El gasto público es una variable fundamental en la macroeconomía argentina y hoy está en la mesa de negociación con el Fondo Monetario Internacional. Cuando hablamos de gasto público en la Argentina hablamos de políticas de protección y asistencia social. Por la recesión económica, los planes sociales se multiplicaron por 5 durante el gobierno de Mauricio Macri y hoy explican 1 de cada 10 pesos de ese gasto. Por eso, si queremos reducir la cantidad de planes lo que tenemos que hacer es propiciar una economía mas vibrante y con más oportunidades.
El FMI nos está tratando de imponer que vayamos a un ajuste agresivo del gasto público, frente a la intención del Gobierno de equilibrar las cuentas de una manera gradual y de manera virtuosa, alentando el crecimiento de los ingresos para cerrar la brecha fiscal.
El Fondo busca un achicamiento del Estado en todas sus funciones y el riesgo de esa política es entrar en la misma dinámica de 2018/2019. Los resultados entonces quedaron a la vista: a tono con una economía cada vez mas chica, se redujo el gasto, pero eso no derivó en un mejor orden macroeconómico y terminó en más recesión.
La posición argentina es crecer y expandir la economía y las exportaciones para garantizar el pago de la deuda. La receta del organismo es ajustar las cuentas publicas de un modo tan veloz que traería consecuencias sobre la educación, la salud, la infraestructura y la seguridad. Es algo muy riesgoso e inaceptable.