea presentado como una víctima en estos episodios y no como un gobernante, integrante de la alianza política que fue incapaz de evitar el desastre de seguridad cuando gobernó la provincia y futuro aliado de Juntos por el Cambio.
Más allá de la hojarasca propagandística, el gobierno de Macri y la gestión de Bullrich no pueden enorgullecerse de números muy diferentes a los de sus antecesores y sucesores en materia de seguridad. Pero es cierto que hoy el peronismo gobierna tanto a nivel nacional como en Santa Fe y, aunque no pertenecen a espacios idénticos, son los responsables de resolver los problemas de seguridad. Los heredados y los generados por administraciones que evidentemente no dan con la solución.
El ataque a la familia política de Messi y la amenaza al mejor jugador del planeta, con la repercusión que eso tiene, quizás desencadenen algunas iniciativas que ayuden a avanzar en soluciones.
Por un lado, las comisiones de Legislación Penal y de Justicia de Diputados buscarán avanzar en un proyecto que fortalece al poder judicial en la provincia. Por otro, se reunieron en la Casa Rosada el jefe de Gabinete, Agustín Rossi, el ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro y el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, para firmar un convenio en materia de tecnologías de reconocimiento facial y la instalación de cámaras para reforzar la seguridad.
Wado de Pedro, Agustín Rossi y Omar Perotti
Más allá de las declaraciones rimbombantes y del ya mencionado carancheo electoral, la gestión política es la única que puede brindar las soluciones a situaciones como la de Rosario.
Muy criticada por la oposición y los propios, la sentencia de Aníbal Fernández -“ganaron los narcos”- quizás equivoque en el tiempo verbal pero describe una realidad palpable. Si el ministro de Seguridad lo hubiese dicho de otro modo quizás se lo habría atacado menos. Pero lo cierto es que la asunción de la derrota momentánea es la única posibilidad de pensar en alternativas para modificar el resultado.
Ni la aberrante propuesta de Patricia Bullrich sobre las FFAA ni las promesas improbables de Sergio Berni (“lo de Rosario se resuelve en 15 días”) cuentan con la humildad de reconocer que ninguno de los dos, cuando fueron ministros de Seguridad de la Nación, modificaron sustancialmente o de modo estructural la situación de una provincia clave.