Las fake news sobre alimentos que dificultan comer de forma saludable

Es imposible que los alimentos estén libres de peligros, pero el riesgo de que ocasionen un daño a la salud se puede minimizar siguiendo una dieta completa, variada, suficiente y equilibrada.

La alimentación es una necesidad humana básica. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura - FAO- los alimentos representan diversidad, nutrición, asequibilidad, accesibilidad e inocuidad.

Cada alimento le aporta al organismo energía y diferentes nutrientes necesarios para el desarrollo de los procesos biológicos. A su vez, cada grupo de alimentos es fuente de determinados nutrientes. Por ejemplo, las frutas y verduras aportan hidratos de carbono simples, fibras, vitaminas, minerales y agua. Las legumbres, hidratos de carbono complejos, proteínas, hierro y vitaminas. Los lácteos, proteínas, calcio, fósforo y vitaminas A y D. Las carnes rojas aportan proteínas, hierro, vitaminas y minerales.

Para tener una alimentación saludable, las Guías Alimentarias para la Población Argentina recomiendan limitar el consumo de alimentos con alto contenido de sodio, azúcares, grasas saturadas y grasas trans e incluir diariamente una variedad de alimentos en distinta proporción: 5 porciones de frutas y verduras, 4 de legumbres y cereales, 3 de lácteos, 2 de aceites, frutos secos y semillas, y 1 una de carnes y huevos.

El cumplir con estas recomendaciones es muy difícil para un consumidor que está permanentemente bombardeado, sobre todo en las redes, con falsos argumentos sobre cada uno de los distintos grupos de alimentos, esto genera confusión y por lo tanto atenta contra la posibilidad de lograr una alimentación saludable y equilibrada. Así, la demonización de todos los grupos de alimentos se ha instalado con argumentos carentes de una base científica sólida.

  • ¿Comer frutas y verduras es peligroso porque tienen agroquímicos?

En relación con las frutas y verduras se leen artículos como “las frutas y verduras del mercado central tienen restos de agroquímicos”. Si bien es cierto que la agricultura convencional utiliza agroquímicos, éstos siempre deben estar aprobados para ese uso por las agencias reguladoras de cada país, asegurando un consumo seguro.

Incluso si alguien quisiera privilegiar el consumo de una dieta basada en plantas e invirtiera más dinero en comprar productos orgánicos, se toparía también con noticias como “dos personas internadas con botulismo por consumir productos orgánicos”. Al guiarse por esta información no habría forma segura de consumir frutas y verduras, independientemente de su forma de producción.

  • ¿Una dieta sin gluten es beneficiosa para todos los individuos?

Hay que tener en claro que una dieta sin trigo, avena, cebada y centeno está indicada en personas con diagnóstico de enfermedad celíaca, sensibilidad al gluten no celíaca o alergia al trigo y que una experiencia personal con respecto a un determinado tipo de alimentación no debería transformarse en una recomendación nutricional, ya que un caso anecdótico no constituye evidencia científica.

  • ¿La leche de vaca pasteurizada es un veneno letal?

La leche de vaca contiene proteínas de alto valor biológico, vitamina D y minerales como calcio, fósforo y magnesio, que son fundamentales para el correcto funcionamiento del organismo. Además, la leche debe estar pasteurizada para eliminar bacterias patógenas que, de estar presentes en la leche, podrían provocar enfermedades.

  • ¿La carne procesada es cancerígena?

Se sabe que las carnes rojas y procesadas no son causal de cáncer sino un factor de riesgo más, entre varios. Si bien es importante reducir el consumo de carnes rojas, reducir no es eliminar, ya que éstas aportan proteínas de alto valor biológico, hierro, zinc y vitaminas del grupo B. Es más, si se intenta cambiar el tipo de carne, se lucharía contra los mitos de las hormonas en el pollo o con “las 5 razones para evitar el salmón”.

  • ¿Los edulcorantes son tóxicos?

Si se tiene en cuenta lo que se lee en las redes sociales, no se podría consumir ningún producto dulce ya que el azúcar junto con la leche, la sal, la harina y el arroz son mencionados como “los 5 venenos blancos”. Y si quisiéramos reemplazar el azúcar por edulcorantes no calóricos se leería y escucharía que “son tóxicos”, a pesar de que agencias internacionales de regulación como la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), la FDA de los Estados Unidos y el JECFA (Comité conjunto FAO-OMS de expertos en aditivos alimentarios) señalan que consumirlos dentro de su Ingesta Diaria Admisible (IDA) es seguro.

El nivel habitual de consumo de edulcorantes no calóricos en la población argentina esta muy por debajo de la IDA de cada uno. Para hacerlo más gráfico, es muy poco probable que un ser humano pueda superar la IDA de cualquier edulcorante ya que, para alcanzarla, un adulto de 70 kilos tendría que consumir aproximadamente 25 sobrecitos diarios de edulcorante durante todos los días de su vida.

La IDA también se aplica para los conservantes que se usan básicamente para producir alimentos más seguros, previniendo la acción de agentes biológicos (bacterias, hongos) que representarían para el consumidor una amenaza mucho mayor que la de consumir estos aditivos alimentarios.

En conclusión, la demonización de todos los grupos de alimentos se ha instalado y confunden al consumidor que ya no sabe qué comer, o al menos qué comer sin pensar que va a sufrir alguna consecuencia grave sobre su salud.

Es imposible que los alimentos estén libres de peligros, pero el riesgo de que ocasionen un daño a la salud se puede minimizar siguiendo una dieta completa, variada, suficiente, equilibrada y que aporte la energía y los nutrientes necesarios. En una dieta saludable pueden formar parte todos los grupos de alimentos, cada uno en su justa medida. No hay alimentos buenos o malos. Hay conductas más o menos saludables.

Brian M. Cavagnari es Doctor en Ciencias Biológicas e Investigador de la Red Latinoamericana de Investigación en Alimentación y Nutrición (RedLIAN).

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