El papa Francisco repudió la represión a los jubilados: "En vez de pagar justicia social, se pagó el gas pimienta"

El Sumo Pontífice lanzó fuertes críticas al gobierno de Milei. En un encuentro con movimientos populares, fustigó a Roca por el exterminio de los pueblos originarios.

“Me llamaron hace una semana por una represión, una represión a obreros, gente que pelea por sus derechos en la calle, la policía la rechazaba con lo más caro que hay, el gas pimienta de primera calidad. En vez de pagar justicia social, el Gobierno pagó el gas pimienta”. Esta frase citada fue dicha por el Papa Francisco en un extenso discurso a dirigentes y militantes sociales al conmemorar diez años de su primer encuentro con los movimientos sociales de todo el mundo.

En la sede del Dicasterio de Desarrollo Humano e Integral (ministerio en Argentina), en Plaza San Calisto, muy cerca del barrio gastronómico de Trastevere, a 10 minutos del Vaticano en automóvil, Francisco se puso en salida.

Al evento arribó justo cuando estaba hablando el secretario general del sindicato de los trabajadores de la economía popular (la sigla es UTEP), Alejandro Gramajo (a quien había visto el lunes en el encuentro con los dirigentes sindicales de la CGT), quien exponía con una remera que portaba la silueta de las Islas Malvinas.

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El evento se llevó a cabo en el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral de Roma.

El evento se llevó a cabo en el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral de Roma.

En ese momento el Pontífice en silla de ruedas es acercado para dar la ponencia más potente que se tenga recuerdo. En el momento que habla del amor en las obras y pide no dejar “a nadie tirado” y enfrentar lo que definió como “darwinismo social, la ley del más fuerte”, es que ejemplificó con Roca “que le cortó la cabeza a todos los aborígenes. Acordémonos de Roca. De 46 millones quedaron 600 mil aborígenes. Una cosa vergonzosa”.

El Pontífice al referirse a los colonialismos apuntó que “a los pueblos quieren cambiarles la cultura, morderles la historia, hacerles olvidar lo que son, el sentido de pertenencia a un pueblo, el colonialismo material e ideológico va siempre juntos para quitarles las riquezas de los pueblos”.

Embed - Celebración del 10 aniversario del primer Encuentro Mundial de Movimientos Populares

Jorge Mario Bergoglio recordó que hace 10 años “plantamos una bandera: tierra, techo y trabajo. Son un derecho sagrado. Que nadie le quite esa convicción. Que nadie les robe esa esperanza, que nadie les apague los sueños. Si el pueblo pobre no se resigna, se organiza, persevera, y a la vez lucha contra las estructuras de injusticia social, más tarde o más temprano las cosas cambiaran para bien”.

Reivindicaciones a la lucha

“Ustedes salieron de la pasividad y el pesimismo. No se dejen abatir por el dolor, ni por la resignación. No aceptaron ser víctimas dóciles. Se reconocieron como sujetos, protagonistas de la historia, quizás el aporte más lindo, ustedes no se achican, ustedes van al frente. Tampoco trazan planes en el aire. Una cosa que me gusta que no escriben documentos ideológicos. No se la pasan de conferencia en conferencia… jarabe de pico”, reivindicó el jefe del Estado más pequeño del mundo delante de Juan Grabois, fundador de la cooperativa de cartoneros MTE y luego del sindicato de la economía popular UTEP.

"Van paso a paso sobre tierra firme de lo concreto. Trabajan cuerpo a cuerpo, persona a persona. No solo protesta, que está muy bien, también realizan obras de la más absoluta precariedad de los medios, a veces sin ninguna ayuda del Estado, y otras perseguidos", agregó.

En ese sentido, dejó en claro que “los acompaño en su camino, sigo creyendo, la acción comunitaria de los pobres de la tierra depende de ustedes y todo el mundo, la humanidad. De los pobres dependemos todos, inclusive los ricos” y agregó que “la centralidad de los pobres en el Evangelio. No es el Papa es Jesús que nos pone al centro, ese lugar, es nuestra fe, no se puede negociar. Jesús fue más duro que yo con los ricos”.

En referencia a la justicia social el Sucesor de Pedro aseveró que “lamentablemente, muchas veces, son los más ricos que se oponen a la realización de la justicia social o a la ecología integral. Por pura avaricia. Disfrazan, sí, por la vieja y conocida avaricia. Entonces presionan a los gobiernos para políticas que lo favorezcan económicamente. Mi abuela lo repetía: ‘Esten atentos el diablo entra por los bolsillos’. Una coima aquí, otra allá” y allí contó una anécdota de “un emprendedor internacional que estaba en la Argentina con un plan de trabajo” y le pidieron coimas desde el gobierno.

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Para el obispo de Roma, y líder universal en la tierra de los católicos, “la justicia social es una expresión de la iglesia que es inseparable de la compasión. Dios es cercanía, misericordia y compasión” y preguntó “das limosna con compasión. Mirando a los ojos. La actitud altanera es lo contrario a la compasión. Mirar con desprecio, odio, indiferencia, así se gesta la violencia. Todos debemos levantar a los demás, y algunos se burlan del caído”.

Luego, apelando a la élite de los megamillonarios del mundo les pidió que “se abran al destino universal de los bienes. Es difícil que eso pase. Ese porcentaje pequeño de billonarios, acaparan la mayor parte de la riqueza, pero compartir la riqueza fraternamente no como limosna, que bueno sería para ellos, pido a los privilegiados que se animen a ese paso, serán más felices, seremos más hermanos todavía”.

De los pobres sostuvo que “hace tiempo no pueden esperar. Si los movimientos sociales no reclaman, grita, luchan, si ustedes no despiertan conciencias, las cosas serán más difíciles”.

El Papa convocó a “la clase media que cada vez se deben sacrificar más para llegar a fin de mes, pagan alquileres altísimos, que no pueden ahorrar, o dejan a sus hijos en peor situación que ustedes recibieron. ¿Ustedes creen que los más ricos van a compartir con los demás o van a seguir acumulando insaciablemente? Es una pregunta”.

En un tramo de su extenso discurso consideró que no tiene “el monopolio de la interpretación de la realidad social. Escucho. Tampoco tengo la bola de cristal. No existe. Esas son estafas. Si veo una cos, que me preocupa, que avanza las formas perversas de mirar la realidad, es una forma que exalta la acumulación de riqueza como si fuera una virtud. Que no lo es. Es un vicio. Las riquezas son para compartir, para crear. Acumular no es virtuoso. Distribuir sí lo es. Jesús no acumulaba, sino que multiplicaba. Sus discípulos distribuían”.

Por la “competencia ciega de tener más y más dinero” lo definición como “una actitud enfermiza, camino a la perdición, destruye a la creación y divide a los pueblos. No dejemos de denunciarlo”.

*Enviado especial al Vaticano.

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