Tal como se había anticipado e inmediatamente después de que terminó el debate por el Presupuesto 2023, el diputado de Juntos Somos Río Negro, Luis Di Giacomo, presentó el muy anunciado proyecto para eliminar las PASO del año que viene. Con eso volvió concretó un debate que varios de los agonistas de las distintas fuerzas políticas habían planteado como abstracto ante la ausencia de algo material que discutir. El proyecto invoca una serie de razones para eliminar las Primarias en las presidenciales del año que viene. Uno tiene que ver con lo que considera es la pérdida del sentido original.
Di Giacomo asegura que “las PASO desde que se promulgaron nunca funcionaron como tales. Esto hizo que se tergiverse la relación del elector con el voto, terminando así de elegir entre dos líderes principales y desdibujando la figura de las terceras o cuartas fuerzas”.
Aquí conviene hacer un alto y admitir que hay ejemplos a favor y en contra pero es generalizada la opinión de que las PASO no resuelven los problemas para los que fueran creadas y sí convierten a la elección general en una suerte de ballotage que excluye a terceras fuerzas desnaturalizando incluso la representación en las cámaras del Congreso a partir de cierto “voto útil”.
Si la discusión se sincera, las distintas fuerzas deberían aceptar que, en buena medida, las posiciones acerca de las primarias tienden a ser intercambiables. Los que hoy son oposición querían suspenderlas cuando eran oficialismo y al revés. Por supuesto, hay excepciones notables. Los diputados cordobeses, en línea con el gobernador Juan Schiaretti, se oponen a las PASO desde hace mucho y un sector de la coalición del gobierno Nacional las defiende como la única posibilidad de conseguir cierto poder de negociación en las listas o en los distritos.
Pero en este último caso, lo que interesa ni siquiera es la primaria sino llegar al momento de decisión -el momento de la “lapicera”- con la posibilidad de negociar en función de la amenaza de diluir una fuerza presentándole competencia. Para evitar eso, quien tiene el poder de decisión en cada distrito tiene que negociar. Los movimientos sociales y la CGT de gordos e independientes saben que es la única manera de incidir porque la “lapicera” no la tienen ellos. Pero aún en este caso, muchas veces la intención no es llegar a las primarias sino amenazar para negociar lugares.
El oficialismo, como insólitamente sucedió en la discusión en particular de los artículos del presupuesto, está dividido en este tema. Es por eso que el ministro del Interior Eduardo "Wado" de Pedro envió un mensaje: la mayoría del Frente de Todos no quiere PASO y están tratando de convencer al Presidente. Le contestó Aníbal Fernández con un ácido “que se deje de joder” mostrando la grieta oficialista también en este tema.
Wado de Pedro Israel gira abril 2022
Ministerio de Interior.
Es cierto que frente a un escenario electoral complicado cualquier maniobra que perjudique el orden en la oposición debe ser sopesada y para Juntos por el Cambio generaría un escenario de mucha confrontación sin una instancia tan ordenadora como las PASO. De hecho, antes de que se vislumbrara esta posibilidad, en el PRO -y en menor medida en la UCR- la discusión era sí llegar con más de un precandidato por fuerza a las preliminares o sí decidirlo por otro método.
Horacio Rodríguez Larreta era partidario de dirimir la interna del macrismo y llegar con sólo un precandidato a enfrentar a los radicales. Patricia Bullrich nunca acordó con esto y planteó siempre que lo mejor era dirimir todo en una gran primaria. La eliminación de las PASO precipitaría decisiones e -imaginan en el kirchnerismo- favorecería posiciones de derecha más radicalizadas con las que es más fácil confrontar.
Rodríguez Larreta y Bullrich
Pero también es cierto que si un sector grande del gobierno (kirchneristas, gobernadores e intendentes, entre otros) quieren suspenderlas, y deben estar seguros de que no se abrirá una nueva división interna que termine volviendo como un bumerán. En otras palabras, si se hace campaña por el proyecto de Di Giacomo o algún otro similar no puede incurrirse nuevamente en la debilidad de votar diferente.
Hay quienes sostienen que la falta de competencia interna perjudicó al oficialismo en las elecciones de medio término ante un electorado que no se veía muy motivado a participar. Si eso fuera cierto, el resultado habría sido otro en la general y no cambió sustancialmente.
El peronismo mejoró su performance, acortó distancias en la provincia de Buenos Aires e incluso dio vuelta algunos distritos pero la tendencia se mantuvo. El descontento de los votantes por diferentes motivos -la pandemia y sus rigores económicos, la herencia macrista, errores de gestión y otros garrafales como la foto de Olivos, etc- quizás explique más los resultados que la falta de oferta en el oficialismo.
Los argumentos de Luis Di Giacomo para eliminar las PASO
Volviendo a los argumentos del proyecto de Di Giacomo, la cuestión económica es otro de los factores invocados y por eso, con inteligencia asigna lo ahorrado (más de 25 mil millones de pesos) a ámbitos reivindicables por toda la sociedad como el tratamiento de adicciones y el fortalecimiento de prestaciones básicas para personas con discapacidad.
Siempre es complicado meterse en debates acerca del costo de la participación electoral porque puede propiciar posiciones anti política de derecha que generan más problemas que soluciones, pero hasta los gobernadores también alegan que en este contexto cualquier ahorro es bienvenido. Claro que dicen eso y luego, los que pueden, desdoblan elecciones provinciales generando un gasto mayor que si las hicieran en conjunto con las nacionales por temor a ser arrastrados por una ola de descontento ante el gobierno central.
Alertados de las divisiones que podrían hacer naufragar el proyecto en el kirchnerismo piensan planes B, como acortar el tiempo entre las primarias y las generales. El retraso de las primarias en función de esto también posibilitaría que si hay resultados positivos en materia económica puedan notarse un poco más. Pero eso también podría ser un arma de doble filo si las noticias no son las deseadas.
En suma, el escenario no parece tan claro en términos de resultado o beneficio electoral para quienes lo proponen y el problema con la máxima de sembrar la discordia para reinar es que tiene un riesgo de retroversión cuando la dividida es la propia fuerza.