Los funcionarios subestiman la gravedad de nuestra crisis educativa

¿Cómo y cuándo este sistema perdió su brújula? ¿Cómo y cuándo nuestros estudiantes van a la escuela pero no logran las metas básicas?

Septiembre es el mes de la educación. Un mes que a los argentinos nos interpela más que nunca. En ese sentido, parece increíble recordar la gesta de Sarmiento, hace más de 150 años.

En 1867, justo esta misma semana (entre el 15 y el 19 de septiembre) el Presidente Sarmiento impulsó el primer censo poblacional. Así constató que 87% de nosotros no sabía leer y escribir. Inmediatamente propuso su política de estado: crear escuelas, escuelas y escuelas. Los datos son conocidos y contundentes. Desde 1869 hasta 1947 la población aumentó casi diez veces y, al mismo tiempo, el analfabetismo bajó del 77 al 13 por ciento. Es decir que en 80 años pasamos a convertirnos en un país modelo en alfabetización, crecimiento y organización.

Durante esos 80 años de desarrollo impactante, el sistema educativo funcionó perfecto para el objetivo que se había propuesto. Pero ¿Cómo y cuándo este sistema perdió su brújula? ¿Cómo y cuándo nuestros estudiantes van a la escuela pero no logran las metas básicas? Leer, comprender y escribir parecen procesos olvidados desde la política pública. Según las Pruebas Aprender 2019 el 38,3% de los estudiantes secundarios se ubicaban en el grupo de menor desempeño (básico y debajo del básico), en 2022 ese porcentaje aumentó al 43%. Sumado a esto, sólo 13 de cada 100 estudiantes que comenzaron primer grado en 2011 egresó de la secundaria en el tiempo esperado y con niveles satisfactorios en Lengua y matemática.

En un país con más de 60.000 escuelas, y tasas de acceso en educación primaria superiores al 90%, angustia ver cómo retrocedemos en lugar de avanzar.

Esto no le pasa sólo a Argentina. Jaime Saavedra, director de desarrollo humano para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, compartió nuevos datos escalofriantes en Bogotá la semana pasada en el Foro Regional 2023. El director explicó que en la última década, en los países con ingresos medios y bajos, 50% de los niños no podía leer y comprender un texto sencillo a los 10 años. Ese porcentaje ascendió a 70% en la era post covid. Además mostró que el aumento en la pobreza de aprendizajes en América Latina y el Caribe es el más alto del mundo. El director resaltó que es la crisis más grave de los últimos 100 años y que gracias a ella, 24 millones de estudiantes adicionales abandonarán el sistema escolar a nivel global.

Pero el dato que a mi me resulta más grave es el que dice que ´la urgencia y la magnitud de la crisis del aprendizaje´ aún no se ha internalizado. Sólo 19% porciento de los países cuentan con un plan de recuperación del aprendizaje luego de la pandemia. Y más terrible aún: el 80% de los funcionarios subestiman la gravedad de la crisis de aprendizaje.

En la carrera política argentina en la que se disputa quién tomará las riendas de un país en crisis constante, necesitamos recuperar la brújula de la educación. Para eso necesitamos, ante todo, funcionarios que no sólo reconozcan la crisis de aprendizajes sino que se metan de lleno a trabajar para darle solución. Estoy convencida que tenemos los mejores educadores de la región. Hacen falta funcionarios de la talla de Sarmiento, que den forma a una política educativa con presupuesto y programas concretos que los potencie e impulse. Una política de estado que haga que el 100% de los estudiantes logren primero alfabetizarse para luego avanzar en cada uno de los aprendizajes que necesitan para construir el país que soñamos.

Victoria Zorraquin es escritora, investigadora y especialista en educación. Directora de Educere-Argentina; pertenece a la Coalición por la Educación y es profesora de la Universidad Austral.

DEJA TU COMENTARIO: