El primer discurso de Néstor Kirchner: los ejes que marcaron una gestión histórica

Al asumir la presidencia, el mandatario expuso una manera de liderar un Gobierno que resultó transformador y produjo que la sociedad vuelva a creer.

En plena asunción, ante la mirada de millones de argentinos, Néstor Kirchner agarró al revés el bastón que le pasó el presidente saliente, Eduardo Duhalde. De inmediato, al darse cuenta de su error, bromeó con José Luis Gioja, presidente provisional del Senado. Entonces, comenzó a mover el elemento protocolar de un lado a otro de manera reiterada. A pocos metros, Cristina Kirchner se reía y lo observaba con cariño.

Aquel 25 de mayo de 2003 dejó imágenes imborrables, que marcaron un estilo de conducción más cercana al pueblo. Y también, el entones mandatario brindó un discurso que marcó a una gestión, que logró recomponer a un país marcado por la crisis política, económica y social que generó el colapso de diciembre de 2001, que incluyó la renuncia de Fernando de la Rúa y los posteriores interinatos de Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Camaño y Duhalde.

“Hay que reconciliar a la política, a las instituciones y al Gobierno con la sociedad”, advirtió con lógica y gran lectura de la situación reinante en la Argentina. Eran tiempos de desconfianza hacia la clase dirigente, de incertidumbre por el futuro y de ausencia de proyección. La política neoliberal que reinó en los 90 con la presidencia de Carlos Menem y que continuó el Gobierno de la Alianza provocó la sumersión en la pobreza de un gran sector de la sociedad, profundizó la desigualdad y generó pérdidas de puestos laborales y cierres de empresas. El ciudadano estaba enojado con los políticos, el descreimiento era el denominador común de la mayoría de la población.

“Por eso los convocamos a inventar el futuro (…) Sabemos a dónde vamos y sabemos a dónde no queremos ir o volver”, fue uno de los fragmentos de su discurso en la Cámara de Diputados. Unas palabras que expusieron una manera de pensar, de sentir la política y de transitar la gestión: “El 27 de abril se decidieron por el avance decidido hacia lo nuevo, dar vuelta una página de la historia”. Para Kirchner era el momento de dejar atrás las determinaciones que profundizaron la problemática argentina: "Nuestro pasado está pleno de fracasos, dolor, enfrentamientos, energías mal gastadas en luchas estériles, al punto de enfrentar seriamente a los dirigentes con sus representados, al punto de enfrentar seriamente a los argentinos entre sí".

Néstor Kirchner 2003 asunción

“Ésta es la oportunidad de la transformación”, anunció el mandatario ante un recinto expectante por su enunciado y marcó los contrastes con las décadas del 80 y 90, en las cuales “el resultado no podía ser otro que el incremento del desprestigio de la política y el derrumbe del país”. Y por eso remarcó que “colapsó el ciclo de anuncios grandilocuentes, grandes planes seguidos de la frustración por la ausencia de resultados y sus consecuencias: la desilusión constante, la desesperanza permanente”.

Dentro su exposición, invitó a la gente a participar, una cuestión que fue central en los 12 años de kirchnerismo. “Ningún dirigente, ningún gobernante, por más capaz que sea, puede cambiar las cosas si no hay una ciudadanía dispuesta a participar activamente de ese cambio”, pronunció y con el correr de su ciclo generó que la militancia volviera a creer. Además, miles de jóvenes acompañaron el proceso político a través de diferentes organizaciones. Así colocó la piedra fundamental que movilizó a las masas populares.

Ese día, Néstor propuso “un sueño” a los argentinos. Instó a “reconstruir nuestra propia identidad como pueblo y como Nación; la construcción de la verdad y Justicia”. Palabras que no quedaron en el aire, sino que marcaron el camino a seguir: la importancia de la memoria del país y de revisar el pasado para reivindicar a aquellos que sufrieron la violencia de las fuerzas represivas, a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, y también encontrar a los responsables de la atrocidad del Estado en la última dictadura cívico militar entre 1976 y 1983. Por eso, el 24 de marzo de 2004, el Presidente ordenó bajar los cuadros de Jorge Videla y Reynaldo Bignone de las galerías del Colegio Militar de El Palomar.

Kirchner tenía en claro cada pieza de su plan de Gobierno, ese programa que tanto se reclama por estos días en el peronismo y hace 20 años tenía una partitura evidente: “Hacer nacer una Argentina con progreso social, donde los hijos puedan aspirar a vivir mejor que sus padres, sobre la base de su esfuerzo, capacidad y trabajo (…) Queremos ser la generación de argentinos que reinstale la movilidad social ascendente”. A partir de ello, el Estado se encargó de lograr “una justa distribución del ingreso” en su rol de “gran reparador de las desigualdades sociales”.

Néstor Kirchner primer discurso

Durante el discurso, que duró poco más de 49 minutos, el mandatario detalló los puntos centrales de su Gobierno. El mismo se caracterizó, políticas de Estado, impulsar la generación de empleo para bajar la desocupación, la recuperación del salario, expandir el consumo interno, la planificación y ejecución de la obra pública, el acceso a la educación pública y el fomento de la identidad nacional, el mejoramiento y ampliación de la salud pública. Y en la mirada continental, potenciar el bloque del Mercosur.

El principal eje fue de Kirchner fue la economía. "Es donde más se necesita que el Estado se reconcilie con la sociedad", indicó. Por ello, resaltó la importancia de que "el país no puede continuar cubriendo de déficit por vía del endeudamiento permanente" y marcó que "no se puede volver a pagar deuda a costa del hambre y la exclusión de los argentinos, generando más pobreza y aumentando la conflictividad social (...) No somos el proyecto del default". Menos de tres años después, el 3 de enero de 2006, canceló la deuda con el FMI: pagó 9.810 millones de dólares.

"Formo parte de una generación diezmada, castigada con dolorosas ausencias; me sumé a las luchas políticas creyendo en los valores y convicciones a las que no pienso dejar en la puerta de entrada de la Casa Rosada (...) Soñé toda mi vida que éste, nuestro país, se podía cambiar para bien. Llegamos sin rencores, pero con memoria", aseguró un 25 de mayo de 2003, en su primer día como Presidente, cuando ofreció un discurso sincero, que presagió las políticas que desarrolló hasta el 10 de diciembre de 2007.

El discurso de Néstor Kirchner al asumir la presidencia

Discurso de asunción presidencial de Néstor, 2003 | #Néstor10Años

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