Mr. Beast, ¿una inspiración para poner en práctica la solidaridad?

Cada niño necesita aprender que puede hacer mucho por los demás desde sus propias capacidades, y para ello necesita descubrir lo valioso que es y todo lo que puede dar.

Si eres padre o madre de niños, es muy probable que hayas escuchado de Mr.Beast. Con más de 310 millones de seguidores, este YouTuber es visto en muchos hogares. Aunque su contenido no está dirigido específicamente a niños, ellos lo ven.

Jimmy Donaldson (el nombre real de Mr.Beast), a sus 26 años es dueño del canal de YouTube con más suscriptores. Las estadísticas indican que lidera la lista de los más vistos por niños, y en mi trato cotidiano con familias y docentes, lo he confirmado.

En una conversación con una madre sobre este personaje y lo que sabía de él, la primera palabra que mencionó fue “filántropo”. Su respuesta fue “hace cosas buenas por los demás”. Y así es, ha realizado donaciones significativas e impulsado iniciativas para recaudar fondos en causas nobles. Estas acciones solidarias son vistas y aplaudidas por sus seguidores a través de los videos que publica.

En un intercambio entre YouTubers, Mr.Beast comentó que parte de su misión es “inspirar a los niños a ayudar a la gente”.

¿Qué ven los niños en sus contenidos? Que el dinero es muy útil para ayudar a los demás. Y, efectivamente, lo es, es una forma de ayudar, en especial si tienes tantos dólares como los que entrega Mr.Beast en sus videos (montañas de billetes, literalmente). Sin embargo, el dinero no es la única forma de ayudar y en la infancia este es un mensaje muy importante que, como familias y educadores, necesitamos transmitir a los más jóvenes.

Cada niño/a necesita aprender que puede hacer mucho por los demás desde sus propias capacidades, y para ello necesita descubrir lo valioso/a que es, y todo lo que puede dar, aun sin tener un dólar en el bolsillo.

Por eso, si eres padre, madre, o acompañas la crianza de un niño/a, quiero compartirte tres ideas para inspirarle a ayudar a los demás:

Enséñale a ayudar en el hogar. Desde más temprana edad, mucho mejor. Diversos estudios han concluido que los niños y niñas que participan en las tareas domésticas (adecuadas a su edad, claro está), tienen más probabilidades de éxito en la vida adulta. Sentirse capaces de contribuir en el hogar y trabajar en equipo mejora su autoestima, suscitando sentimientos internos como “yo sí puedo”, “yo soy valioso”, “lo que hago es importante para mí y para quienes me rodean”. Además, fomenta la empatía y refuerza valores como la ética y la igualdad.

No se trata de obligarles, sino de hacerlos parte. Algunas de las primeras tareas que pueden realizar son: ordenar sus juguetes, colaborar en poner la mesa, llevar la ropa sucia a su lugar, ayudar a ponerla en el lavarropas, limpiar el polvo y hacer su cama. A medida que crecen, pueden asumir más de acuerdo a su edad.

Recuerda que tu hijo/a aprende más de lo que eres que de lo que dices. Ellos observan cómo equilibras el bienestar personal y el bienestar común. Ayudar a los demás es una fuente de bienestar tanto para quien ayuda como para quien recibe la ayuda. Como adultos referentes, transmitimos estos valores cuando nos ven trabajar en equipo en casa o participar en la vida comunitaria, ya sea en el barrio, la escuela, en organizaciones benéficas o incluso al ayudar a desconocidos que “necesitan una mano” y nosotros podemos dársela.

Ampliemos el círculo de cuidado de los niños. Esta propuesta del proyecto Making Caring Common de la Escuela de Educación de Harvard invita a motivar a los chicos a preocuparse por un espectro más amplio de personas y a ofrecer su ayuda más allá de su círculo habitual. Por ejemplo, cuando están en deportes de competencia, podemos animarlos a identificar si algún niño o niña del equipo contrario necesita ayuda, y ofrecerla.

Inspiremos a nuestros niños a ayudar desde sus propias capacidades y a reconocer lo valioso de este acto: el bien que pueden hacer. Frente a la filantropía en streaming de Mr. Beast, orientemos a los niños a ser solidarios por el valor intrínseco del acto de ayudar, sin la necesidad de mostrarlo al mundo ni buscar “likes.

En el Día Internacional de la Solidaridad –que se celebra cada 31 de agosto-, recordemos la oportunidad que tenemos en la infancia para cultivar una auténtica actitud solidaria. El mundo necesita ciudadanos dispuestos a realizar pequeños actos cotidianos no mediáticos, que sumen al bien común.

Diana Díaz Alférez es docente de la Licenciatura en Orientación Familiar del Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral.

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