La elección en Nicaragua desnudó la crisis de la democracia en América

La polémica victoria de Daniel Ortega volvió a poner en el centro de la escena el principal problema político que afronta la región.

Como se preveía, Daniel Ortega logró imponerse en las elecciones presidenciales en Nicaragua. Gobernará su cuarto mandato consecutivo. No es que las encuestas adelantaron el triunfo por la ventaja de intención de voto que tenía el presidente, sino porque directamente quienes podrían haberle disputado la presidencia fueron encarcelados.

Candidatos ya establecidos o posibles contendientes, todos ellos mujeres y hombres, siete en total, están presos en la cárcel o en su domicilio. Las encuestas sí marcaban que cualquiera de ellos podría haberle ganado a Ortega de acuerdo a su índice de impopularidad.

Por estas horas se podría hablar de una nueva crisis, pero, ¿solo afecta a esta pequeña nación? Por la repercusión de lo que la “victoria” de Ortega genera en distintos países, vecinos o lejanos, está a la vista que algo más grande está detrás.

Esto tiene que ver con lo que viene sucediendo de forma marcada desde el golpe contra el presidente de Honduras, Manuel Zelaya el 28 de junio del 2009. La debilidad institucional no entiende de izquierda o derecha y la democracia parece ya no ser un valor, no solo en la región, sino a nivel global. El mundo se sorprendía cuando el Congreso de la autoproclamada “democracia perfecta”, Estados Unidos, estaba bajo ataque, a la vez que el por entonces expresidente Trump llamaba a sus senadores para que no ratificaran a su contendiente quien había ganado la elección.

En Brasil, Bolsonaro amenazó en más de una oportunidad con no llevar adelante las elecciones presidenciales del 2022. Bolivia, en tanto, es la excepción: a pesar de lo sucedido con Evo Morales, logró salir adelante luego del golpe de Yañez.

Pero Ortega no se hubiera animado a llevar adelante su golpe político si no hubiera antes, además de estas crisis, un gobierno en Venezuela que está siendo investigado por crímenes de lesa humanidad por la Corte Penal Internacional y es acusado por la Alta comisionada de derechos humanos de la ONU de violar los derechos humanos en su país.

No se trata de “la crisis en Nicaragua”. Es una crisis que afecta a todos, cada vez más cercana y profunda.

DEJA TU COMENTARIO: