"Fue una propuesta del propio Malba. Estaban haciendo una muestra de Guillermo Kuitca (Kuitca 86) y me propusieron intervenir con una canción propia y una versión de otro artista", explicó Johansen. Eligió su tema "Luna sobre Porto Alegre" y una reversión de "No soy un extraño" de Charly García. La conexión entre ambas elecciones y la obra del artista visual no es casual: “La muestra habla de su primera juventud. Ese momento un poco tortuoso del joven artista. Y cronológicamente es cuando Charly empieza a destacarse como solista”.
El músico recuerda lo que sintió la primera vez que la escuchó y cómo esa canción lo marcó desde el primer momento. “Fue uno de los primeros temas que usaron máquinas. Arranca con un teclado profundo y un clap clap clap atípico. Me impactó lo jugado del arreglo. Charly fue un atrevido, un creativo de la hostia”, dice, con admiración intacta.
La reversión en bossa nova, que Johansen había tocado en vivo pero nunca había grabado, encontró su espacio natural en esta experiencia en el museo. “Hace muchos años se la comenté a Charly en el Gran Rex, y me dijo ‘uy, qué lindo’. Sentí una semiaprobación del maestro, que no es poca cosa”, cuenta.
En diálogo con C5N, Johansen reflexionó también sobre el rol del arte en la sociedad actual:
“Creo que sin arte somos peores, sin lugar a dudas. El arte nos enriquece, pero también genera diálogo. A cada uno le dispara algo distinto. Eso lo hace esencial”.
El espacio elegido para la grabación, una de las salas principales del Malba, impuso ciertos desafíos técnicos y conceptuales. Johansen eligió no estar acompañado por su banda:
“El ambiente era enorme. Podía llevar banda, pero preferí estar solo con la viola. Me parecía más coherente con el contexto, más honesto”.
El cruce con el arte visual no le resulta ajeno. Desde hace años mantiene un vínculo creativo con el historietista Liniers, con quien comparte escenario en el proyecto “Kevin Johansen + The Nada + Liniers”. “Siempre digo que no nos complementamos, nos completamos. Él trabaja lo visual, yo lo sonoro. La música es invisible, está en el aire”, analiza.
Aunque dice que no se animaría a regalarle un dibujo a Liniers —“le regalo una canción”—, Johansen reconoce que le gustaría dibujar más. “Pero no me animo, salvo en ese intercambio con él. Me gusta que no es un dibujante de chiste fácil. Puede emocionar, puede hacer llorar con una viñeta”, dice sobre el estilo del ilustrador.
Finalmente, Johansen destacó el momento que vive la música argentina y la escena cultural local. “Levantás una piedra y hay talento. En música, en cine, en arte pictórico. Hay una riqueza impresionante”, opinó.
La sesión en el Malba funcionó no solo como intervención sonora, sino como testimonio del potencial de los cruces interdisciplinarios en el arte argentino. Un gesto mínimo en un contexto monumental, que abre nuevas preguntas sobre cómo leemos, vemos y escuchamos el presente.