Qué es la colombofilia, un deporte histórico que resiste en la era de la tecnología

Un mundo particular el del arte de criar y entrenar palomas mensajeras de carrera. Para algunos, difícil de comprender. Para otros, un estilo de vida...

A lo largo de la historia, las palomas fueron protagonistas indispensables en las guerras egipcias, griegas, romanas, árabes… pero también fueron y son adiestradas con fines meramente deportivos por los colombófilos. Los ‘directores técnicos’, como se autodenominan, que tienen un rol paternal sobre estas aves.

Las palomas que uno suele ver cotidianamente no son las que se dedican a esta actividad. Sólo las mensajeras garantizan una efectividad necesaria para ganar competencias. Por su vuelo, musculatura y plumaje, son consideradas una raza especial.

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No todas las palomas que uno ve cotidianamente se dedican a esta actividad.

No todas las palomas que uno ve cotidianamente se dedican a esta actividad.

¿En qué consiste este deporte? Las palomas son conducidas al punto de suelta designado. Desde allí, se las deja en libertad para que regresen al palomar. A su vuelta, se comprueba con relojes especiales el tiempo invertido en el vuelo. Con estos tiempos, se establecen clasificaciones individuales o por equipos. La paloma que más rápido regrese, es la que ganará.

Somos como los entrenadores de un equipo, el cual tiene la suerte de seleccionar el plantel, criarlo desde nacimiento, y sobre todo con los padrillos. Con los reproductores. Hay que acompañarlas, asistirlas y brindarles el mejor confort. No es difícil. Parece, pero no lo es. Hay que saber entenderlas”, cuenta a C5N Gustavo Pece, presidente y fundador de la Asociación Colombófila Santiagueña, la cual nació en 1985.

Respecto a sus inicios, agrega: “Fue en mi casa… tenía las palomas, las gallinas... y me incliné por estas aves. El inicio social, que es muy importante, fue muy lindo porque entre los chicos de la cuadra, del barrio, todos teníamos nuestras palomitas. Era muy lindo. Muy enriquecedor. Nuestro juego de pequeños era ese. Cuidar a las palomas. Siempre tuve experiencias satisfactorias con ellas”.

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La paloma que más rápido regrese, es la que ganará.

La paloma que más rápido regrese, es la que ganará.

En la misma sintonía, Sebastián Scarella, colombófilo desde hace 25 años, contó su experiencia a este medio. “Esto en mi vida significa muchísimo. Aparte de dar clases de educación física, lo considero a este deporte muy importante porque es un cable a tierra…. Es muy lindo criar a las palomas, cuidarlas de chicas, hacer las primeras sueltas, después las competencias. Es una cosa increíble, muy pocos saben de lo que hablo”, dice con total felicidad.

Y continúa: “Muchos me preguntan de dónde saqué esto, pero en mi familia nadie tenía palomas. La heredé de un tío lejano, su padre tenía palomas mensajeras y, luego de una charla que tuve con él, me decidí por meterme de lleno en esta actividad. Es un modo de vida. Uno está todo el día pensando en las palomas, en cómo prepararlas, en cómo elegir los casales para criarlos y sacar los mejores pichones, estar toda la semana como entrenan y cómo vuelan, ver las palomas más adaptadas para competir”.

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"Es un modo de vida. Uno está todo el día pensando en las palomas".

Por otro lado, Federico Arias, Secretario General de la Asociación Colombófila Argentina y Presidente de la Asociación Iberoamericana, asegura que “se establece un vínculo especial entre el colombófilo y sus palomas. En general, uno está involucrado con todas las facetas del deporte. Una de ellas, es la reproducción. Se intentan cuidar todas las variables para que nazcan los pichones sanos y pueda ser un buen deportista en el futuro”.

El común denominador entre los tres es la opinión respecto a la poco difusión de la disciplina: “No tiene un entorno favorable para que se difunda y se generen nuevos adeptos y aficionados. Hoy en día con la diversidad de estímulos que tienen los jovencitos se nos hace muy difícil. Sobre todo en las provincias del interior, donde la capacidad económica no es la mejor".

"En los barrios donde se podrían generar nichos de colombofilia, podría suceder lo mismo, pero no hay un acompañamiento de los padres. Es impensado que el padre diga ‘vamos a construir un palomar’. Soñamos con que algún día eso ocurra”, lamentan.

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