Una de las tantas habilidades que forman parte de los gatos es que caen de pie. Se trata de un reflejo tan natural e instintivo que hace que los gatos caigan "bien parados", sin importar la posición en la que se encuentren, la postura, la altura, o el lugar del que salten.
Esto se debe al "reflejo giro de gato" que consiste en que mientras el cuerpo del felino rota en un sentido, su patas traseras lo hacen en el sentido contrario. El animal arquea la columna mientras estira las patas traseras y recoge las delanteras lo que provoca el giro, aprovechando la ley de conservación. Lo que significa que al final, el gato se encontrará en la misma posición que al comienzo, pero girado hacia el suelo y caerá de pie.
Para poder realizar el movimiento, la señal originada en el oído del gato provoca una respuesta automática que pone en acción todos los músculos de su cuerpo, que actúan de motores sobre su propio eje de rotación.
Los felinos cuentan con cuerpos ligeros y tienen un muy buen sentido de la orientación, además el grosor de su piel y el movimiento de las patas que se extienden hacia afuera ayudan a reducir la velocidad y realizar el giro de forma perfecta.