En modo Francisco para sobrevolar la grieta

Monseñor "Tucho" Fernández convoca en la catedral platense a un encuentro de reflexión académica de las encíclicas del Papa Francisco. Busca la unidad nacional agrupando políticos, empresarios, sindicatos y movimientos populares.

La bala que no salió, por milagro, al rostro de la vicepresidenta de la Nación moviliza al Papa Francisco y sus obispos más cercanos.

No sólo ha significado un llamado telefónico, a la mañana siguiente del jueves 1 de septiembre, desde su residencia comunitaria Santa Marta hacia Cristina Fernández de Kirchner, algo que negaron algunos pero que este cronista pudo saber del propio Pontífice de su falsedad.

Asimismo, el Vicario de Cristo habló del fallido magnicidio con distintos clérigos, funcionarios y políticos que lo han visitado en las últimas semanas, llamado por teléfono y escrito.

Desde hace años, y sobre todo en estas semanas, el Papa y algunos obispos argentinos buscan afianzar la unidad nacional, la pacificación en la cumbre del poder, achicar la grieta. Siguen insistiendo, no pierden las esperanzas, no bajan los brazos, en unir las dirigencias, porque uno de los principios vertebrales es que “la unidad es superior al conflicto”, como define desde hace años Jorge Mario Bergoglio para la gobernanza eclesial y política.

Por ello se está organizando para este jueves 29 un nuevo encuentro de unidad. Ahora es el turno de demostrar cómo cose, uno de los clérigos con mayor cercanía al Pontífice argentino, Víctor Manuel Fernández, ex rector de la Universidad Católica Argentina (UCA) y desde el 2018 arzobispo en la capital de la provincia de Buenos Aires.

“Tucho” como apodan a este obispo y teólogo nacido en la provincia de Córdoba fue ubicado por el Papa en la ciudad de La Plata (nada menos que la ciudad donde nació Cristina Fernández) para revertir las largas décadas de una iglesia refractaria a la aplicación pastoral del Concilio Ecuménico Vaticano II, que ya lleva 60 años de proceso.

La Catedral de La Plata, la más grande del país en capacidad de público, abrirá sus puertas este jueves, a partir de las 17.15, para que escuchen los dirigentes el mensaje social de Francisco, que sintetizará el obispo Fernández, junto a investigadores de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) como la UCA local, con eje en las encíclicas Laudato Si (Alabado Seas, que apunta a lo socio-ambiental) y Fratelli Tutti (Hermanos Todos, sobre la fraternidad humana).

A seis meses de cumplirse una década del primer Papa latinoamericano y jesuítico, monseñor Fernández sueña con superar la grieta a partir de las enseñanzas sociales del Pontífice.

En la Catedral platense no habrá misa porque busca contener más allá de la fe católica.

Quienes prometieron asistencia al obispo fueron el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, y desde Juntos por el Cambio el intendente local, Julio Garro, y otro intendente de derecha de la zona, Magdalena, Gonzalo Peluso, pasando por los intendentes peronistas de Berisso, Fabián Cagliardi, y Ensenada, Mario Secco. También empresarios nacionales, unos 50 secretarios generales de sindicatos, que aseguraron movilizar cientos de trabajadores “en gratitud de Francisco”, como investigadores universitarios. A su vez habrá representantes de otras religiones, que cuentan con un lugar reservado cerca del altar.

Monseñor Fernández no está solo en la patriada de unir. Ha convocado para la organización del encuentro a la Pastoral Social local, como otros grupos eclesiales, y por la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), ya está informado su titular monseñor Óscar Ojea.

Hace dos semanas el propio “Tucho” encabezó un encuentro reservado con dirigentes de los movimientos populares. Los constructores de la historia, como reconocen los obispos de América Latina en su documento de Aparecida, que bien recuerda Emilce Cuda, la argentina y laica que dirige desde el Vaticano la Comisión para América Latina (CAL) del Papa Francisco, estarán encabezados en la Catedral platense por el secretario general de su sindicato conocido por las siglas UTEP. Esteban “Gringo” Castro se transformó durante la pandemia del coronavirus en un dirigente que peregrina desde Luján a distintas localidades de la periferia con laicos que integran el Movimiento Misioneros de Francisco.

La parresia, o en términos laicales el atreverse, del obispo en La Plata es parte de un proceso reciente y que aún está discerniendo, que es el intento de asesinato de Cristina Fernández de Kirchner, la primera presidenta reelegida de toda América y la segunda ungida por el pueblo argentino con más votos, tras la elección por tercera vez a la presidencia de Juan Domingo Perón.

La dirigencia religiosa reaccionó rápidamente ante el terrorismo político que no terminó en tragedia. En su momento salió un documento firmado por musulmanes y judíos, junto a católicos, que nunca antes había ocurrido en un documento de fuerte impacto político, a su vez los dirigentes religiosos aceptaron la convocatoria del presidente Alberto Fernández en la Casa Rosada para el pasado viernes 2 de septiembre, en el marco de un feriado nacional y una multitud moviliza a la Plaza de Mayo.

Luego fue la iglesia católica que primereó convocando a una jornada de “paz y fraternidad” un fin de semana en las iglesias y capillas de todo el país, aunque terminó llevándose la atención mediática la misa en la Basílica de Luján donde concentró gran parte de la dirigencia peronista, en todas y sus amplias facetas, incluido el expresidente de la Nación, Eduardo Duhalde, como intendentes radicales bonaerenses, diplomáticos, y religiosos de otros credos.

El ateísmo ideologizado como el catolicismo insensible esperan ver el rebote mediático para salir al ataque del encuentro en la catedral platense.

Sin embargo, el Papa pide reungir a la dirigencia político, sindical y empresarial.

“Al ungir bien uno experimenta que allí se renueva la propia unción. Esto quiero decir: no somos repartidores de aceite en botella. Ungimos repartiéndonos a nosotros mismos, repartiendo nuestra vocación y nuestro corazón. Al ungir somos re-ungidos por la fe y el cariño de nuestro pueblo”.

Argentina tiene un ejemplo concreto para la unidad nacional y el propio obispo Víctor Manuel Fernandéz escribió un libro sobre ella.

La modelo es la beata Mama Antula

María Antonia de Paz y Figueroa fue una mujer de profunda fe que incidió como nadie en la política vernácula hace 200 años atrás.

La santiagueña de familia patricia, y conocida en Santiago del Estero por su apodo quechua, siendo adolescente y laica salió descalza a peregrinar por el país asistiendo y evangelizando a enfermos, madres solteras, negros esclavos y pobres indígenas.

Terminó su peregrinar construyendo la Casa de Ejercicios Espirituales, en la Ciudad de Buenos Aires (aún está en pie en la calle Salta y avenida Independencia) donde puso a la clase dirigencial política, comercial y eclesial que luchó por la independencia de los imperios a discernir el kairós, o sea el tiempo de Dios, para lograr una transformación profunda, la llamada metanoia en términos eclesiales.

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